179. Camino Valcavao y Las Mesas (ruta 2: Siamesa Derecha)

📸 FOTOS:
▶ Las fotografías se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


✔ [La crónica de esta ruta (Camino Valcavao y San Pantaleón, ‘Siamesa 1’) es *la misma* que para la ruta asociada (Camino Valcavao y Las Mesas, ‘Siamesa 2’) en las siguientes secciones: ‘LAS SIAMESAS’, PREÁMBULO, y ANÉCDOTA. Las crónicas son *diferentes* para las secciones: LA RUTA y DESTACADO.]

INDICE IBP de Dificultad de la Ruta 2

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 32 (para Senderismo): dificultad 'Fácil' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 236 metros (superior al que estima Wikiloc).

‘LAS SIAMESAS’ (Común)

Estas dos rutas son ligeras (cortas y sin mucho desnivel) y están juntas. Tanto, que me he atrevido a denominarlas “Las Siamesas”: la 1, a la izquierda; la 2, a la derecha:

Ambas comparten la espina dorsal, el valle Valcavao (unos 2,2 km de largo). Luego, cada una tiene sus extensiones laterales y su ‘cabeza’ inclinada hacia lados opuestos: La 1, hacia el pueblo de San Pantaleón del Páramo (izquierda); la 2, hacia la lora de Las Mesas (derecha).

El recorrido por el tronco común, el valle, no tiene por qué ser una mera repetición en ambas. Nosotros ascendimos por él (a primera hora) en la ruta 1 y descendimos (a última) en la ruta 2.

Para aumentar aún más la variedad, en la ruta 1 atravesamos el valle longitudinalmente por el camino; en la 2, por el fondo del barranco, por el lecho seco del arroyo que lo surca.

Ambas rutas, una tras otra, se pueden hacer holgadamente en una mañana (en menos de dos horas cada una), desde el mismo punto de inicio para las dos.

Las tomamos prestadas de distintos usuarios (ver debajo). Enlazamos los recorridos, aunque manteniendo la separación. Así, cada ruta se puede seguir independientemente.

Ambas están salpicadas de aerogeneradores. No molestaron. Incluso ayudaron a dar perspectiva. Algún esporádico e irregular ‘claaác’,…’claaác’ nos recordó que también ellos son ‘mortales’…, o sufren achaques.

PREÁMBULO (Común)

Ya íbamos. Estábamos en marcha. Aún sobre ruedas. Pero todavía no sabíamos a dónde. Increíble, pero verdad.

--“Tú tira, que ya, si eso, decidimos”.
… --“¿’Si eso’…?”.
… --“Sí, según veamos el cielo”.
… --“Pero si ya has consultado la previsión meteorológica…”.
… --”Ya, pero sabes lo poco que me gusta la ambigüedad. Tengo que palparlo con mis propios ojos”.

En esas íbamos, ya a varias decenas de km de casa. Con todo en el aire. Vale, todo, todo, no. Digamos que habíamos acotado las opciones. Quedaban tres alternativas. En la misma dirección, si bien entre ellas había una distancia considerable.

De pronto, frené y di un giro (con prudencia). --“Aquí. Decidido”. … --“Pero…”.

Y algunos dicen que somos muy previsores, calculadores; que sopesamos mil-y-un pros y contras antes de dar el primer paso; para tener todo controlado en las rutas. ¡Andayá! (o como quieras decirlo).

LA RUTA (‘Siamesa 2’) (Propio)

Para esta ruta nos guiamos por el trazado de ‘Angelbur’ (https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valcavado-y-las-mesas-15990553 ). Hicimos algunas variaciones sin mayor importancia.

Una de esas diferencias consistió en invertir la orientación del recorrido. En lugar subir inicialmente por el valle Valcavao (como hizo ‘Angelbur’), lo dejamos para el regreso, como descenso. Empezamos subiendo a la lora de Las Mesas.

Otra diferencia consistió en recorrer el estrecho valle Valcavao por el fondo, el lecho del arroyo; en lugar de unas decenas de metros más arriba, por el camino. Así añadíamos algo más de variedad con respecto al recorrido previo en la ruta ‘Siamesa 1’.

El sendero por el arroyo es más incómodo que el camino, pero añade algo de novedad. No obstante, llegado un punto, ya en la parte baja del valle, ambos, camino y arroyo convergen.

