Camino Vasco del Interior /Etapa 7 : La Puebla de Arganzón-Haro

Con permiso de la etapa de Zegama a Agurain y el paso del túnel de San Adrián, esta etapa que desde la población de La Puebla de Arganzón, en el burgalés Condado de Treviño, a la capital del Rioja, Haro, puede considerarse como la etapa reina del camino vasco del interior, no sólo por su distancia y por sus moderados desniveles, sino por la belleza de los parajes que atraviesa. Un bonito tramo de colinas onduladas entre trigales y viñedos nos llevará a la primera población del día y última del Condado de Treviño, Burgueta, bonito lugar con una urbanización perfectamente integrada en harmonía con el paisaje y diversas esculturas jacobeas en piedra relacionadas con el camino en buena parte obra de un vecino de la localidad que además dispone de un bonito sello para llevarnos como recuerdo en la credencial. Dejamos el condado y la siguiente población que pasamos es Estavillo, otra vez en la provincia de Álava, de relevancia en este camino, porque aunque el camino no la cruza, en ella encontramos la bifurcación que nos ha de llevar a Miranda de Ebro para seguir por la Vía de Bayona, o bien a La Rioja y a Haro por el Vasco Interior que es nuestro caso. Está perfectamente indicado y no cabe posibilidad de equivocarse. Continuamos por un bello sube y baja donde los cultivos son los protagonistas para llegar a la fotogénica localidad de Berantevilla, donde pasada la población, superaremos un pequeño collado, el Alto de San Cristóbal, desde el cual bajaremos a Zambrana, localidad que se extiende en la llanura. Dejaremos la localidad por una carretera secundaria y luego por una vereda entre plantaciones hasta la llamada Venta del Río que nos sacará a la carretera N-124. Por ella discurriremos un rato cómodamente, ya que, aunque el tráfico es continua, dispone de un considerable arcén que nos permitirá caminar sin sobresaltos. Pasada una curiosa edificación abandonada con una torre circular nos adentraremos otra vez por una pista de tierra en moderada subida que nos llevará a la última localidad alavesa del camino Salinillas de Buradón. Por la pista vamos rodeando la población que ofrece una bonita estampa en un alto en el valle, y aunque parece que la vamos a dejar de lado, el camino acabará pasando delante de la entrada. Se trata de una preciosa población protegida por una muralla medieval a la que se accede por una magnífica puerta en la muralla en la que encontramos una fuente. Estamos ya en la sierra de Toloño y ahora, solamente nos quedará hacer la subida más importante de la jornada hasta el Portillo de la Lobera que raya los 700 metros, entre encinas y robles, para despedirnos de Euskadi y entrar ya a La Rioja. Una vez en el alto del collado la vista que se nos ofrece es magnífica, con el perfil del río Ebro y las poblaciones de Briñas y de Haro en la lejanía, ya en la llamada Rioja Alta. La bajada es considerable por una pista de piedra suelta, aunque no presenta mayor dificultad si se hace caminando, otra cosa es bajar por allí en bicicleta. Atención, porque al llegar al cruce que en el track se marca como "Bajada del Collado de la Lobera", donde tomamos la pista a la derecha unos metros más adelante del punto marcado en el waypoint, un error de la grabación nos marca una recta hasta llegar a Briñas. En cualquier caso, el camino no ofrece pérdida tomando la pista a la derecha y dónde iremos encontrando flechas amarillas. Entre viñedos llegamos a Briñas, preciosa población abrazada por el caudaloso río Ebro, pasaremos por el centro de ella y después seguiremos una agradable senda que va paralela a la zona señalizada con las flechas por la vereda del río hasta prácticamente llegar al conocido como Puente de Briñas, por la que cruzaremos el río. Llegaremos a Haro a través del Barrio de las Bodegas, luego cruzaremos el río Tirón, y en subida llegaremos a la plaza de la Paz o del Ayuntamiento, y luego a la iglesia de Santo Tomás. Desde el Barrio de las Bodegas, el GPS nos vuelve a marcar una recta en el track, aunque el camino es intuitivo y no ofrece problemas para llegar a la iglesia de Haro donde damos por concluida la etapa. El albergue de peregrinos, magnífico, por cierto, requiere volver a cruzar la plaza y salir del propio centro, no está demasiado lejos y está en un lugar ideal para retomar las flechas y el camino al día siguiente.