223. Campoo de Suso - Pico Tres Mares - Peña Labra

📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 79 (para Senderismo): dificultad 'Dura' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 574 metros (superior al que estima Wikiloc).


⚠️ ADVERTENCIA Inicial ⚠️

Ruta con paisajes soberbios, pero también con peligros reales. En varios tramos es ‘Muy Difícil’. Dependiendo de las condiciones atmosféricas y del estado del terreno, ‘Sólo (para) Expertos’. Ver Posibles Dificultades (debajo).


PREÁMBULO

‘Suso’ y ‘Yuso’. Palabras antiguas, con solera. De cuando todo comenzaba. Tiempos históricos de reciedumbre; de entereza y tenacidad. Otros tiempos. Arriba y abajo, eso significa(ba)n. En Campoo: Las tierras altas y las tierras bajas.

Como el ‘yin’ y el ‘yang’. Dos fuerzas opuestas y complementarias presentes en todas las cosas (vamos, traduciendo, tal vez como los neutrones y electrones…). Polos de atracción inseparables. Bueno, no sé si ‘en todas’, pero allí lo parece.

Hacía sólo unos días, en la última ruta [*], habíamos recorrido con deleite las tierras bajas, por Campoo de Yuso. Desde allí, en perspectiva hacia el oeste, nos encandilaron las vistas de las tierras de arriba, de Campoo de Suso.

[*] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/campoo-de-yuso-peninsula-de-la-lastra-embalse-del-ebro-140237398

Y no pudimos esperar. Las siluetas del Tres Mares, el Cuchillón, el Cornón…, arriba, acunando al Ebro en su nacimiento. El pequeño mar, gran embalse del Ebro, abajo. Desde allí, en Yuso, se nos quedó grabada la composición postal con Suso.

La atracción era incontenible. Nada se interpondría. Allí, en Campoo de Suso estaríamos antes que en ninguna otra parte. Y no es que no lo hubiéramos visto más de 100 veces desde la carretera, siempre corriendo hacia otro destino.

Pero ahora sería distinto: ‘Pondríamos una pica en Flandes’ (si alguien no se lo toma en sentido literal). Subiríamos al Tres Mares (tampoco hay que doblar tanto el espinazo para ello) y a su prima-hermana Peña Labra. Viento mediante entre ambos.

Están ‘lejos’…. Pero, ¡a quién le importan esas minucias! Lo que cuenta, lo que quedará, es la recompensa. Sólo hay que madrugar; y ¡carretera!

[“…Lo que quedará es la recompensa…”. El Preámbulo lo escribí, ingenuamente, justo antes de la ruta. Reflexionando después sobre lo que ocurrió, quizá tendría que añadir: “…Si queda algo…”. Cuidado con las euforias.]

LA RUTA

El trazado de esta ruta lo vi referido con antelación en tres usuarios de Wikiloc. Entre el collado de la Fuente del Chivo, el pico Tres Mares, y Peña Labra. Ida y vuelta por la misma senda.

Partimos de la Fuente del Chivo (1.992 msnm). Se puede llegar por carretera desde la estación de esquí de Brañavieja. Puedes así ahorrarte una parte menos interesante (caminando desde Brañavieja), y reservarte para lo mejor, que empieza en el collado.

¡👀¡ [En el entorno del Tres Mares hay mucho artificio: ‘antenerío’, ‘monumentos’ varios, y ‘recuerdos’. Desvirtúan la belleza salvaje de la naturaleza. La afean].

Primero, ascendemos hasta el Tres Mares, con un asequible desnivel entre el 10 y el 20% y terreno aceptable (en comparación con lo que vendrá después). Retrocedemos luego hasta un punto (km 2,4) donde se inicia el estrecho sendero hacia Peña Labra.

Ahí empiezan 500 metros ‘de infarto’, faldeando por la cara norte del Tres Mares. Muy ‘aéreo’; expuesto. Con fuertes pendientes de sube y baja. Termina en el paso angosto del Portillón; 100 metros ásperos y con mucha pendiente.

A partir de allí (km 3), vamos faldeando por la cara sur de la sierra que une el Tres Mares con Peña Labra, o bien cresteando por encima, hasta el km 5. Las condiciones del sendero mejoran desde el km 3,5.

En el km 5 iniciamos el ascenso a Peña Labra, más amistoso, con hito geodésico en el 5,5. Nos podemos acercar hasta el extremo del macizo (km 5,8), con aun mejores vistas de la cordillera de los Picos de Europa.

