Camino Primitivo etapa 9: O'Cadavo - Lugo

Las dificultades y la dureza propia del Camino Primitivo desaparecen finalmente en esta jornada, un día plácido, exceptuando la salida donde hay un pequeño puerto que superar, y el resto del día la dificultad es básicamente la cantidad de kilómetros que se han de caminar y el calor del día durante el mes de julio. Además en este día voy algo más lento por problemas en el tendón de aquiles, por lo que tardamos más en completar la etapa.
Tras salir de O'Cadavo, se sube por carretera hasta el Alto da Vaqueriza en el km. 3,8 de 870 metros de altitud.
Antes en el km 2,6 hay una variante que pone complementaria, pero que en realidad es el camino antigua que llevaba a Vilabade y que permite visitar la iglesia de Santa Maria de Vilabade, una preciosidad. Apenas se alarga un poco el camino y vale mucho la pena. La iglesia está en el km. 6 y además junto a ella hay una especie de bar-caravana ideal por si se quiere tomar un café o refrigerio.
Después se continua por la carretera hasta llegar a Castroverde, en el km. 8, ideal para desayunar. Hay varios bares, por lo que no es un problema encontrar un sitio para comer algo.
El camino discurre por bellos senderos y carreteras muy locales pasando por pequeñas poblaciones. Si se quiere beber algo hay un puesto de maquinas expendedoras muy bien montado en el km 17,5 en Gondar.
En el km. 21 hay un tramo bastante horrible de 1,5 km. que va por la carretera LU-530 muy transitada y que el caminante quiere acabar cuanto antes.
A partir del km. 24-25 el camino ya se hace pesado, una pista ancha, casi sin sombra que atraviesa las autopistas y carreteras que rodean Lugo y lo único que se piensa es en llegar ya a la cercana meta. Antes de entrar a Lugo se baja hasta el río, para el último km. remontar cuesta arriba hasta llegar frente a sus murallas, nuestro punto final del día tras 30 km caminando.
Lugo es precioso, una ciudad sorprendente, más allá de sus murallas tiene una ciudad vieja mucho menos turísitca que otras ciudades, y vale mucho la pena perderse por sus calles. De hecho si se tiene tiempo es una gran idea pasar aquí otra noche y tomarse un día de descanso para visitarla tranquilamente, en esta ocasión no tuvimos tiempo de hacerlo, pero me hubiera encantado. Nosotros dormimos en la Pensión San Roque, justo frente a sus murallas.