Camino Visigodo 1: Cruce de las Herrerías-Almoharín
near Alcuéscar, Extremadura (España)
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Si te interesa esta ruta, te recomiendo que leas la crónica de la misma en mi blog, dado que Wikiloc no permita introducir en este espacio más que un texto limitado a un número de caracteres determinados, por lo que he tenido que recortar sustancialmente dicha crónica.
Puedes encontrarla, completa, en mi blog: http://enfilando.blogspot.com.es/2013/05/caminos-de-guadalupe-camino-visigodo-1.html
En 1999 David Lynch dirigió una película que llevaba por título “Una historia verdadera” (The Straight Story). La película, basada en un hecho real ocurrido cinco años antes, cuenta la peripecia de un anciano que, al enterarse que su hermano, con el que hacía diez años que no se hablaba y que vivía a más de 500 kms. de distancia, había sufrido un infarto, decide ir a verle para tratar de hacer las paces antes de que llegase el final definitivo para alguno de los dos. Para ello, y dado que no tiene dinero, opta por realizar todo el trayecto montado en el único medio de transporte que puede permitirse: la pequeña segadora con la que arregla su jardín.
Digo esto porque la ruta que hice entre el 22 y el 25 de abril de 2013, en compañía de mi hermano Pepe, me recordó varias veces durante esos cuatro días la historia narrada por Lynch. Y no es que mi hermano y yo estuviéramos reñidos, todo lo contrario. Pero sí somos conscientes de que entre ambos sumamos, muy sobradamente, más de un siglo y cuarto de vida y que ambos nos encontramos haciendo aquello a lo que apunta el título de mi blog senderista: ENFILANDO la maravillosa, alegre, luminosa y apacible etapa final de nuestras vidas. Quizá vivamos cada uno, o uno de los dos, otro cuarto de siglo, o incluso más. Pero según van pasando los años las oportunidades de pasar varios días juntos, charlando (o callando), contemplando la esplendidez de la naturaleza, disfrutando del sol y el aire dieciséis o diecisiete horas cada uno de esos días, van a ir escaseando conforme vayan pasando los años.
Por el motivo indicado y también, ¡cómo no!, porque somos caminantes por vocación, decidimos acometer, al menos, uno de los Caminos a Guadalupe que contempla el Proyecto Itínere 1337 y, concretamente, el llamado “Camino Visigodo”, que a lo largo de algo más de 140 kms (según nuestras botas) va desde el Cruce de las Herrerías (cerca de Alcuéscar) hasta Guadalupe.
Vaya por delante nuestra felicitación a Itinere 1337 por el track para gps que tienen en su página. Lo utilizamos para todo el recorrido y, con algunas apreciaciones que haré en su momento, el track es fiel al terreno que pisamos-
Como quiera que disponíamos de 4 días para hacer todo el recorrido, replanteamos las etapas que contempla Itinere, y las 6 propuestas por ellos las reconvertimos en 4.
Preferimos comenzar en el Cruce de las Herrerías, a donde se llega sin problema. Es un lugar un poco más seguro dejar aparcado el vehículo cuatro días.
Dejando a nuestra derecha el Cerro de la Carbonera, nos dirigimos a la Vía de la Plata y en un momento estuvimos en el Cordel de Mérida.
El camino, de buen firme, está bordeado en esta zona por olivos, pinos, encinas, olmos y mucho monte bajo, con abundancia de jaras, que estaban en flor cuando pasamos nosotros.
Pasando por una zona de eucaliptus, dejamos a nuestra derecha el Valle de la Jara y a nuestra izquierda un pequeño cerro.
Tras una pequeña bajada subimos una repecho que, nada más superarlo, nos permite ver Arroyomolinos al fondo, al pie de la Sierra de Montánchez.
Dos hombres nos indican la existencia, allí al lado, de la Fuente del Trampal. Tras recorrer sesenta o setenta metros, hasta llegar a la fuente, donde renovamos el contenido de nuestras cantimploras y continuamos hasta la Basílica de Santa Lucía del Trampal.
Desde la fuente seguimos por el camino, que ahora está asfaltado. Frente a nosotros Arroyomolinos y a sus espaldas, la Sierra de Montánchez, coronada por el Castillo y a nuestra izquierda los restos de lo que parece una torre.
