Camino natural del río Guadalaviar.

Bella y sencilla ruta de senderismo desde el barrio de San Blas, que permite descubrir este tramo inicial del río Turia, que a estas alturas recibe el nombre de río Guadalaviar, pasando por:

- Mirador del Balsón Grande (1.2 km)
- Cueva de la Murciagana (3.2 km)
- Embalse del Arquillo (4.2 km)
- Fuente de la Señorita (7.5 km).

IMPORTANTE: En época de lluvias o tras un episodio de lluvias copiosas no es recomendable la realización de este recorrido. La mayor parte del mismo es inundable, y no hay que olvidar que en caso de tener que aliviar la presión en la presa, el caudal podría subir rápidamente.

Iniciamos el recorrido desde el parking que hay en la zona de las escuelas (al lado de la iglesia), y atravesamos el núcleo urbano por la travesía dirección oeste, al llegar al puente seguimos recto (sin cruzar el río), por la margen derecha hasta llegar a las ruinas de un viejo molino (podéis también aparcar aquí e iniciar el recorrido desde este punto).

Un descolorido cartel nos da la bienvenida al inicio del sendero, junto con un curioso “atril” que esconde un mensaje para el caminante.

Al lado del molino hay unas escaleras que permiten bajar y visitar la fuente de las Señoritas (solo se puede cruzar si el caudal es bajo). Tras la breve visita toca seguir el camino dirección al embalse.

Sin posibilidad de pérdida, con mucha infraestructura para facilitar la marcha (demasiada para mi gusto), y postes verticales en todos los cruces, tras una breve subida se llega al mirador del Balsón Grande.

Un poco más adelante se encuentra el mirador Del Pozo del Chopo, y en la bajada nos encontramos con la opción de seguir hacia el embalse del Arquillo por la parte alta (con buenas panorámicas), o seguir el itinerario por el río. Nosotros optamos por la subida y el regreso lo hicimos por el río (las vistas desde la parte alta merecen la pena, y el recorrido está también perfectamente señalizado y con las adecuaciones correctas sobre el terreno para recorrerlo con seguridad).

Un descenso por una senda de pendiente pronunciada, en zigzag y con escalones nos devuelve de nuevo al río, y siguiendo la senda (que mediante diferentes pasarelas y puentes va jugueteando sobre las aguas), llegaremos hasta la cueva de la Murciagana.

Esta pequeña cavidad tiene un fascinante ojo en su bóveda que permite a luz solar entrar y dota a este espacio de un cierto halo mágico.

Continuando el recorrido, de nuevo pasando puentes y pasarelas, llegamos a pie de presa. Una fuerte pendiente de ascenso nos lleva hasta un tramo de pista cimentada que da acceso a la estación de aforo de la presa. Bajamos unos metros por esa pista en dirección a la presa y a los pocos metros, a mano derecha, volvemos a subir por unas empinadas escaleras hasta llegar a la carretera de acceso a la presa.

En la misma presa del Arquillo también hay espacio para aparcar, por lo que se podría iniciar desde ella este recorrido.

Desde la presa, deshacemos nuestros pasos descendiendo por la senda escalonada hasta el río, y vamos regresando dirección al barrio de San Blas.

Volvemos a pasar por la cueva de la Murciagana, y seguimos hasta llegar al punto por el que descendimos del tramo alto del recorrido.

Dejamos a nuestra derecha la senda por la que descendimos del tramo alto y seguimos recto por la senda que va pegada al río (el tramo que no caminamos a la ida).

Es la parte más angosta y bella del recorrido, con pasarelas (una de ellas, anclada en la roca, se eleva unos tres metros del cauce y permite caminar “sobre las aguas”). Puentes, pasarelas, el ruido del agua y la vegetación de ribera nos acompañan en el recorrido de vuelta.


AVISO: Queda bajo la RESPONSABILIDAD de quien la realice, tomar las medidas de seguridad apropiadas para cada itinerario, que dependerán de las condiciones climatológicas, así como la preparación tanto técnica, como física y mental de quienes realicen la ruta. Quede bien claro, que todo lo indicado (track y comentarios) es meramente informativo, eximiéndose al autor de responsabilidad alguna, ante cualquier percance que pudiera sufrir, quien por voluntad propia o inducida, realice la ruta.