Caminos y cortijos de La Guijarrosa
near El Rinconcillo, Andalucía (España)
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Itinerary description
Sencilla ruta por la Campilla cordobesa, caminando por un paisaje bastante llano, con alguna suave loma, donde predomina el olivar, en el entorno del pequeño pueblo de La Guijarrosa. Llego por la A-379, aparcando frente a la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, donde se venera desde hace más de 275 años la imagen de esta Virgen, trasladada a la ermita construida en la “Hacienda Molino Blanco”, por los Dominicos; éstos se habían instalado en el siglo XVII en la “Hacienda de San Pablo” (que lindaba con la del de Molino Blanco, ambas en el actual término municipal de La Guijarrosa), donde erigieron una capilla dedicada a Nuestra Señora la Virgen del Rosario. El importante despoblamiento en
la mayor parte de España en época de los Austrias, causado sobre todo por las continuas guerras en Europa y la colonización de América, se intentó paliar mediante la reactivación de explotaciones agrícolas y ganaderas (que reforzase la economía y consiguiese una rápida repoblación), siendo las Órdenes Religiosas (mejor organizadas y con solvencia económica para pujar por las tierras) las que principalmente se adjudicaron estas haciendas. En 1615 Felipe III concedió por real cédula al Rector del Colegio de Santa Catalina, de la Compañía de Jesús, jurisdicción y señorío sobre una llamada “Hacienda de la Guijarrosa”, designada como “Hacienda de San Sebastián” (para distinguirla del resto de La Guijarrosa), configurándose como un señorío eclesiástico (o abadengo); tras la expulsión de los Jesuitas en 1767, daría lugar al actual municipio vecino de San Sebastián de los Ballesteros.
Unos metros más adelante giro a la derecha, pasando junto a una escuela, y continuando por la CP-277, con un primer y corto tramo asfaltado. Sigo por el Camino de Sevilla, cruzando la Vereda Mohedana, algo más de 2 kilómetros antes de girar a la izquierda por el Camino de los Antojos. Paso junto al Cortijo de Barrionuevo y más adelante, en un cruce de caminos, sigo el de la izquierda, la Vereda de la Rambla, la cual cruza el arroyo de la Membrilla Alta; en kilómetro y doscientos metros se gira nuevamente a la izquierda, continuando ahora por el Camino de la Membrilla, con el cortijo del mismo nombre en lontananza. Tras pasar junto a este cortijo, salgo del camino por mi derecha y camino en ligero ascenso por el olivar para llegar a otro cortijo ruinoso, el del Gurugú. Ahora bajo hasta la Vereda Mohedana y, tras cruzarla de nuevo, sigo caminando entre olivos para llegar hasta el vértice geodésico del cerro Gurugú (curiosamente tiene el mismo nombre que la altura mayor de la península del cabo de Tres Forcas, en la costa norte de Marruecos, que domina parte de la ciudad de Melilla y donde se libraron en 1921 crudos combates entre las tropas españolas que socorrían la plaza y la harka de Abd-el-Krim).
Bajo en dirección sureste apenas unos 600 metros para visitar un pequeño acueducto (roto en su tramo final) y luego desando parte del camino para dirigirme hacia la A-379. Ya junto a la carretera, la sigo unos metros a mi izquierda para volver a internarme en el olivar, por el margen contrario, y, tras pasar junto a unas viviendas, alcanzar un campo de girasoles que haría las delicias de Van Gogh. Continúo por la linde del cultivo, ya de vuelta a La Guijarrosa, a la vista, con Molino Blanco a mi izquierda, disfrutando del intenso amarillo de la flor del girasol en el tramo final del recorrido.
la mayor parte de España en época de los Austrias, causado sobre todo por las continuas guerras en Europa y la colonización de América, se intentó paliar mediante la reactivación de explotaciones agrícolas y ganaderas (que reforzase la economía y consiguiese una rápida repoblación), siendo las Órdenes Religiosas (mejor organizadas y con solvencia económica para pujar por las tierras) las que principalmente se adjudicaron estas haciendas. En 1615 Felipe III concedió por real cédula al Rector del Colegio de Santa Catalina, de la Compañía de Jesús, jurisdicción y señorío sobre una llamada “Hacienda de la Guijarrosa”, designada como “Hacienda de San Sebastián” (para distinguirla del resto de La Guijarrosa), configurándose como un señorío eclesiástico (o abadengo); tras la expulsión de los Jesuitas en 1767, daría lugar al actual municipio vecino de San Sebastián de los Ballesteros.
Unos metros más adelante giro a la derecha, pasando junto a una escuela, y continuando por la CP-277, con un primer y corto tramo asfaltado. Sigo por el Camino de Sevilla, cruzando la Vereda Mohedana, algo más de 2 kilómetros antes de girar a la izquierda por el Camino de los Antojos. Paso junto al Cortijo de Barrionuevo y más adelante, en un cruce de caminos, sigo el de la izquierda, la Vereda de la Rambla, la cual cruza el arroyo de la Membrilla Alta; en kilómetro y doscientos metros se gira nuevamente a la izquierda, continuando ahora por el Camino de la Membrilla, con el cortijo del mismo nombre en lontananza. Tras pasar junto a este cortijo, salgo del camino por mi derecha y camino en ligero ascenso por el olivar para llegar a otro cortijo ruinoso, el del Gurugú. Ahora bajo hasta la Vereda Mohedana y, tras cruzarla de nuevo, sigo caminando entre olivos para llegar hasta el vértice geodésico del cerro Gurugú (curiosamente tiene el mismo nombre que la altura mayor de la península del cabo de Tres Forcas, en la costa norte de Marruecos, que domina parte de la ciudad de Melilla y donde se libraron en 1921 crudos combates entre las tropas españolas que socorrían la plaza y la harka de Abd-el-Krim).
Bajo en dirección sureste apenas unos 600 metros para visitar un pequeño acueducto (roto en su tramo final) y luego desando parte del camino para dirigirme hacia la A-379. Ya junto a la carretera, la sigo unos metros a mi izquierda para volver a internarme en el olivar, por el margen contrario, y, tras pasar junto a unas viviendas, alcanzar un campo de girasoles que haría las delicias de Van Gogh. Continúo por la linde del cultivo, ya de vuelta a La Guijarrosa, a la vista, con Molino Blanco a mi izquierda, disfrutando del intenso amarillo de la flor del girasol en el tramo final del recorrido.
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