Canales - Cabeza de Pandescura - Demués (Cabrales / Onís)
near La Molina, Asturias (España)
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Ascensión a Cabeza de Pandescura en travesía desde Canales, pueblo cabraliego emplazado en el Alto de Ortiguero, sobre los derrumbes del río Casaño, continuando luego por los puertos bajos del concejo de Onís hasta Demués, final de la ruta.
Canales (430 metros) - Minas de Alda (542 metros) - Collado Beranzas (747 metros) - Collado los Buitres (723 metros) - Collado Postigos de Allá (725 metros) - El Jorcadellín (872 metros) - Cabeza de Pandescura (1.004 metros) - Collado Gustaselvín (866 metros) - Majada el Cabañagu (775 metros) - Collado la Berruga (730 metros) - Demués (420 metros).
Por la autovía A-8 dirección Cantabria, salimos hacia Posada de Llanes continuando por la AS-115 hacia el Alto de Ortiguero. Cuando comenzamos a descender a Las Estazadas por la AS-114, hay a la derecha un amplio aparcamiento en el pueblo de Canales, punto de partida de nuestro recorrido.
Cruzamos Canales por el centro en dirección a La Molina, una vez superadas las últimas viviendas, dejamos la carretera para seguir por una pista que a la derecha y en ligera pendiente, nos conduce hasta la Mina Delfina, mas conocida como Minas de Alda.
La mina de cobre empezó a ser explotada comercialmente en el año 1.827, aunque sus orígenes pueden datar del periodo neolítico. Su industrialización, fue obra del vicecónsul inglés en Bilbao, Jaime Innes Reid, tras diversos cambios de propiedad fue abandonada en el año 1.958 cuando la Sociedad Cobre Electrolítico y Metales Gijón, entonces dueña de la explotación cesó su actividad.
De su entorno industrial, queda en pie el castillete metálico y los muros de la tolva para la carga del mineral. La prospección llegó a los 100 metros de profundidad y tras el abandono, las diversas galerías eran el objetivo de personas aficionadas a la mineralogía. También algunos vecinos aprovecharon para utilizarla, como lugar de curación de quesos artesanos, toda la zona está repleta de simas y cavidades, que hacían del entorno una zona de riesgo.
Hasta que hace unos 20 años, una pareja de aficionados a los minerales tuvo un accidente. El gobierno del Principado a través de la Consejería de Industria, decidió activar una contrata, para cegar las bocas de las minas con materiales cercanos a ellas. Los vecinos alertados por la actuación y con el apoyo del Ayuntamiento de Cabrales, evitaron que se derribara el castillete. Tras una tensa situación, se acordó paralizar la actividad de la contrata y en lugar de completar el derribo, se cerró con un vallado metálico las zonas de riesgo, plantándose árboles para atenuar el impacto ambiental.
Desde el collado por el que discurre el GR-109, dejamos atrás la mina y seguimos el camino que por el sur se dirige hacia una finca, el cual abandonamos para continuar a la derecha por un sendero que penetra entre la maleza. Aunque muy definido, hay que estar atento al track porque no hay indicación alguna. Pronto se abre a un terreno mas limpio, que nos lleva hacia el collado Beranzas.
Desde esta amplia atalaya de espléndidos horizontes, también conocida como el Alto de la Molina, podemos apreciar todo el recorrido que nos queda para llegar a nuestro objetivo: el sinuoso perfil de la Sierra de Gustaselvín, con la Cabeza Xatera, la Saldaña, la Dubia, el Porru Salón y como final Pandescura. Por encima de todo ello las lejanas y verticales cumbres de las Peñas Santas, presiden el fondo de un idílico paisaje.
Estamos ahora en el PR AS-74 , que desde Avín recorre este territorio modelado por los pastos y pequeños arroyos que alimentan al río Güeña, antes de perder su nombre en Cangas de Onís al entregar sus aguas al Sella. En cómodo caminar por los collados de los Buitres y Pontigos nos vamos acercando a la bonita figura de la Cabeza Dubia (937 metros), también conocida como El Porrón o Pico Zaragüenzu.
Siguiendo las marcas del PR cruzamos el cauce del arroyo Dubia, por el que seguimos hasta su nacimiento en el manantial del Mangante, acercándonos luego a la base de Cabeza Dubia que bordeamos por la derecha, siguiendo las espléndidas camperas que sin dificultad nos llevan a los amplios pastos de Camplengo Dubia.
Estamos en lo que llaman el "puertu baju" de Onís, fértiles territorios por debajo de los mil metros, lugares idóneos para la afamada ganadería, que en libertad puebla estos bellísimos parajes.
Ascendemos por trochas de ganado, mientras nos acercamos a la vertical figura del Porru Salón (918 metros). Alcanzamos el Jorcadellín, aéreo collado que lo separa de Pandescura, donde adivinamos el río Casaño, hundido frente a los derrumbes de peña Ruana y el Jascal.
