Camiño Portugués. Etapa 8: Pontesampaio ~ Santa María de Alba.

Nos acercamos a PonteSampaio para continuar nuestro Camino. Ya entramos en el Concello de Pontevedra y en esta nueva etapa alcanzaremos su ciudad, la cual recorreremos y dejaremos atrás para finalizar en Alba, junto a la Igrexa de Santa María.
Comenzamos junto al puente y enseguida tomamos a mano izquierda una calle en ascenso; cruzamos así la pequeña y bonita localidad de Pontesampaio por estrechas calles realizando varios giros entre hórreos, cruceiros y las casas del lugar.
Tras algún giro más abandonamos Ponte Sampaio en subida. Pronto llegamos al paraje donde se encontraba la Ponte Nova, un puente medieval de un arco que se hizo añicos en 2006 por una riada del río Ulló. El Camino Portugués fue desviado y en octubre de 2010 se inauguró un puente nuevo, aunque ahora de acero y hormigón. Tras a Ponte Nova nos adentramos en la Brea Vella da Canicouva, aquí continuamos por un antiguo y empedrado camino que transcurre por el itinerario de la vía romana XIX.
Por una pista entre robles y más tarde asfaltada entramos en la parroquia de Figueirido, Concello de Vilaboa. Los primeras casas corresponden al lugar de Bergunde. Más adelante pasamos junto a una fuente con la inscripción montes de Figueirido y de inmediato por los lugares de Boullosa y Alcouce.
Seguimos el descenso hasta toparnos con la EP-0002, carretera que se cruza en la parroquia de Santa Comba de Bértola y que da paso a un corto tramo de eucaliptos, castaños y robles.
En el lugar de O Pobo nos encontramos las dos alternativas para llegar a Pontevedra, a la derecha nos llevaría por el arcen de la carretera EP-0002, pero nosotros elegimos la de la izquierda y continuamos por el paseo fluvial do Rio dos Gafos. Los dos caminos se unen a la entrada de la ciudad, por nuestra parte recomendamos éste último, ya que nos quita de carretera y va por un tramo muy agradable y resguardado del sol en días de verano.
Alcanzamos el núcleo urbano de Pontevedra y pronto cruzamos por un paso inferior las vías del tren. Pasamos junto al Albergue de peregrinos de la Xunta, la estación de autobuses y la del ferrocarril; al llegar a la rotonda tomamos la calle Gorgullón.
Las flechas amarillas nos llevan hasta el interesante casco antiguo de Pontevedra, declarado Conjunto Histórico-Artístico y que merece una pausada visita. Está considerado el segundo conjunto monumental de Galicia, solo por detrás del de Santiago de Compostela, y es uno de los mejor conservados.
Destaca su Santuario de la Virgen Peregrina, patrona de la provincia y del Camino Portugués. Un peculiar templo de finales del siglo XVIII que se caracteriza por su planta circular en forma de concha de vieira. Está dedicado a la virgen que, según la tradición, guiaba a los peregrinos desde Baiona hasta Compostela.
Desde el santuario de la Virgen Peregrina la señalización nos lleva por la calle dos Soportais da Ferrería y la plaza de Curros Enríquez, donde destaca su fuente de 4 caños.
Salimos de Pontevedra cruzando el río Lérez por el Puente do Burgo, cuyos primitivos restos romanos (de los que no se conservan vestigios) dieron nombre a la ciudad: Ponte Veteri, «puente viejo». Reconstruido completamente en el medievo, ha sufrido sucesivas reformas a lo largo de los siglos y hoy es un moderno puente peatonal de 13 arcos.
Tras cruzar el puente nos desviamos a la derecha y seguimos hasta alcanzar la zona conocida como A Xunqueira. Otra alternativa que merece la pena, ya que va por un bonito paseo junto al río Gándara y las Marismas de Alba, un humedal de 80 hectáreas que alberga cientos de especies vegetales y de aves.
Al terminar la zona de las marismas y pasar junto a la fuente de la Comunidad de Montes, llegamos al lugar de Pontecabras. Desde aquí, para los peregrinos que lo deseen, parte la Variante Espiritual que continúa hacia la izquierda.
No es nuestro propósito, así que nos desviamos a la derecha y pasamos bajo las vías del tren para alcanzar muy pronto el final de nuestra etapa, Santa María de Alba. La iglesia, construida en 1595, es heredera del templo consagrado en el siglo XII por el célebre arzobispo Diego Gelmírez y fue reformada a finales del siglo XVIII al mismo tiempo que fue levantada la casa rectoral. Aquí ponemos fin a esta corta y fácil etapa.
Señalar que como las anteriores, cuenta con muy buena señalización y acondicionamiento. No presenta ningún tipo de dificultad técnica y es un trayecto ameno y muy agradable.
Buen camino!