En el inicio, partimos desde la entrada sureste del valle en el que se encuentra el ‘Camino Valcavao’ (de ahí el nombre local de la ruta). Ese punto se encuentra a un lado de la carretera BU-V-6273, que lleva a San Pantaleón del Páramo, cerca de Huérmeces.

Nada más entrar en el valle, tenemos un fuerte repecho (300 m) a la derecha. Mejor empezar a subir unos metros más allá de donde lo hicimos nosotros. El senderillo está allí más marcado y más limpio.

Recorremos luego veredas y caminos a lo largo del lomo del monte (km 0,6 al 2,4). Vamos flanqueados por vegetación de sotomonte; principalmente, encinas. Después viene una leve hondonada (del km 2,4 al 3,8) donde abundan los quejigos carrasqueños.

Tras varios km con pocas vistas al exterior, hacemos dos pequeñas salidas del sendero por la derecha (km 4,1 y 4,6), a fin de disponer de horizontes hacia el norte. Retomamos enseguida el camino (km 4,9) y enfilamos hacia el valle Valcavao; hasta su final.

Posibles Dificultades:

Con la salvedad de la rampa inicial para subir a Las Mesas, la ruta no tiene mayores exigencias físicas. Para la orientación, sin ser complicada, es muy conveniente ir provisto de una guía de apoyo. En el valle no hay pérdida, pero en el resto, sobre todo en la parte alta, hay que elegir los desvíos correctos.

DESTACADO (‘Siamesa 2’) (Propio)

Al igual que para la ruta hermanada (‘Siamesa 1’), es inevitable pensar que todo en ella destacaría mucho más en cualquier otra estación del año. En febrero, la vegetación estaba como desmayada; los sembrados apenas empezaban a verdear.

Aun así, en el lomo por encima del valle, en Las Mesas, persistía el verde de los arbustos y las encinas. Caminamos por una sinuosa trocha con marcados bordes herbosos que han sabido aprovechar bien la humedad para mantenerse lozanos en pleno invierno.

Aunque en contados momentos, en la zona alta disfrutaremos de algunas vistas:

Primero, hacia el oeste se nos despliega el propio valle Valcavao. Hacia el este, a pesar del contraluz, aparecía difuminado el valle del río Úrbel, con algunas peñonas que lo encajonan, como la Rallastra.

Luego, hacia el norte, asoman las lomas de avanzadilla del páramo de Masa (más cercanas, las canteras de Montorio no invitaban a mirar). Hacia el noroeste, se intuía ya el valle del Tozo y el cordal que lleva hasta Peña Ulaña.

En la hondonada entre los km 2,5 y 3,7, los quejigos han sustituido a las encinas. Las hojas de color crema que aún les quedaban a aquellos, así como el abundante musgo plateado en sus ramas, aportaban contraste y un cierto misterio.

En el extremo norte de la ruta (km 4,8 a 5,6), antes de iniciar el descenso por el valle Valcavao, hay una zona de campos de cultivo, presididos por la peña de Las Mesas, como un mascarón de proa. Resulta un paseo particularmente agradable.

Finalmente, está el propio valle, ahora desangelado de esplendor en su vegetación. Lo más destacado está en su parte final (en el descenso); su entrada por el sureste. La escarpada ‘puerta’ y los agrestes roquedos verticales constituyen allí el mayor atractivo.

ANÉCDOTA (Común)

Nada sorpresivo y gracioso o curioso ocurrió durante la ruta que fuera inherente a ella. Pero aprovechamos un comentario de otro usuario de Wikiloc que me llegó durante la primera parte (la ‘Siamesa 1’) para reírnos con ganas.

* De ‘Maisid’ a Otro Usuario, el día anterior, sobre una de las rutas recientes de éste:

“… La velocidad de un limaco, dices. Jajajaja. Te diré lo que es un record (de lentitud; y no esa birria): Ayer hicimos menos de 5 km en las primeras 3 horas y pico. ¡Y sin pararnos, eh! (las caídas no cuentan…). ¡Iguálamelo!”.

* Respuesta del Otro Usuario:

“Me lo pones difícil, maisid. 😂😂😂 Pero iré entrenando”.

Andan los tiempos tan escasos de sana comicidad, que el cuerpo caza al vuelo cualquier motivo para soltar lastre. En este caso, con una explosión de hilaridad.

Después de la inicial carcajada, el breve episodio nos estampó una expresión risueña para el resto de la mañana. Así protegidos, ningún contratiempo nos podría hacer mella.

De este modo, la huella de ese imprevisto pasó a formar parte de la ruta.