Camino de Santiago del Norte. Etapa 6: Gerekiz - Bilbao

Siempre me es agradable llegar a Bilbao, es una ciudad que me gusta. Salimos con buen día de Gerekiz, un grupo importante de burros pastan en el cercado anexo al albergue donde hemos pernoctado, un par de ellos apenas tienen días. Apuramos las últimas zonas boscosas antes de llegar a la ría y al Gran Bilbao, donde el camino se humaniza, donde la tranquilidad y el silencio dejan paso a la bulliciosa ciudad ennoviada, ahora más que nunca, con el Nervión. Abundantes masas de eucaliptos, árbol estrella de la repoblación en el norte, y los habituales avellanos, robles…e incluso hayas y castaños. El camino alterna asfalto ( con tráfico casi inexistente) con pista forestal y senda, cómodo en lineas generales. Algún caserío aislado y perros y hortensias que se ciñen a las vallas, los primeros marcando el territorio, las segundas luciendo su frondosidad porque el clima se lo pone bien fácil. Aviones en el cielo ya delatan el cada vez más próximo aeropuerto de Loiu. Pasamos junto a una curiosa y bonita Escuela de Barriada de Bizcaya, también bordeamos la Ermita de San Zeledonio en Goikoeletxalde/Eletxalde. Después el habitual descanso con pintxo incluido en Larrabetxu, en una tranquila plaza con una sombra generosa.
Ahora callejeamos por esta localidad que marca el ecuador de la etapa de hoy caminando incluso por arcenes y carriles bici o peatonales con la frecuencia cada vez mayor de tránsito rodado. Lezama y las instalaciones del Athletic Club, zonas industriales después y unos autobuses verdes que comunican esta zona oriental de Bilbao con la propia ciudad. Después de cruzar mediante pasos inferiores la via férrea y la autopista nos disponemos a superar la última y dura dificultad orográfica de la jornada; antes un par de puentes “ de cuento “ , el primero de ellos con la inicial esculpida en piedra sobre ellos de los dos términos que separan, o lo que es lo mismo una L ( Lezama ) y una Z ( Zamudio), bancos para paseantes y una sombra regalada de efecto balsámico, ya empieza a hacer calor. El rampón árido y sin sombra paralelo a la autopista no se hace esperar, después vendrá la umbría pero sin dejar de ascender bastante más allá de los 300 metros de altitud. Coronamos por fin el Monte Avril ( en euskera ) mientras un chorreo de aeronaves cierra su maniobra de aproximación hacia el aeropuerto vizcaíno. Una zona recreativa nos sirve de balcón hacia el Botxo ( agujero ) con el que se identifica a la villa de Bilbao fundada en el siglo XIII por Diego López de Haro, y a quien la ciudad honra su figura dedicándole posiblemente la calle más importante, la Gran Via. Un descenso exagerado nos lleva a los barrios del Este de la ciudad, sobresalen dos torres, la de una chimenea que nos recuerda el pasado industrial de Bilbao y la ría, y como no, la de la Basílica de Begoña, torre aguda que destaca entre bloques de edificios calcados. Cruzamos el extenso Parque Etxebarria . Después las mejores fotos de Bilbao, la ría, el casco viejo, el Mercado de Ribera, la modena arquitectura de las Torres Isozaqui, el mundialmente conocido Guggenheim, y San Mamés o Mirivilla. Bilbao nos recibe, ordenada, moderna, límpia y acogedora. No hay que desaprovechar la ocasión.