La vuelta es casi lo mismo, pero a la inversa. En algunos tramos había marcas de senderos (incluso con pequeños hitos de piedra) alternativos. Por variar respecto a la ida, hicimos alguna cata (por ej., en el km 6,7).

Nos decidimos, finalmente, por uno de ellos (del km 8,6 al 8,9), dado que en la ida ese tramo había sido más bien malo de recorrer. El (corto) tramo alternativo elegido en la vuelta no mejora el de la ida. No era día ni terreno para experimentos exploratorios.

⚠️⚠️⚠️Posibles Dificultades:

La ruta tiene varios tramos difíciles. Vamos en ellos por un apretado sendero, con suelo irregular y algunos obstáculos (piedras) que superar, y hierba resbaladiza.

Y, lo más peligroso, vamos al borde del abismo (literalmente); por una abrupta pendiente que termina cientos de metros más abajo. Si tuviera vértigo, me abstendría totalmente.

Y, lo peor de todo: el viento. En aquellas cumbres (como en otras) suele ser fuerte y racheado. Eso nos dijeron (ya al final) unos obreros que estaban renovando una valla.

Para ponerlo todavía más ‘negro’ (‘mejor es prevenir que lamentar’), no quiero imaginármelo con nieve o agua; o con hielo. Un leve traspiés te deja sin segunda oportunidad.

El tramo de más riesgo es el que faldea por la vertiente norte del Tres Mares (desde el km 2,4 hasta el 2,9; al ir y al volver). Allí el talud es especialmente inclinado y el senderillo muy escaso.

Hay unos cuantos tramos más que imponen respeto. A su lado, el ascenso al mirador del Tres Mares, a lo más alto de la ruta, no tiene mayor dificultad (aunque no sea apto para todos).

¡‘Ala, ya lo he dicho’! Prefiero que me llamen alarmista que otra cosa. Cada cual asuma sus lances y medidas de seguridad. ¡Buena suerte! La recompensa es grande.

*** Hay una Posible Alternativa para lo más riesgoso del trayecto:

En el camino desde Fuente del Chivo al Tres Mares, hacia el km 0,7, una senda sale por la derecha y se introduce por la falda norte. Un letrero con flecha indica: “Peña Labra”.

Va por más abajo que la senda que seguimos aquí; la pendiente es menos inclinada. Sólo lo exploré visualmente. No puedo afirmar con plena seguridad que sea mejor; sólo lo parece.

De cogerlo, te perderías parte de los paisajes del sur de la sierra. Además, si quieres subir también al Tres Mares, esa opción te obliga a retroceder 500 metros más que la otra, hasta coger el sendero que sale del camino.

DESTACADO

Hoy era el día para destacar ‘Todo’. Incluso siendo una ruta con trayecto de repetición en la ida y la vuelta, nada nos pareció igual. El paisaje seguía allí inalterable. Pero la luz y la posición del sol habían cambiado, al igual que nuestra perspectiva.

Es tanto ese ‘Todo’ que hoy no haré sub-apartados en esta sección de Destacado, para resaltar distintos aspectos. Hagamos breve lo bueno.

En realidad, lo más sobresaliente se puede resumir en dos palabras (que sean cuatro): Panorámicas Paisajísticas de Excelencia. En 360 grados y con una visibilidad ideal. Como un millón de postales. En cinco horas no quedamos saciados.

• Al norte, muy debajo de nosotros, se ahondan los verdes valles de Polaciones y de Liébana, con la perfilada Sierra de Peña Sagra.

• Muy al norte parecía distinguirse el mar Cantábrico. Su azul y el del cielo quedaban fundidos en el horizonte. Tal vez la imaginación terminaba en alucinación.

• Por el noroeste se elevaba la muralla caliza de los Picos de Europa. Sus tres macizos en uno. La estrella más luminosa. Los ojos se te pegaban a ella.

• Al oeste se despliega el extenso Parque Natural de la Montaña Palentina, agreste también, más oscura que aquellos (los Picos) y con mil formas.

• Hacia el sur se van amortiguando paulatinamente las elevaciones, pero se puede apreciar, lejana, la Meseta Castellana, ya amarilleando.

• Y en el este, naturalmente, los recortados picos del Tres Mares, el Cuchillón, el Cornón, el Cueto de la Horcada, etc., formando el circo glaciar.

• En el camino (sin camino), innumerables plantas exóticas, propias o endémicas de esas alturas. Sea mirando arriba o abajo, siempre hay espectáculo.

A Peña Labra había subido otra vez, hacía muchos años. Fue por el otro lado, el palentino, desde el puerto de Piedrasluengas. Enseguida se echó la niebla. Las panorámicas fueron diluyéndose. Conseguimos bajar. Y gracias. Ahora nos desquitamos.

