Camino Primitivo (Parte Asturiana) - Etapa7. Berducedo - Grandas de Salime

01 de Julio 2016

IBP Index = 81HKG

Partimos desde Berducedo por pista de asfalto en fuerte ascenso durante 1 Kilómetro entre prados vaqueros y tierras de labranza, lo que nos hace ascender los primeros 100 metros de esta corta pero dura jornada. En el cruce de caminos que aquí encontramos debemos seguir recto.

A continuación un suave pero prolongado descenso (de 3,3 Kilómetros) nos acerca hasta la Mesa, primero atravesando un bosque para proseguir por camino despejado.

En la Mesa nos recibe la preciosa Iglesia de Santa María Magdalena (S. XVII), construida con mampostería de pizarra ligada con mortero.

Desde la Mesa salimos por carretera en duro ascenso, en los próximos 1,5 Kilómetros ascenderemos casi 200 metros, hasta llegar a la meseta que dominan un grupo de 12 aerogeneradores que dejaremos a nuestra izquierda, bordeando su posición.

1 Kilómetro después de haber coronado y tras un suave descenso salimos de la carretera a mano derecha (donde la misma hace un brusco giro a izquierdas) y entramos en Buspol, que antiguamente contó con hospital de peregrinos, hoy en día convertido en caserío.

En esta localidad podemos ver a pie de camino una joya de tiempos pretéritos, la capilla de Santa Marina de Buspol (S. XIV), pequeña construcción de mampostería de pizarra a hueso y cubierta de losa a tres aguas, cuya espadaña cuenta con una de las campanas de bronce más antiguas de Asturias.

A continuación un fortísimo descenso nos hace perder más de 500 metros de altura en apenas 3 Kilómetros, dejándonos unas tremendas vistas sobre el embalse de Salime (S. XX) cuya construcción inundó la capital del concejo que da nombre al embalse y muchos de los puentes por los que cruzaban los peregrinos para salvar el rio Navia.

A continuación el descenso se suaviza, los 3 siguientes Kilómetros nos hacen descender otros 175 metros, sin perder las maravillosas vistas del embalse, hasta llegar a la carretera AS14, que recorreremos durante unos 400 metros.

En este punto y a nuestra derecha, casi imperceptible, aparece una puerta enclavada en la roca y por la que debemos entrar. Es otro punto de esta jornada que no debemos perder, el mirador sobre el salto del Salime, también llamado la boca de la ballena. Es un mirador colgante obra de Joaquín Vaquero Turcios, hijo del arquitecto Joaquín Vaquero Palacios, que fue el diseñador de la presa y desde el que se puede observar todo el conjunto de la misma.

500 metros más adelante, siguiendo por la carretera llegamos a la presa, a nuestra izquierda el embalse y a la derecha el salto del Salime y abajo el rio Navia. Por todos lados podemos ver los silos y tolvas usadas para la fabricación de hormigón (ya que este se producía a pie de obra), así como almacenes, carreteras y cuatro poblados (hoy en día abandonados) levantados para alojar a los obreros que hicieron posible la construcción.

A partir de aquí, la parte más dura de la jornada, 6,5 Kilómetros de continua subida, primero por carretera (los 4,5 primeros, agotadores) y luego otros 2 (mas llevaderos) por caminos entre bosques.

En el primer tramo (por la AS14) pasaremos por el Hotel y Albergue Grandas y un poco más adelante por un mirador, desde ambos puntos tendremos muy buenas vistas del embalse y de la dura bajada que hicimos desde los aerogeneradores hasta la presa.

Tenemos que estar atentos, tras recorrer los citados 4,5 Kilómetros de carretera a un desvío a nuestra izquierda (señalizado), que nos lleva a los 2 últimos Kilómetros que haremos por camino hasta la localidad de Grandas de Salime.

En este último tramo pasaremos por unos panales (precaución a los alérgicos a las picaduras de abeja) y tras cruzar de nuevo la AS14 a la altura de un lavadero nos introducimos finalmente en Grandas de Salime por la Avenida Ferreiro, donde podemos ver el Museo Etnográfico y finalmente tras pasar por la Plaza de la constitución (donde reside el ayuntamiento) llegar al final de nuestro camino en la Colegiata de San Salvador.

Esta Colegiata, ya mencionada en el S. XII, fue totalmente remodelada y ampliada en sucesivas obras entre el S. XVII y el S. XIX, por lo que en ella confluyen varios estilos, conservándose tan sólo la magnifica portada románica, unas gárgolas próximas y la pila bautismal de la edificación original. También destaca el retablo mayor, de estilo barroco, y el pórtico del S. XIX.