Camino de Santiago del Norte. Etapa 2: Donosti - Orio - Zarautz

Desde el albergue de Ondarreta el monte Igeldo por el que ascendemos está a tiro de piedra. Amanecer brumoso sobre Donosti con unas buenas vistas tamizadas a mitad de subida por la niebla. El dia se nos viene agradable y colaborador. En el primer ascenso del dia escalones y asfalto para esos 140 - 150 metros de desnivel. Después hortensias, caserios con mucho encanto y la mayor concentración de helechos que recuerdo. El andar se hace muy agradable con frecuentes apariciones del Cantábrico a la derecha. Vacas y caballos a lo suyo, ellas uniformadas con un pelaje rojizo y muchos chotos buscando ubre y alimento. Preciosos nombres para caseríos y propiedades de la zona, escondidos algunos entre la riqueza vegetal, otros ofrecen con descaro su perfil recortándose en el prado. Detrás siempre el azul del mar. Numerosas fuentes impiden cualquier deshidratación y crean esos pequeños oasis en un entorno que de ninguna manera parece un desierto. El camino expedito , la maleza es mantenida a raya por los servicios municipales o de la diputación. Se camina con seguridad. Hasta que llegamos a Orio hay tramos de camino enlosados que parecen de origen romano aunque sabemos que esto no es así. Hay que fijar la atención porque la pendiente es notable y el riesgo de accidente también. El descenso vertiginoso a Orio viene acompañado de una muy agradable brisa marina que se acrecienta cuando atravesamos el puente y vadeamos la ria. Ahora transitamos por la margen izquierda con miles de cangrejos disfrutando entre las rocas del binomio agua sol y una marea en regresión en un clima y un dia típico de julio. Antes hemos podido ver en Orio el orgullo de los oriotarras con sus traineras y sus éxitos en esta disciplina deportiva tan arraigada en la costa de Euskadi. Amarillo es el color, y un escudo en el que destacan dos remos verticales y una inscripción en euskera que no puedo recordar. Los balcones delatan las simpatías. En las marginales de la ria y en un dique seco o de carena unos obreros reparan dos embarcaciones de pesca de bajura. Se hace muy agradable el tránsito por la superficie marginal asfaltada de la ría. En el tramo final de la ruta un ascenso corto pero muy duro entre viñas de txakolí y una bodega y asador que coronan este desnivel. Ahora atravesando instalaciones de un camping plagado de surferos nos dirigimos hacia los preteritos restos del muelle embarcadero de hierro, magníficamente conservados y que merecen una visita. Presenta sus credenciales de playa top la de Zarautz, con unas vistas inmejorables, sólo alteradas por el constante goteo de surferos que ascienden una interminable escalinata hasta sus cuarteles generales. Ya en la playa discurrimos por una pasarela/ galería que deja a los bañistas y surferos a nuestra derecha y a grupetos de golfistas a nuestra izquierda. Por cierto, vaya campo de golf!!! Una visita a la fachada del establecimiento del restaurante del televisivo Karlos ( a 50 euros el menú degustación) y a buscar Hostel donde acicalarnos y disfrutar de una Zarautz que tiene muchas cosas para gustar. Agur!!!