Hoy, cuando hay tanto que decir en DESTACADO, me voy a quedar mudo tras esas pinceladas. Es inefable y punto. Y, cuando las palabras se quedan cortas, lo mejor es callarse. Hay que ir, ver, y vivirlo. Lo otro sería (modesta) verbosidad.

Lo de ‘vivirlo’ tiene aquí un atractivo extraordinario: Por el impacto afectivo y mental que produce lo que ves. Por las sensaciones físicas que te deja lo que te sucede en cada paso. Por el afrontamiento de dificultades que te sacan de la zona de confort.

Dejo algo de esto último para la Anécdota.

ANÉCDOTA

Toda la ruta es apasionante. Algunas partes lo fueron especialmente: ‘Gracias’ al viento. En el viento estuvo la anécdota.

Cuando llegamos al collado de la Fuente del Chivo (8:30 h am), soplaba con ganas. Del suroeste. --“¿Dónde aparcamos?”. --“De frente, de espaldas, o de lado, no, que arrastra el coche al valle de Polaciones….”. –“Lo pondremos oblicuo; que haga de cuña”.

En el aparcamiento había una caravana (de matrícula suiza). Tenía puestos unos calzos elevados y con cepos en las ruedas. –“¡Estos suizos; cómo se las saben; lo del viento en las alturas…!”.

Hay vientos y vientos: brisa, viento fuerte, ventarrón, vendaval, …y huracán. Yo diría que, al llegar, la cosa estaba entre ventarrón y vendaval.

--“Así no se puede. ¿Esperamos a ver si amaina algo?”.

Hay cobardía, prudencia, osadía, temeridad…, y atolondramiento (y varios niveles más). Digamos que estábamos entre lo segundo y… lo cuarto.

Habíamos hecho dos horas de coche, y el día, en lo demás (temperatura fresca, cielo diáfano sin una nube, visibilidad nítida a lo lejos…, con paisajes de postal) parecía inmejorable.

Si digo que esperamos cinco minutos, quizá exagero. –“Bueno, vamos probando…y ya vemos”. Hicimos primero ‘lo fácil’, subiendo al Tres Mares. Plantándole cara. Sin ‘acongojarnos’.

Fuimos cogiendo confianza. Ya se sabe que ésta puede ser ‘traicionera’. –“En caso de duda, tírate al suelo”. Seguimos con el plan, por el sendero que parecía más típico hacia Peña Labra.

Lo que no sabíamos era que, durante bastantes tramos, no había suelo al que tirarse. Llano y estable, quiero decir. Aquellos eran taludes casi verticales bajo el senderillo.

Ahora sí que los teníamos ‘por corbata’. Pero nos lo ocultamos, mutuamente; y ‘bromas’, …ninguna. Había que tener todos los sentidos alerta y el control motor a tope.

Más de una vez nos tiró el viento. Menos mal que allí ya estábamos casi en el suelo, por propia voluntad. En fin…/… el relato se podría alargar.

Abreviando, lo más malo-malote fue en la ladera norte del Tres Mares; tanto al ir como al volver (Eolo no había cedido ni un ápice).

Aun así, nos las apañamos (no sé cómo) para sacar cientos de fotos (aunque fuera de sentados, o con la rodilla en tierra). Para hacer más inolvidable la experiencia.

La curiosidad nos pudo al final: --“Oye: ¿Y cuánto de fuerte (‘entre ventarrón y vendaval’) sería el viento?”. En términos objetivos, para no guiarnos por impresiones subjetivas.

El lugar más cercano con datos reales al respecto era Brañavieja: rachas de 55 km/h. No era mucho. De hecho, ya en Brañavieja, parecía muy poco, en comparación con las cumbres.

Pero Brañavieja (1.650 msnm) se halla más de 500 metros por debajo de las cumbres (Tres Mares: 2.175 msnm). Y está protegida por ellas del viento suroeste (el oeste y el norte).

No servía, pues, para saber el ímpetu por encima. Si aquello eran rachas de 55 km/h allí abajo y al abrigaño, ¿cómo habrían sido allá arriba? …Nos quedamos con las ganas de saberlo.

Sonreímos, sin embargo, al tocarnos y vernos enteros (…y ‘airosos’…). Relajados. La tensión contenida emergería, no obstante, un día después, con retroceso. Sabiduría del cuerpo y la mente, supongo.

Otra experiencia rutera más grabada en ‘las neuronas del amor propio’. Para recordar. Otra ‘batallita’ para contar a las nietecillas. ¿Nos habríamos ido por encima del nivel de osadía?