Camino Lebaniego. 2ª etapa. Cades - Cicera.

Nos hemos puesto en marcha a la altura del Albergue el Cárabo, con un teléfono de contacto en su puerta, en el que solo salía una grabación para alquilar por internet. Aviso para aquellos que quieran reservar. La credencial en éste caso se puede sellar en el Ayuntamiento de Herrerías que está cerca y en línea de ruta, al que se llega tras cruzar el Puente El Arrudo construido en 1921 en sustitución del antiguo que era de madera. La población más pequeña del término municipal de Herrerías toma su nombre del puente y todo son casas diseminadas.

Algo más adelante por la izquierda se encuentra el edificio de la Ferrería de Cades que se terminó de construir en 1752. El agua del río Nansa, captada a unos1.000m río arriba era transportada mediante un canal que ponía en marcha dos molinos harineros además de la propia ferrería. Al lado de ella se halla la casa blasonada de los propietarios y un hórreo, conocidos en esta región como paneras, muy parecidos a los hórreos asturianos. La ferrería catalogado como Bien de Interés Local estaba dedicada a la obtención de hierro y recientemente se ha realizado una rehabilitación integral de ella, de su maquinaria, del molino anexo y de todo su entorno¹. Justamente se encontraba cerrada hasta el 28 de junio, hoy.

Se va ganando altitud con bastante suavidad y la carretera con muy poco tráfico en ocaciones se estrecha algo, siempre con el río Lamasón guiándonos, pasando por pequeñas poblaciones, con vistas sobre pastos y bosques frondosos, espesos, impenetrables, donde el verde lo domina absolutamente todo.

Un humilladero junto a la carretera, pequeño lugar de devoción con una cruz o imagen religiosa², nos indica la cercanía a Sobrelapeña, con 33 habitantes y donde se encuentra el ayuntamiento de todas las aldeas que conforman el término municipal de Lamasón. En este pequeño caserío añejo se respira, al igual que en otros del Camino, ese ambiente de la España vaciada y le dediquemos una corta visita desviándono de la carretera.

Lo primero que llama la atención al entrar a Lafuente es la iglesia románica de Santa Juliana, del siglo XII, debajo los lavaderos y pegados a ellos una casona señorial que sobre el muro de entrada de su derecha tiene una cabeza tallada en piedra con una inscripción "CToS PAsN QE no BuELBEN Año DE 1625″ y que traducida de forma libre viene a decir cuantos pasan que no vuelven. Me hicieron fijarme en ella dos vecinos mallores con los que estuve hablando un largo rato y es que antiguamente todos los difuntos del pueblo pasaban por ahí para ser enterrados en el cementerio que estaba junto a la ermita y esos ya no regresaban. Éste busto femenino forma pareja con el otro de facciones masculinas que se encuentra al otro lado del portal y son conocidos como La Pareja de Lamasón.

Para los que quieran acortar la ruta o realizarla de otra manera, en Lafuente se encuentra el Albergue los Pumares, teléfono 651624128. He leído que es exclusivo para peregrinos pero que en temporada baja admite a otros senderistas bajo reserva. Mejor llamar o mandar un correo electrónico a su enlace en internet. De todas formas, la masificación es un problema del que de momento se salva este Camino, con unas cifras, según datos oficiales, que en 2022 no llegaron a los 9600 peregrinos en todo el año; una maravilla de tranquilidad.

Proseguimos subiendo hacia Burió en donde a partir de la última casa el camino se vuelve de hormigón y toma una pendiente insospechada que hay que tomársela de forma relajada, no hay otra. Los primeros 380m tienen un desnivel del 15%. Por la izquierda tenemos vistas sobre el valle del río Lamasón y el pueblo de Lafuente.

Tocamos de nuevo el asfalto por última vez antes de llegar al Collado de Hoz, en donde hay una buena muestra de invernales, un tipo de edificaciones destinadas a dar refugio al pastor y su ganado. Tras pasarlo nos desviamos por el único camino de tierra del día, Cuesta las Navas, una pista forestal en no muy buenas condiciones. Todo será bajar por ella hasta la población de Cicera donde hemos terminado hoy.

A tener en cuenta que los establecimientos de comidas son escasos o no existen, por lo que hay que ser previsor y buscar donde avituallarse. En nuestro caso que no hemos ido de albergues lo hemos tenido mucho más fácil. En la etapa de hoy el único punto donde se puede comer es en Quintanilla, antes de llegar a Sobrelapeña, pero ello supone dar un rodeo de 1'4 kilómetros para luego, sin necesidad de volver por el mismo camino, enganchar de nuevo la ruta entrando por la parte trasera de Sobrelapeña. En los albergues por lo general se puede preparar algo a la salida para aguantar la etapa. En Cicera hay un bar que da menú para comer y cenar, que abre aproximadamente de 10'00 a 22'00 horas, el Refugio de Otto.

Menos los últimos dos kilómetros y medio que son por pista forestal de tierra, el resto se realiza por carretera de asfalto y alguna por camino de hormigón, con poquísimo tráfico y muy pocos peregrinos. Como ya es de sobra conocido, el Camino Lebaniego fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO por su doble aspecto cultural y natural, que refleja la interacción del hombre y naturaleza y la necesidad de preservar el equilibrio entre ambos.

Algo que es común para todo el Camino Lebaniego es su climatología cambiante. Veníamos con las predicciones de la AEMET con más de un 80% de posibilidad de lluvia y solo cayó un sirimiri cinco minutos; el resto nublado y fuerte sol. Conviene ir preparado para todo ello con chubasquero, protección solar y gorra.

Compañera de ruta, Magdalena.

Páginas consultadas:

1.-https://www.turismodecantabria.com/disfrutala/que-visitar/331-ferreria-de-cades

2.-https://www.abc.es/madrid/20150520/abci-origen-humilladero-madrid-201505191822.html#:~:text=La%20palabra%20%C2%ABhumilladero%C2%BB%20podr%C3%ADa%20aludir,una%20imagen%20o%20una%20cruz