Cañada del Artuñero desde Navalacruz (Sierra de Ávila)

Se trata de una ruta larga (unos 18 Km), pero sencilla: La mayor parte transcurre por pistas o por antiguas carreteras de tierra. Durante la ruta se pasa por numerosas fuentes de agua fresquísima, por lo que esta no es problema, ni siquiera en agosto, que es cuando nosotros hicimos la ruta. Aunque la ruta es circular, hay un punto en que se puede acortar y volver al punto de salida, con lo que el recorrido se quedaría aproximadamente en la mitad. Emplemaos 5 horas en realizarla
La ruta parte de la calle más al suroeste del pueblo de Navalacruz, la calle Rondadero. Se va dejando la zona urbana y se pasa junto a una perrera. A partir de aquí se toma una pista que es bastante empinada en su primer kilómetro. Se sigue ascendiendo en zigzag hasta el km 3, mientras dejamos abajo el pueblo. Al fondo del valle, en la lejanía se ve la Sierra de Gredos a la altura de Navaluenga y, con buena visibilidad se puede ver el embalse del Burguillo. Justo antes de comenzar la zona llana podemos abastecernos de agua.
Nos dirigimos ahora hacia el Noroeste, buscando la Sierra de Ávila, y llegamos a la antigua Era donde se trillaba el cereal, justo en el cruce con la carretera que va Ávila. Cruzamos la carretera por los dos pasos canadienses y continuamos unos cientos de metros paralelos a ella. Se atraviesa el río, que alimenta junto a otros el primer tramo del Alberche, por un antiguo puente de piedra.
De frente tenemos el Cerro de Solana la Mora. Lo rodeamos por su izquierda, en busca de una pista que va por su base. Hacia el suroeste aparecen la Mira y el Almanzor junto con todos los picos del circo de Gredos. El ascenso no es muy pronunciado. Atrochamos al llegar a la penúltima curva del acenso. Hemos llegado y nos paramos en la fuente. Se trata de una cañada extrañamente plana para encontrarse prácticamente en lo alto de la Sierra de Ávila, que aquí toma la forma de enormes bloques de piedra y sirven de resguardo al ganado, caballos sobre todo. Aparte las piedras, la única sombra se encuentra bajo los últimos 3 ó 4 servales supervivientes. Comenzamos la vuelta. Se cruza la cañada por el centro, en dirección este. Aunque en invierno tal vez sea conveniente rodearla por la zona menos húmeda.
Acaba la cañada y descendemos por la pradera, libre de piornos y escobas, que bordea el arroyo. A nuestra izquierda las Peñas de Fuente Lobos y un poco más lejos el Campanitario donde al final del invierno aún florecen los narcisos silvestres. Tras un corto descenso se llega a una pista que nos devuelve a las eras de trilla. Desde este punto se desciende a Navalacruz por la antigua carretera, que aún se conserva en buenas condiciones a pesar de la erosión de motos y quads. Si estamos cansados o tenemos prisa hay varias opciones para atrochar las amplias curvas, aunque deberemos tener ropa adecuada porque encontraremos zarzas. También podemos descender tranquilamente mientras disfrutamos del olor a tomillo, de las vistas del pueblo en medio de un largo valle con la sierra de Gredos al fondo y un impresionante robledal que va apareciendo a nuestra derecha.