Cañadas, Finca La Zarza y Las Herrerías (Barqueros)

¡ATENCIÓN! ESTA RUTA TIENE DOS TRAMOS QUE PASAN POR FINCAS PRIVADAS.

Interesantísima ruta que corresponde a la n° 4 El Volcán de Barqueros, del coleccionable Vuelta cicloturística por vías pecuarias, firmado por J. F. Cerezo y publicado por el diario La Opinión.

Aparco en el cementerio, a la entrada de la pedanía murciana de Barqueros. Desde ahí accedo al núcleo urbano por el Camino Real hasta la calle Infanta Elena, donde giro a la izquierda para salir del pueblo hasta un pequeño oratorio, la Ermita de la Santa Cruz, desde donde tenemos una buena panorámica de Barqueros.

Seguimos por nuestro camino hasta pasar cerca de un mojón de límite municipal entre Murcia y Librilla. El camino se reduce a sendero y llegamos a una valla que informa que es una finca privada. Hay acceso peatonal, así que entro para continuar eo recorrido. Si me encuentro con alguien le pediría permiso, pero no he visto ni un alma. Eso sí, en temporada de caza es mejor no arriesgarse, al menos en fin de semana.

Caminamos entre lomas en un terreno árido donde predomina el esparto y otros arbustos, y el pino es prácticamente el único árbol que prospera. Este paisaje, nada exuberante, tiene un atractivo extraño e inquietante.

Pasaremos junto a un viejo horno de piedra y el camino nos llevará a una vieja casa que he bautizado de las cañadas, en base a la ingente cantidad de veces que se repite en la toponimia del lugar: Cañada del Ratón, Cañada Alarcona, Cañada del Charco, Cañada de la Parra, Cañada Nueva, Cañadas del Molinero, Cañada de la Zarza, Cañada Hermosa…

Tras una curva visualizamos un acueducto del trasvase Tajo-Segura, hacia el que nos dirigimos. En un cruce giraremos a la izquierda, sobre la Rambla de Belén, imponente allá abajo.

Salimos de esta finca privada y accedemos a la carretera de servicio del trasvase, girando a la izquierda (el acuerdo queda a la derecha, así que no lo visitamos). Al rato salimos a la carretera RM-C19 o Cañada Belén, siguiendo a la izquierda aproximadamente medio kilómetro, hasta que la carretera se va a la derecha mientras nosotros seguimos leales al camino del trasvase.

Cruzaremos con mucha precaución la carretera de Murcia a Barqueros (RM-C1), siguiendo el trasvase unos cientos de metros más, hasta que la carretera gira a la derecha, ya que el canal de agua discurre por un gran acueducto.

Pasamos por la Finca La Zarza, junto a un vistoso aljibe. Descendemos, y nada más pasar la finca, en la curva a la derecha nos salimos por un camino a la izquierda, hacia el acueducto. Estamos entrando en la segunda finca privada, y aquí tampoco he visto a nadie para pedir permiso.

Ignoramos cualquier camino adyacente, pasamos bajo el acueducto del trasvase y, apenas unos metros más adelante llegaremos al punto de mayor interés de la ruta: el acueducto de Las Herrerías sobre el Barranco de La Zarza. Se trata de un largo acueducto con varios ojos, aunque la mitad están tapados por las cañas. El paraje es una verdadera delicia, un oasis de agua y frescor en mitad de este terreno eminentemente seco.

Los arcos nos piden fotos, de un lado y del otro. Y, por supuesto, no se trata de un vestigio del pasado, sino que está a pleno rendimiento, transportando un agua limpia, cristalina y saludable.

El camino nos adentra en el Paraje de Las Herrerías, una agradable umbría que alberga otra sorpresa: una charca que se forma en el cauce de un barranco paralelo al de La Zarza, casi invisible y que pasa desapercibido desde el camino. Está rodeado de cañas y no he podido llegar a su orilla, pero sí he visto los patos sobre sus aguas de verde superficie y hacer alguna foto en la que se vislumbra el agua.

De vuelta al camino, unos metros más arriba salimos de la pinada y llegamos a una presa bastante grande. Atrás queda el oasis, volvemos a la solana, rodeados de almendros, pinos dispersos y cabezos alfombrados de esparto.

A la derecha destaca un promontorio sobre los demás. Se trata del Cabezo del Morrón, esto es, el Volcán de Barqueros. Está cerca, y puede ser un buen momento para visitarlo, aunque yo ya lo conozco (disponible en mis rutas la subida al Volcán de Barqueros), así que hoy no iré. Ir y volver requerirá al menos cuarenta y cinco minutos más, y siempre dentro de la finca privada, pasando por una casa en ruinas que queda a nuestra derecha: la Casa del Charco.

Nosotros seguimos el camino principal, que en pocos metros cruza la cadena de la finca privada y sale al Charco Moñigo, lugar donde los atributos cargan agua. Hay varias mesas y asientos de hierro, y escindido entre la maleza, el panel de un antiguo PR, hoy deshomologado, que ascendía precisamente al Volcán de Barqueros.

Salimos a la carretera, ya a las puertas del pueblo, y caminamos los últimos metros hasta el aparcamiento del cementerio, donde damos por finalizada una estupenda ruta que nos habrá proporcionado un par de buenos regalos.