Camino de Santiago del Norte - Etapa 1: Irún - Pasaia - Donosti
near Anaka, País Vasco (España)
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Itinerary description
Madrugón con la esperanza de evitar la ola de calor que se despide de la península en un mes de julio tórrido y de récords. Escribo esta descripción de la ruta en el albergue Atepetxea Ondarreta de la capital donostiarra a 40 grados en el exterior.
Con la luna y el sol en puertas salimos del Albergue Jakubi de Irún. Recorrido irregular, atractivo y serpenteante en este primer encuentro con el Camino del Norte, pasamos algunos puentes de madera, caserios bien cuidados y una zona natural con riachuelo que se dirige al Cantábrico. El terreno va ascendiendo paulatinamente hacia el Jaizquibel sin llegar a coronarlo. Algún perro suelto nos recuerda su función. Asusta un poco pero nada más. Más tranquilas pastan ovejas, cabras y caballos. Saliendo el sol y entre algún claro de vegetación, que es muy tupida como en la mayoría del recorrido. Es una maravilla captar el momento en el que el amanecer ilumina esta parte del Golfo de Vizcaya, con Sant Jean de Luz, Hendaya, Hondarribi y Irún. Juntas pero no revueltas, todas las poblaciones asomadas al Bidasoa y a estrechar lazos entre Euskadi y Frantzia.
Llegamos a un Santuario el cual veíamos iluminado mientras subiamos . Con una luz y un calor ya importante reponemos agua en la fuente anexa, hay bancos y unas vistas increibles; dulces, zumo y frutos secos. Seguimos, largo y angosto recorrido por bosque de castaños, robles, arces y una densidad de helechos digna de mención. Caminamos por encima de los 200 metros de altitud, viendo esporádicamente la cumbre y las antenas de Jaizquíbel. El firme muy pisable, carril forestal y muchísima sombra. Lástima el bochorno que ni siquiera una poderosa trama vegetal puede atenuar. Descenso vertiginoso hacia Pasaia, cafè con hielo en la plaza, casas típicas vascas en un pueblo con mucho ambiente y encanto. Como espectadores del puerto y antes de cruzar en barca ( 0,90 euros la travesía) a la otra orilla ( apenas 150 metros) disfrutamos del trasiego infantil y juvenil, remo, niños al agua, chapuzón para todos. A partir de aquí la cosa se pone muy seria, se sube una pendiente durísima mediante escalones, no se acaban nunca, mucho antes tu paciencia en el conteo. Después el premio, un balcón de kilómetros sobre el mar y unas galerías que la propia vegetación forma donde la luz es una enemiga. Dos faros en este tramo, uno como un castillo en lo alto de un promontorio, parece en uso; el otro abandonado a su suerte sin perder el encanto de su emplazamiento. En este tramo nueva fuente que bien nos viene, un lujo. En el tramo final de la etapa volvemos a oir el alborozo de la próxima playa, la Contxa, espectacular como siempre y poblada por miles de personas. Preciosas las vistas. En San Sebastian /Donosti todo el mundo parece de fiesta, estio de julio. Ambiente y elegancia por doquier con cierto toque de cosmopolitismo. La ciudad es muy seductora, limpia y señorial. El albergue no llega nunca, Ondarreta y por fin. Fuera zapatillas.
Con la luna y el sol en puertas salimos del Albergue Jakubi de Irún. Recorrido irregular, atractivo y serpenteante en este primer encuentro con el Camino del Norte, pasamos algunos puentes de madera, caserios bien cuidados y una zona natural con riachuelo que se dirige al Cantábrico. El terreno va ascendiendo paulatinamente hacia el Jaizquibel sin llegar a coronarlo. Algún perro suelto nos recuerda su función. Asusta un poco pero nada más. Más tranquilas pastan ovejas, cabras y caballos. Saliendo el sol y entre algún claro de vegetación, que es muy tupida como en la mayoría del recorrido. Es una maravilla captar el momento en el que el amanecer ilumina esta parte del Golfo de Vizcaya, con Sant Jean de Luz, Hendaya, Hondarribi y Irún. Juntas pero no revueltas, todas las poblaciones asomadas al Bidasoa y a estrechar lazos entre Euskadi y Frantzia.
Llegamos a un Santuario el cual veíamos iluminado mientras subiamos . Con una luz y un calor ya importante reponemos agua en la fuente anexa, hay bancos y unas vistas increibles; dulces, zumo y frutos secos. Seguimos, largo y angosto recorrido por bosque de castaños, robles, arces y una densidad de helechos digna de mención. Caminamos por encima de los 200 metros de altitud, viendo esporádicamente la cumbre y las antenas de Jaizquíbel. El firme muy pisable, carril forestal y muchísima sombra. Lástima el bochorno que ni siquiera una poderosa trama vegetal puede atenuar. Descenso vertiginoso hacia Pasaia, cafè con hielo en la plaza, casas típicas vascas en un pueblo con mucho ambiente y encanto. Como espectadores del puerto y antes de cruzar en barca ( 0,90 euros la travesía) a la otra orilla ( apenas 150 metros) disfrutamos del trasiego infantil y juvenil, remo, niños al agua, chapuzón para todos. A partir de aquí la cosa se pone muy seria, se sube una pendiente durísima mediante escalones, no se acaban nunca, mucho antes tu paciencia en el conteo. Después el premio, un balcón de kilómetros sobre el mar y unas galerías que la propia vegetación forma donde la luz es una enemiga. Dos faros en este tramo, uno como un castillo en lo alto de un promontorio, parece en uso; el otro abandonado a su suerte sin perder el encanto de su emplazamiento. En este tramo nueva fuente que bien nos viene, un lujo. En el tramo final de la etapa volvemos a oir el alborozo de la próxima playa, la Contxa, espectacular como siempre y poblada por miles de personas. Preciosas las vistas. En San Sebastian /Donosti todo el mundo parece de fiesta, estio de julio. Ambiente y elegancia por doquier con cierto toque de cosmopolitismo. La ciudad es muy seductora, limpia y señorial. El albergue no llega nunca, Ondarreta y por fin. Fuera zapatillas.
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