La Basílica es de la segunda mitad del siglo VII. El estado de conservación actual, tras la restauración de algunas de sus partes, es estupendo y se ha construido un Centro de Interpretación al lado, a unos 100 metros de la Basílica.
Continuamos camino en medio de una bonita dehesa extremeña generalmente bien cuidada.
Son tres kilómetros los que separan la Basílica del punto del Camino más próximo a la población de Alcuéscar.
Justo antes de que el Camino realice un brusco giro de unos 320º a la derecha existe un pozo de piedra. Antes de realizar el giro solo se aprecian las losas de granito que constituyen la parte superior, pero al girar se aprecia en toda su belleza.
Continuamos hacia Arroyomolinos y tras recorrer, desde el brusco giro a la derecha, unos 700 metros por el llamado “Camino de Santa Amalia”, tomamos un desvío a la izquierda en dirección a nuestro destino.
El perfil de la Sierra de Montánchez, al fondo, va a ser una referencia en la jornada de hoy y en la siguiente.
El camino va adquiriendo mayor belleza y no nos acompaña más ruido que el de nuestras botas y las conversaciones que unos pájaros mantienen con otros.
El agua, gracias a Dios, abunda por al últimas lluvias. El Regato del Zahurdillo alimenta charcas a veces cubiertas de flores blancas.
Y un poco más adelante un crecido Río Aljucén que, provocativo, atraviesa el camino por el que en otras ocasiones discurre casi de incógnito. Menos mal que alguien ha colocado unas piedras que nos ayudan a superar el cauce sin problemas.
Nada más cruzar el Aljucén alcanzamos la carretera CC-V-117, por la que se camina bien.
Al llegar, un antiguo crucero en la entrada del pueblo.
Pasamos junto a la Iglesia de la Virgen de la Consolación, iniciada en el siglo XVI y concluida en la centuria siguiente.
A la salida del pueblo, a un kilómetro, está la Charca de las Curanderas, con una zona de esparcimiento con mesas y bancos de madera. Optamos por descansar un rato a la vez que decidimos que los bocatas que traemos, pasen a ubicarse entre pecho y espalda.
Salimos otra vez a la carretera pero, enseguida, tomamos por nuestra derecha el Camino de Santa Amalia que tendremos que recorrer durante 5 kilómetros hasta llegar al Cordel de Mérida.
Somos conscientes de que estos kilómetros los estamos haciendo a un ritmo lento. Pero también de que hemos venido a disfrutar de la belleza del paisaje. El curso de agua corre cubierto de flores y las vacas, al igual que nosotros, no han podido bajar al río a contemplar tanta belleza.
En lo alto del Cancho Blanco, casi 1.000 metros de altura, ligeramente a nuestra izquierda, la enorme pelota blanca de la Estación de Radar nos impone su presencia. Seguirá a nuestra vista durante las dos siguiente jornadas.
Pasado el Arroyo Montanchuelo llegamos al Cordel de Mérida, que habremos de recorrer durante algo más de 2,5 kilómetros hasta llegar otra vez a la carretera CC-V-117. Desde aquí nos quedan poco más de 5 kilómetros para llegar a destino.
Aquí quiero advertir a quienes se animen a hacer esta etapa tal y como la hemos recorrido nosotros. El camino diseñado por Itinere 1337 a partir de aquí (llegada a la carretera), y que nosotros seguimos, se hace interminable. De seguir la carretera son poco más de 3 kilómetros hasta Almoharín, pero si se opta por tomar el camino propuesto, que va bordeando el Regato de Cagancho (o Arroyo del Coto, como se le conoce en la localidad, por el paraje por el que discurre próximo al pueblo) es, como mínimo, 1,5 kilómetros más largo. Nosotros lo hicimos; cansados, pero lo hicimos. Y como quiera que discurre por callejones bordeando la florecida dehesa, el Regato con abundante agua y también cubierto de flores, charcas en las mismas condiciones…. pues, en fin, que mereció la pena. Pero no quiero dejar de advertir que se hace un pelín pesado.
En el punto en que el camino se acerca más a la carretera, un desvío acerca hasta la misma y un puentecillo hecho con vigas de hormigón y ladrillo ayuda a cruzar las aguas del Regato Cagancho.
