Camino del Azahar. Etapa 2: Valladolises - Murcia
near Valladolises, Murcia (España)
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Itinerary description
Esta larga etapa tiene cuatro sectores bien definidos: de Valladolises a Corvera, de Corvera al Puerto de la Cadena, el P. R. El Valle, y desde la Fuensanta hasta el centro de Murcia.
El primer sector es todo por asfalto. Desde Valladolises nos incorporamos a una carretera regional con más tráfico del deseable, así que iremos bien atentos por el andén izquierdo. En muchos momentos hay posibilidad de caminar cómodamente fuera del asfalto. Pasaremos junto a las pistas del Aeropuerto Internacional Región de Murcia, y seguidamente por la Casa de la Torrica, una edificación del siglo XIX, hoy en desuso pero que en su día tuvo bastante importancia en la zona.
Las vistas en este tramo nos muestran al frente la larga silueta de la Sierra de Carrascoy, y a su derecha, si nos fijamos, veremos las antenas de El Relojero, bajo las que pasaremos. No os desmotivéis por lo lejos que están, las alcanzaremos.
Así entraremos en la pedanía murciana de Corvera. Visitamos su Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Como curiosidad, aquí se venía haciendo un rito de exorcismo tras la misa, ya que el párroco era el exorcista oficial de la diócesis.
El segundo sector va desde esta pedanía hasta el Puerto de la Cadena, es decir, a la entrada al Parque Regional El Valle y Carrascoy. La ruta empieza a ponerse bonita una vez que dejamos atrás las carreteras.
Vamos a acceder a una región muy árida, a priori poco atractiva, pero de una belleza extraña y sugestiva de topónimos tan descriptivos como El Baldío o Lo Robado.
Es tierra blanca, sin arbolado, donde sólo prospera el arbusto Las plantaciones son de secano: almendros y cereal.
Casas y cortijos dispersos aquí y allá, destacando una cuya silueta vislumbraremos en la lejanía. Se trata de la Casa del Cerero, de fachada roja y coronada por una tosca espadaña (sin campana), pues tenía una pequeña ermita. Hoy es propiedad de unos cazadores que la usan como campo base.
Se hace necesario llevar el track, ya que no todas las flechas amarillas que seguimos han resistido los avatares del sol, el viento y el paso de vehículos agrícolas, de modo que hay cruces donde se hace imprescindible seguir el GPS.
Tendremos que vadear dos ramblas, la de El Escobedo y la de Los Jurados (ojo si ha llovido). Tras esta última pasaremos ante las ruinas de la Casa de Lo Robado, con un pozo a la derecha del camino. En un tránsito laberíntico saldremos finalmente junto a la mencionada Casa del Cerero, y de nuevo pisamos asfalto, una carreterita sin tráfico que viene de las Casas de la Laguna. Justo al llegar a la primera viramos a la izquierda y conectamos con otro camino asfaltado pegado a la autovía. Giramos a la izquierda, termina el asfalto y seguimos por un sendero que llega a un túnel que tomamos a la derecha. Estamos en el P. R. El Valle y Carrascoy.
Este tercer sector es el más bonito, sin duda, ya que accedemos a una sierra que tenemos que atravesar. Con cerca de veinte kilómetros a cuestas, toca salvar un desnivel de unos doscientos metros, así que paciencia y ánimo.
Aquí compartimos ruta con el PR-MU 23 y con el GR 250 Camino del Apóstol, que también nace en la Dársena de Santiago Apóstol y que llega aquí pasando por Los Martínez del Puerto. Salvo algún corto tramo, nos acompañará hasta nuestro final de etapa.
Nuestro discurrir por la sierra es cómodo, siempre por pistas de tierra, y con algunos rincones de gran belleza por su frondosidad. También disfrutaremos de buenas vistas a la Vega del Segura, de la ciudad de Murcia y su huerta.
Eso sí, habremos acumulado en este sector unos trescientos metros de desnivel positivo, pero serán unos quinientos de bajada, y el último sendero de bajada es precioso, pero algo más incómodo, al tener mucha roca y cierta inclinación. No plantea el menor problema, pero si váis cargados hay que bajar despacio.
Salimos a la carretera y en unos minutos llegamos al Santuario de la Fuensanta, un emblema de la ciudad de Murcia, donde reside su patrona y que todos los años, el segundo martes de septiembre, congrega a miles de devotos en su romería desde la catedral, nuestro punto final de hoy.
El cuarto y último sector pierde atractivo en relación al paso por la sierra. Se trata de bajar desde el santuario a Algezares, pedanía murciana a pie de monte, y desde aquí coger la carretera que, en línea recta, conduce al centro, pasando por el Barrio del Progreso y Santiago el Mayor. Barrios castizos, pero sin atractivo visual.
Será ya en el centro donde disfrutaremos de su patrimonio: la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, un gran templo de porte severo, sede de una de las cofradías de mayor solera, la de los "coloraos". Enfrente, el Jardín de Floridablanca; pequeño sí, pero una auténtica delicia y todo un emblema de la capital murciana.
Sólo queda cruzar el río Segura para llegar a la Glorieta de España, presidida por una estatua al Cardenal Belluga, y donde se encuentra el ayuntamiento, y a sus espaldas, la majestuosa catedral y el Palacio Episcopal.
