CAMINO VIEJO DE CAAVEIRO

Esta ruta de senderismo nos permite acercarnos a las Fragas del Eume, uno de los parques naturales gallegos más espectaculares y mejor conservados, a pesar del incendio que ocurrió hace unos años.
Partiremos de la aldea de O Pazo, donde dejaremos el coche al lado del museo etnográfico que hay. No pudimos visitarlo porque era domingo y estaba cerrado. También podemos visitar la Iglesia de Santiago de Capela, que nos queda al lado del recorrido.
Desde allí comienza un camino descencente, primero por un sendero con gran cantidad de agua en el mismo, debido a las intensas lluvias que hemos padecido en Galicia en las últimas semanas y después por una pista más ancha de tierra, que viene de "O Pousadoiro".
Desde allí el descenso es continuo hasta llegar al puente de Caaveiro, románico sobre el río Sesín. Es nuestra primera parada para ver la cascada de Caaveiro y los restos del molino que había en este lugar. Un paisaje maravilloso de bosque ancestral.
Desde aquí subiremos hasta el monasterio de Caaveiro, recuperado y restaurado hace unos años. Podremos disfrutar de la iglesia y de las dependencias monacales, para hacernos una idea de cómo vivían los monjes en su momento.
Allí parada obligatoria en el bar de Caaveiro a tomar algo fresquito, con una tortilla deliciosa. Los que llevan el bar, Carmen y Martín, majísimos.
Desde allí, seguiremos por el camino viejo de Caaveiro. Ahora nos toca sudar porque la subida es continua y empinada en algunos lugares, durante varios kilómetros. Allí saldremos a la carretera con una visión magnífica de las fragas y del Monasterio, de donde procedemos.
En vez de seguir por el camino viejo, tomamos la pista asfaltada hacia arriba, ya que queremos acercarnos a la fervenza da Mazoca, sobre el río Sesin. En una curva de la carretera, donde hay un puente, veremos un sendero que sale a mano izquierda, con una señal sin indicación alguna. Tomaremos ese sendero hasta un molino, teniendo que saltar algún eucalipto que ha caído al camino.
Desde el molino la pista desaparece y hay que guiarse por el sonido del agua. Cuidado en la bajada a la cascada ya que se hace por una pendiente muy inclinada sin pista ninguna. Sin embargo, la bajada merece la pena por lo maravillosa que es la fervenza.
Después hay que subir por donde bajamos, agarrándonos a todo lo que podamos. Volveremos a la carretera, que atravesaremos, entrando en el área etnográfica de Sesin. Una gozada para los sentidos y para darse un baño en temporada.
Una vez que volvamos a la carretera, entramos en una aldea y sólo nos queda menos de 1 kilómetro para retornar al punto de salida.