Si se opta seguir por el camino (como, insisto, hicimos nosotros) se sigue el cauce del Regato hasta alcanzar el Camino de Coto, momento en que hay que realizar un brusco giro de más de 90º para tomar en dirección a Almoharín. El punto del giro no tiene pérdida, pues un precioso puente de origen medieval, de dos ojos, el Puente del Coto, indica el sitio.
Tras cruzar el puente, Almoharín queda a tiro de piedra. El magnífico Cerro de San Cristóbal, de 845 metros, le sirve de telón de fondo.
Habíamos concertado hospedaje en una Casa Rural sita en la mismísima Plaza de España, esquina a la Calle de la Constitución. La llevan dos hermanas que tienen una tienda (“Modas Toñy”) justo al lado. Por si a alguien le interesa, sus teléfonos son 927 387 069 – 645 972 765.
La Casa Rural nos pareció magnífica: limpia, bien dotada, cómoda y silenciosa. Las hermanas propietarias, superamables. El precio nos pareció ajustado y razonable: 40 euros por los dos, incluido el desayuno.
Tras acomodarnos y la reconfortante ducha, paseíto por el pueblo.
La Plaza Mayor no pareció magnífica.
La Iglesia, sencilla, con la curiosidad de que tiene la torre del campanario separada, con una calle de por medio.
Pudimos proveernos para hacer los bocadillos con que comer al día siguiente en un supermercado de Coviram, muy cerca de la Casa Rura. Se va por una calle que está frente a los portales de la Plaza Mayor.
Tras la cena, a descansar para iniciar camino al día siguiente.
Puedes encontrarla, completa, en mi blog: http://enfilando.blogspot.com.es/2013/05/caminos-de-guadalupe-camino-visigodo-1.html
En 1999 David Lynch dirigió una película que llevaba por título “Una historia verdadera” (The Straight Story). La película, basada en un hecho real ocurrido cinco años antes, cuenta la peripecia de un anciano que, al enterarse que su hermano, con el que hacía diez años que no se hablaba y que vivía a más de 500 kms. de distancia, había sufrido un infarto, decide ir a verle para tratar de hacer las paces antes de que llegase el final definitivo para alguno de los dos. Para ello, y dado que no tiene dinero, opta por realizar todo el trayecto montado en el único medio de transporte que puede permitirse: la pequeña segadora con la que arregla su jardín.
Digo esto porque la ruta que hice entre el 22 y el 25 de abril de 2013, en compañía de mi hermano Pepe, me recordó varias veces durante esos cuatro días la historia narrada por Lynch. Y no es que mi hermano y yo estuviéramos reñidos, todo lo contrario. Pero sí somos conscientes de que entre ambos sumamos, muy sobradamente, más de un siglo y cuarto de vida y que ambos nos encontramos haciendo aquello a lo que apunta el título de mi blog senderista: ENFILANDO la maravillosa, alegre, luminosa y apacible etapa final de nuestras vidas. Quizá vivamos cada uno, o uno de los dos, otro cuarto de siglo, o incluso más. Pero según van pasando los años las oportunidades de pasar varios días juntos, charlando (o callando), contemplando la esplendidez de la naturaleza, disfrutando del sol y el aire dieciséis o diecisiete horas cada uno de esos días, van a ir escaseando conforme vayan pasando los años.
Por el motivo indicado y también, ¡cómo no!, porque somos caminantes por vocación, decidimos acometer, al menos, uno de los Caminos a Guadalupe que contempla el Proyecto Itínere 1337 y, concretamente, el llamado “Camino Visigodo”, que a lo largo de algo más de 140 kms (según nuestras botas) va desde el Cruce de las Herrerías (cerca de Alcuéscar) hasta Guadalupe.
Vaya por delante nuestra felicitación a Itinere 1337 por el track para gps que tienen en su página. Lo utilizamos para todo el recorrido y, con algunas apreciaciones que haré en su momento, el track es fiel al terreno que pisamos-
Como quiera que disponíamos de 4 días para hacer todo el recorrido, replanteamos las etapas que contempla Itinere, y las 6 propuestas por ellos las reconvertimos en 4.
Preferimos comenzar en el Cruce de las Herrerías, a donde se llega sin problema. Es un lugar un poco más seguro dejar aparcado el vehículo cuatro días.
Dejando a nuestra derecha el Cerro de la Carbonera, nos dirigimos a la Vía de la Plata y en un momento estuvimos en el Cordel de Mérida.