Aquí, en el corazón y alma de la ciudad de Murcia, finalizamos la etapa.
El primer sector es todo por asfalto. Desde Valladolises nos incorporamos a una carretera regional con más tráfico del deseable, así que iremos bien atentos por el andén izquierdo. En muchos momentos hay posibilidad de caminar cómodamente fuera del asfalto. Pasaremos junto a las pistas del Aeropuerto Internacional Región de Murcia, y seguidamente por la Casa de la Torrica, una edificación del siglo XIX, hoy en desuso pero que en su día tuvo bastante importancia en la zona.
Las vistas en este tramo nos muestran al frente la larga silueta de la Sierra de Carrascoy, y a su derecha, si nos fijamos, veremos las antenas de El Relojero, bajo las que pasaremos. No os desmotivéis por lo lejos que están, las alcanzaremos.
Así entraremos en la pedanía murciana de Corvera. Visitamos su Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. Como curiosidad, aquí se venía haciendo un rito de exorcismo tras la misa, ya que el párroco era el exorcista oficial de la diócesis.
El segundo sector va desde esta pedanía hasta el Puerto de la Cadena, es decir, a la entrada al Parque Regional El Valle y Carrascoy. La ruta empieza a ponerse bonita una vez que dejamos atrás las carreteras.
Vamos a acceder a una región muy árida, a priori poco atractiva, pero de una belleza extraña y sugestiva de topónimos tan descriptivos como El Baldío o Lo Robado.
Es tierra blanca, sin arbolado, donde sólo prospera el arbusto Las plantaciones son de secano: almendros y cereal.
Casas y cortijos dispersos aquí y allá, destacando una cuya silueta vislumbraremos en la lejanía. Se trata de la Casa del Cerero, de fachada roja y coronada por una tosca espadaña (sin campana), pues tenía una pequeña ermita. Hoy es propiedad de unos cazadores que la usan como campo base.
Se hace necesario llevar el track, ya que no todas las flechas amarillas que seguimos han resistido los avatares del sol, el viento y el paso de vehículos agrícolas, de modo que hay cruces donde se hace imprescindible seguir el GPS.
Tendremos que vadear dos ramblas, la de El Escobedo y la de Los Jurados (ojo si ha llovido). Tras esta última pasaremos ante las ruinas de la Casa de Lo Robado, con un pozo a la derecha del camino. En un tránsito laberíntico saldremos finalmente junto a la mencionada Casa del Cerero, y de nuevo pisamos asfalto, una carreterita sin tráfico que viene de las Casas de la Laguna. Justo al llegar a la primera viramos a la izquierda y conectamos con otro camino asfaltado pegado a la autovía. Giramos a la izquierda, termina el asfalto y seguimos por un sendero que llega a un túnel que tomamos a la derecha. Estamos en el P. R. El Valle y Carrascoy.
Este tercer sector es el más bonito, sin duda, ya que accedemos a una sierra que tenemos que atravesar. Con cerca de veinte kilómetros a cuestas, toca salvar un desnivel de unos doscientos metros, así que paciencia y ánimo.
Aquí compartimos ruta con el PR-MU 23 y con el GR 250 Camino del Apóstol, que también nace en la Dársena de Santiago Apóstol y que llega aquí pasando por Los Martínez del Puerto. Salvo algún corto tramo, nos acompañará hasta nuestro final de etapa.
Nuestro discurrir por la sierra es cómodo, siempre por pistas de tierra, y con algunos rincones de gran belleza por su frondosidad. También disfrutaremos de buenas vistas a la Vega del Segura, de la ciudad de Murcia y su huerta.
Eso sí, habremos acumulado en este sector unos trescientos metros de desnivel positivo, pero serán unos quinientos de bajada, y el último sendero de bajada es precioso, pero algo más incómodo, al tener mucha roca y cierta inclinación. No plantea el menor problema, pero si váis cargados hay que bajar despacio.
Salimos a la carretera y en unos minutos llegamos al Santuario de la Fuensanta, un emblema de la ciudad de Murcia, donde reside su patrona y que todos los años, el segundo martes de septiembre, congrega a miles de devotos en su romería desde la catedral, nuestro punto final de hoy.
El cuarto y último sector pierde atractivo en relación al paso por la sierra. Se trata de bajar desde el santuario a Algezares, pedanía murciana a pie de monte, y desde aquí coger la carretera que, en línea recta, conduce al centro, pasando por el Barrio del Progreso y Santiago el Mayor. Barrios castizos, pero sin atractivo visual.
Será ya en el centro donde disfrutaremos de su patrimonio: la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, un gran templo de porte severo, sede de una de las cofradías de mayor solera, la de los "coloraos". Enfrente, el Jardín de Floridablanca; pequeño sí, pero una auténtica delicia y todo un emblema de la capital murciana.
Sólo queda cruzar el río Segura para llegar a la Glorieta de España, presidida por una estatua al Cardenal Belluga, y donde se encuentra el ayuntamiento, y a sus espaldas, la majestuosa catedral y el Palacio Episcopal.
Aquí, en el corazón y alma de la ciudad de Murcia, finalizamos la etapa.
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