Cañaíca del Calar, Arroyo Tercero y Arroyo Blanco (Calar de la Santa)

Los paisajes que se recorren en esta ruta son de ensueño, muy verdes y húmedos, tanto que no parece uno estar en Murcia.



De hecho, estamos en el límite con Nerpio y con continuidad montañosa ya hasta la Sierra de Segura. También es una ruta con agua, con varios arroyos por donde corre formando pozas y al abrigo de verdes choperas, lo cual tampoco es habitual en nuestra Región.

La ruta es difícil porque puede decirse que es un poco "experimental": hay tramos sin senda por el lecho de los arroyos en los que el avance se hace dificultoso, y se cruzan arroyos en más de diez ocasiones, y no en todas es fácil hacerlo. Sin lugar a dudas la ruta puede recortarse, retocarse y hacerse mucho más fácil, por eso digo que este track es un poco de reconocimiento.

El primer tramo, entre El Calar de la Santa y Arroyo Tercero, es muy cómodo recorriendo la cañadica del Calar por camino y a primera hora de la mañana es una preciosidad ver tantas flores frescas y tan recias sabinas y pinos salgareños como la pueblan. En un par de puntos del camino se divisan en las paredes de enfrente las vallas que protegen las pinturas rupestres que allí se encuentran en unos abrigos, declaradas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. En el camino de vuelta se pasa por su misma puerta. Al final de la cañada, al pie de un cortijo en ruinas, hay que hacer el primer vadeo del arroyo.

Una forma de recortar la ruta es comenzarla ya en la localidad de Arroyo Tercero, y hacer desde allí el resto del recorrido circular. Se pierde el paseo por la cañadica, que es fácil y muy bonito, pero es una forma de restarle kilómetros.

De Arroyo Tercero se sigue bajando siempre cerca del cauce del arroyo junto a frondosas choperas y se vadea dos veces más antes de llegar a la carretera de Nerpio, donde viene a salir el camino junto al cortijo "El Renacer". A los pocos metros de carretera se toma desvío también asfaltado, aunque en bastante mal estado, hacia la Ermita de la Rogativa y se cruza por Los Estrechos, un angosto paso entre paredes de roca muy bonito por donde apenas caben la carretera y el arroyo, que forma allí unas pozas preciosas.



Y aquí viene uno de los puntos complicados de la ruta: la bajada y la progresión por el Arroyo Tercero hasta que se junta con el Arroyo Blanco. La opción más fácil consiste en no abandonar la carretera y continuar por ella hasta enganchar poco más adelante, en el cortijo del Mojón, con el resto de la ruta. Insisto en que, salvo para los más aventureros y experimentados, RECOMIENDO NO BAJAR para avanzar por el cauce. La vegetación es muy tupida y me tropecé con una piara de jabalíes muy numerosa y con ejemplares de gran tamaño. Hay que cruzar varias veces el arroyo y con bastante dificultad. La finca que hay al final del arroyo está vallada y no hay que subir hacia ella, pues la valla está en el mismo borde del terraplén y no se puede avanzar junto a ella, hay que hacerlo siempre por abajo. Aunque en último lugar está el premio de la aventura: la junta de los dos arroyos es un lugar muy bonito, con una represa, una pequeña canaleta y un ancho canal cementado por donde se recogen las aguas del Arroyo Blanco.



A partir de aquí toca remontar por el Arroyo Blanco, primero por unos meandros encajonados entre paredes y luego saliendo por senda hasta la carretera a la altura del cortijo del Mojón. Aquí termina el tramo más complicado. Poco después se deja la carretera y se avanza arroyo arriba junto a una canaleta, campo a través y vadeando el arroyo varias veces más. De nuevo en una zona frondosa tuve que espantar otro grupo de jabalíes que abrevaban en el arroyo. Por último se llega a una zona encajonada entre paredes al fondo de la cual hay una presa, y es el momento de remontar por la ladera en fuerte subida, aunque corta, por zona de grandes rocas desprendidas, hasta alcanzar la cornisa desde donde ciertamente hay unas vistas admirables sobre la vega por la que cruza allí el arroyo a los pies del cerro de Villafuerte.



Desde esa cornisa, ya sobre el Arroyo Blanco, se abandona su cauce y por camino primero, junto a plantaciones de espliego, y por senda después, por el pie del cerro del Castellar, se cruza hasta ganar de nuevo la aldea de Arroyo Tercero. Desde ella se rodean las canteras para llegar a la cañadica del Calar por la parte superior y pasar junto a los recintos vallados de las pinturas rupestres, hasta que por senda se baja al lecho de la cañada y se regresa al Calar de la Santa.

A última hora del día, por la parte alta de la cañada se me cruzó un zorro tan campante a una veintena de metros. El entorno natural en que se desarrolla esta ruta es en todos los aspectos una maravilla.