El camino, de buen firme, está bordeado en esta zona por olivos, pinos, encinas, olmos y mucho monte bajo, con abundancia de jaras, que estaban en flor cuando pasamos nosotros.
Pasando por una zona de eucaliptus, dejamos a nuestra derecha el Valle de la Jara y a nuestra izquierda un pequeño cerro.
Tras una pequeña bajada subimos una repecho que, nada más superarlo, nos permite ver Arroyomolinos al fondo, al pie de la Sierra de Montánchez.
Dos hombres nos indican la existencia, allí al lado, de la Fuente del Trampal. Tras recorrer sesenta o setenta metros, hasta llegar a la fuente, donde renovamos el contenido de nuestras cantimploras y continuamos hasta la Basílica de Santa Lucía del Trampal.
Desde la fuente seguimos por el camino, que ahora está asfaltado. Frente a nosotros Arroyomolinos y a sus espaldas, la Sierra de Montánchez, coronada por el Castillo y a nuestra izquierda los restos de lo que parece una torre.
La Basílica es de la segunda mitad del siglo VII. El estado de conservación actual, tras la restauración de algunas de sus partes, es estupendo y se ha construido un Centro de Interpretación al lado, a unos 100 metros de la Basílica.
Continuamos camino en medio de una bonita dehesa extremeña generalmente bien cuidada.
Son tres kilómetros los que separan la Basílica del punto del Camino más próximo a la población de Alcuéscar.
Justo antes de que el Camino realice un brusco giro de unos 320º a la derecha existe un pozo de piedra. Antes de realizar el giro solo se aprecian las losas de granito que constituyen la parte superior, pero al girar se aprecia en toda su belleza.
Continuamos hacia Arroyomolinos y tras recorrer, desde el brusco giro a la derecha, unos 700 metros por el llamado “Camino de Santa Amalia”, tomamos un desvío a la izquierda en dirección a nuestro destino.
El perfil de la Sierra de Montánchez, al fondo, va a ser una referencia en la jornada de hoy y en la siguiente.
El camino va adquiriendo mayor belleza y no nos acompaña más ruido que el de nuestras botas y las conversaciones que unos pájaros mantienen con otros.
El agua, gracias a Dios, abunda por al últimas lluvias. El Regato del Zahurdillo alimenta charcas a veces cubiertas de flores blancas.
Y un poco más adelante un crecido Río Aljucén que, provocativo, atraviesa el camino por el que en otras ocasiones discurre casi de incógnito. Menos mal que alguien ha colocado unas piedras que nos ayudan a superar el cauce sin problemas.
Nada más cruzar el Aljucén alcanzamos la carretera CC-V-117, por la que se camina bien.
Al llegar, un antiguo crucero en la entrada del pueblo.
Pasamos junto a la Iglesia de la Virgen de la Consolación, iniciada en el siglo XVI y concluida en la centuria siguiente.
A la salida del pueblo, a un kilómetro, está la Charca de las Curanderas, con una zona de esparcimiento con mesas y bancos de madera. Optamos por descansar un rato a la vez que decidimos que los bocatas que traemos, pasen a ubicarse entre pecho y espalda.
Salimos otra vez a la carretera pero, enseguida, tomamos por nuestra derecha el Camino de Santa Amalia que tendremos que recorrer durante 5 kilómetros hasta llegar al Cordel de Mérida.
Somos conscientes de que estos kilómetros los estamos haciendo a un ritmo lento. Pero también de que hemos venido a disfrutar de la belleza del paisaje. El curso de agua corre cubierto de flores y las vacas, al igual que nosotros, no han podido bajar al río a contemplar tanta belleza.
En lo alto del Cancho Blanco, casi 1.000 metros de altura, ligeramente a nuestra izquierda, la enorme pelota blanca de la Estación de Radar nos impone su presencia. Seguirá a nuestra vista durante las dos siguiente jornadas.
Pasado el Arroyo Montanchuelo llegamos al Cordel de Mérida, que habremos de recorrer durante algo más de 2,5 kilómetros hasta llegar otra vez a la carretera CC-V-117. Desde aquí nos quedan poco más de 5 kilómetros para llegar a destino.
