CAMINO DEL BESAYA (CALZADA DE LOS BLENDIOS): Etapa 4 Santiurde de Reinosa-Fontibre-Reinosa

Preciosa etapa hoy, donde nos tomamos la licencia de hacer una modificación del trazado oficial del Camino del Besaya, prácticamente a 1'5 km antes de poderla concluir en Reinosa, para alargarla unos kilómetros más y visitar el nacimiento del emblemático río Ebro en Fontibre. De esta manera en una misma ruta visitaremos el nacimiento de dos ríos de vertientes diferentes, el Besaya, de la vertiente cantábrica, y el Ebro, de la vertiente mediterránea. La primera parte de la etapa es realmente bonita, unos kilómetros de montaña de los que se recuerdan. Salimos del albergue La Torre y siguiendo la señalización, dejamos atrás Santiurde para salir por una calle que se convierte en la entrada a un campo. Atención, porque en el punto donde hemos puesto un waypoint de la panorámica del viaducto, hay que desviarse hacia la derecha en subida para coger un camino que nos evita tener que abrir una portilla ya nada más comenzar. Nos iremos aproximando progresivamente al viaducto hasta pasarlo por debajo, seguir atravesando una zona abierta de campo, y al poco, superar una portilla para adentrarnos ya en el bosque del barranco de Santiurde. A nuestra izquierda desciende el arroyo del barranco y pasando un primer puente o palanca de madera que no debemos cruzar, llegaremos a un segundo puente que en esta ocasión si que deberemos cruzar. El camino es bastante húmedo, encontrando buenos tramos de roca tapizada por el musgo. Pasaremos el segundo puente de madera y luego a pie por unas piedras cruzaremos el arroyo para poder seguir y pasar al lado del acceso a la Cueva de Juan Marín. Aunque es visible desde el camino, vale la pena acercarse para ver su profundidad. Con cuidado, porque el acceso es resbaladizo. En invierno y épocas de lluvia por allí sale una importante cantidad de agua que contribuye a aumentar el caudal del río Albardón, o arroyo del Barranco de Santiurde, que son los nombres del río que estamos siguiendo. El agua ha hecho un canal subterráneo entre el complejo cárstico y si se sigue la cueva y el cauce de la surgencia se llega a un lago. El camino parece enrevesado entre piedras y bifurcaciones, sin embargo, si nos fijamos bien, aunque están muy difuminadas, hay marcas que nos indican hacia donde seguir. Acabaremos pasando otra portilla y al poco dejaremos el bosque y saldremos a campo abierto aunque con zona boscosa aún a tocar. En esta parte, en algunos trozos el track no sigue estrictamente las señales puesto que tuve que pasar por donde podía debido al mucho barro que había en muchos tramos de la lluvia del día anterior. La pista alternada con sendero es visible inicialmente, aunque más adelante cuando lleguemos a campo más abierto, cuesta encontrar marcas y hay que tirar del sentido de la orientación. Huelga decir que las vistas hacia cualquiera de los puntos cardinales son magníficas desde allí arriba. Si vamos siguiendo el trazado llegaremos a un punto donde a la derecha veremos una serie de postes amarillos de la señalización del gas, es hacia allí hacia donde debemos ir. Después llegaremos a una portilla que deberemos pasar y poco después tendremos que girar ligeramente a la izquierda en dirección a unas ruinas que ya se dejan ver en esa dirección. Después de esas ruinas y de un tramo con bastante matorral y mal proceder con barro, como fue en mi caso, ya comienza el descenso, con tramos más o menos complicados y algo perdedores al final, pero bastante intuitivos, porque se trata de llegar al pequeño pueblo que hay al fondo del valle, Morancas. Superada una portilla entraremos al pequeño pueblo que atravesaremos y atención, porque al poco de iniciar la pista, hay que coger un discreto sendero que sale a la izquierda. El sendero, que va bajando, estaba bastante tapado por la vegetación cuando yo pasé, y los bastones me fueron de gran ayuda. Claramente, hacía tiempo que nadie bajaba por allí. En la última parte la pendiente se hace más pronunciando y acabamos desembocando en un pequeño puente y un panel informativo sobre el río Besaya, cuyo nacimiento esta ya a tocar algo más adelante y al que se llega pasado un bonito túnel vegetal de árboles. Allí, tenemos el nacimiento, una virgen, un jardín y una fuente, además de otro panel informativo. Dejado el nacimiento atrás, una pequeña subida y en lo sucesivo un desdibujado a tramos sendero entre sorprendidas vacas, al menos el día de mi paso, que sin mayor dificultad, en este caso es intuitivo al tener Reinosa a la vista, nos dejaría en el final de etapa a no ser que como fue el caso, decidamos alargar la corta etapa para ir al nacimiento del río que da nombre a nuestra península. Para ello, a la altura de una pequeña laguna, tomaremos la pista que sale a la derecha en dirección al pueblo de Fresno de Río. Pasado ese pueblo veremos a nuestra derecha un cercado donde se encuentran las ruinas, y nunca mejor dicho, del Monasterio de Santa María de Fresno. Continuaremos siguiendo la anodina pista hasta llegar a La Miña. Ojo, porque la población está dividida en dos sectores, uno al Norte y otro, el que nos interesa, al oeste. La pista nos llevaría al primero, y para ir al segundo, lo más corto es coger un sendero que queda en línea recta en nuestra dirección en vez de seguir la pista que gira 90° a la derecha. Volvemos a transitar por un sendero bastante cerrado y pedregoso que nos sacará a una granja, y luego a unas casas pareadas. Siguiendo la pista llegaremos a la carretera CA-822 y a Fontibre, turístico pueblo donde vale la pena si las fuerzas lo permiten, darse un paseo por el bonito parque del nacimiento del río Ebro. La vuelta, la haremos por un cómodo carril bici que en unos 5 km, pasa por los pueblos de Salces y Nestares, antes de entrar a Reinosa, concluyendo la etapa en la plaza del ayuntamiento. No hay problema para encontrar alojamiento en la población, el Hotel Vejo, por ejemplo, es una buena opción.