Aquí quiero advertir a quienes se animen a hacer esta etapa tal y como la hemos recorrido nosotros. El camino diseñado por Itinere 1337 a partir de aquí (llegada a la carretera), y que nosotros seguimos, se hace interminable. De seguir la carretera son poco más de 3 kilómetros hasta Almoharín, pero si se opta por tomar el camino propuesto, que va bordeando el Regato de Cagancho (o Arroyo del Coto, como se le conoce en la localidad, por el paraje por el que discurre próximo al pueblo) es, como mínimo, 1,5 kilómetros más largo. Nosotros lo hicimos; cansados, pero lo hicimos. Y como quiera que discurre por callejones bordeando la florecida dehesa, el Regato con abundante agua y también cubierto de flores, charcas en las mismas condiciones…. pues, en fin, que mereció la pena. Pero no quiero dejar de advertir que se hace un pelín pesado.
En el punto en que el camino se acerca más a la carretera, un desvío acerca hasta la misma y un puentecillo hecho con vigas de hormigón y ladrillo ayuda a cruzar las aguas del Regato Cagancho.
Si se opta seguir por el camino (como, insisto, hicimos nosotros) se sigue el cauce del Regato hasta alcanzar el Camino de Coto, momento en que hay que realizar un brusco giro de más de 90º para tomar en dirección a Almoharín. El punto del giro no tiene pérdida, pues un precioso puente de origen medieval, de dos ojos, el Puente del Coto, indica el sitio.
Tras cruzar el puente, Almoharín queda a tiro de piedra. El magnífico Cerro de San Cristóbal, de 845 metros, le sirve de telón de fondo.
Habíamos concertado hospedaje en una Casa Rural sita en la mismísima Plaza de España, esquina a la Calle de la Constitución. La llevan dos hermanas que tienen una tienda (“Modas Toñy”) justo al lado. Por si a alguien le interesa, sus teléfonos son 927 387 069 – 645 972 765.
La Casa Rural nos pareció magnífica: limpia, bien dotada, cómoda y silenciosa. Las hermanas propietarias, superamables. El precio nos pareció ajustado y razonable: 40 euros por los dos, incluido el desayuno.
Tras acomodarnos y la reconfortante ducha, paseíto por el pueblo.
La Plaza Mayor no pareció magnífica.
La Iglesia, sencilla, con la curiosidad de que tiene la torre del campanario separada, con una calle de por medio.
Pudimos proveernos para hacer los bocadillos con que comer al día siguiente en un supermercado de Coviram, muy cerca de la Casa Rura. Se va por una calle que está frente a los portales de la Plaza Mayor.
Tras la cena, a descansar para iniciar camino al día siguiente.
Waypoints
Intersection
1,234 ft
Carretera
Carretera
Waypoint
1,194 ft
Cañada
Cañada
Waypoint
1,549 ft
Cruce de las Herrerías
Cruce de las Herrerías
Comments (10)
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Buenos días Dalits. He leído en el blog el relato de la ruta. Me ha parecido precioso y, como siempre, magníficamente ilustrado con fotografías. Enhorabuena. Espero impaciente las otras etapas. Un saludo.
Magnífico relato, Dalits. Me refiero al completo, en tu blog. La introducción, fantástica. Además de senderista, magfífico escritor. Espero impaciente que completes la ruta.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Acabo de ver la descripción de la ruta en tu blog y me ha encantado.
La realicé hace tiempo, así como la siguiente etapa. Teng pendiente poder concluir hasta Guadalupe. Espero poder hacerlo.
Gracias.
Preciosa ruta, Dalits.
Me ha encantado la introducción de tus comentarios. Se nota que ahí hay cariño.
Emocionante la introducción al Camino Visigodo. Me ha gustado, de verdad. Ya me gustaría hacerlo. Tu descripción y acompañamiento gráfico, magnífico.
Quizá, de los más atractivos caminos a Guadalupe. Bonito relato.
Me ha gustado la introducción a tu descripción del camino. La ruta es muy bonita y el Camino Visigodo , fantástico. La pena es que no se organicen recorridos para grupos, pues sería un modo de poner en valor el patrimonio de que dispone Extremadura. Creo que merece la pena.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Magistral introducción a la ruta. Sencillamente impresionante.
El track nos ha sido enormemente útil y con la descripción más.
Buenas fotos y ameno relato. Todo un maestro.
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Easy to follow
Scenery
Moderate
Buena ruta y magnífica información.
Muchas gracias Masegoza por tu comentario y valoración.