Desde el Jorcadellín estamos frente a Pandescura en su vertiente noreste, siguiendo por cómodos trazos de sendas vamos rodeando la peña por la derecha, en permanente ascenso hasta el collado opuesto. Luego un fácil sendero, muy definido y con jitos nos lleva a su aérea y atractiva cima, modesta en altura pero grande en su proyección.
Cabeza es así denominada como cumbre secundaria, baja y redondeada que suele estar cerca de una majada. Pandescura procede de la raíz lingüística "pan", que viene a tratarse como puerto o alza en el territorio. Un atractivo buzón en forma de cámara fotográfica, reivindica su estratégica situación, con el río Casaño ejerciendo de frontera imposible, ante la inmensidades calizas de los territorios del Cornión.
Fue también Pandescura, zona estratégica durante el mes de septiembre de 1.937. Tras masacrar con la aviación alemana de la legión Condor, a la heroica resistencia en el Cuera de las tropas republicanas, los rebeldes dirigieron su ofensiva hacia los puertos bajos de Onís por el Alto de Ortiguero, con la intención de acceder a Cangas de Onís por Covadonga y envolverlos desde la zona costera. El día 23 las fuerzas moras del 4º de Alhucemas tomaron la cumbre de Pandescura, pero no consiguieron adelantar la linea del frente. Durante 5 días se produjeron contraataques de las brigadas 184 y 176 al mando del gijonés Manolín Alvarez, que mantuvieron a raya el avance fascista, en una lucha tan desigual como encarnizada.
De vuelta por el collado de Pandescura, descendemos luego hacia el suroeste por terreno de pastizales hasta el collado Gustaselvín y su braña. A continuación bajamos hacia el norte por la riega de Sirvieyo hasta la majada de Cabañayu, ruinas de un asentamiento de cabañas circulares que tuvieron un proceso de reconstrucción, con el que se pueden apreciar sus muros y cimientos.
El camino sigue en cómodo ascenso, hasta los alomados perfiles del Llano la Cruz que nos conducen al collado de La Berruga, cruce de caminos entre las cauces de los ríos Jaedo y Tabardín, ambos afluentes del Güeña.
Siguiendo el camino que pasa junto a una cuadra ganadera, vamos por zona de pastos hasta la vega de Covalierda y la cabaña del Llanón. Pasamos luego a la vertiente meridional del cordal por el collado de la Veguina, mientras vemos espléndidos y al frente los pueblos Gamonedos de Onís y Cangas, origen de los apreciados quesos de montaña.
El ancho camino de fácil tránsito, nos lleva hasta Las Prunalinas, donde enlazamos con la pista que accede a Demués junto a la capilla de San Francisco. Ya en el centro existe un pequeño aparcamiento, donde habíamos dejado el vehículo para poder hacer la travesía. Luego 4 kms para bajar por carretera hasta Benia y 8 mas para volver a Canales, completando así una espléndida jornada por los "puertos bajos" de Onís.
Canales (430 metros) - Minas de Alda (542 metros) - Collado Beranzas (747 metros) - Collado los Buitres (723 metros) - Collado Postigos de Allá (725 metros) - El Jorcadellín (872 metros) - Cabeza de Pandescura (1.004 metros) - Collado Gustaselvín (866 metros) - Majada el Cabañagu (775 metros) - Collado la Berruga (730 metros) - Demués (420 metros).
Por la autovía A-8 dirección Cantabria, salimos hacia Posada de Llanes continuando por la AS-115 hacia el Alto de Ortiguero. Cuando comenzamos a descender a Las Estazadas por la AS-114, hay a la derecha un amplio aparcamiento en el pueblo de Canales, punto de partida de nuestro recorrido.
Cruzamos Canales por el centro en dirección a La Molina, una vez superadas las últimas viviendas, dejamos la carretera para seguir por una pista que a la derecha y en ligera pendiente, nos conduce hasta la Mina Delfina, mas conocida como Minas de Alda.
La mina de cobre empezó a ser explotada comercialmente en el año 1.827, aunque sus orígenes pueden datar del periodo neolítico. Su industrialización, fue obra del vicecónsul inglés en Bilbao, Jaime Innes Reid, tras diversos cambios de propiedad fue abandonada en el año 1.958 cuando la Sociedad Cobre Electrolítico y Metales Gijón, entonces dueña de la explotación cesó su actividad.
De su entorno industrial, queda en pie el castillete metálico y los muros de la tolva para la carga del mineral. La prospección llegó a los 100 metros de profundidad y tras el abandono, las diversas galerías eran el objetivo de personas aficionadas a la mineralogía. También algunos vecinos aprovecharon para utilizarla, como lugar de curación de quesos artesanos, toda la zona está repleta de simas y cavidades, que hacían del entorno una zona de riesgo.
Hasta que hace unos 20 años, una pareja de aficionados a los minerales tuvo un accidente. El gobierno del Principado a través de la Consejería de Industria, decidió activar una contrata, para cegar las bocas de las minas con materiales cercanos a ellas. Los vecinos alertados por la actuación y con el apoyo del Ayuntamiento de Cabrales, evitaron que se derribara el castillete. Tras una tensa situación, se acordó paralizar la actividad de la contrata y en lugar de completar el derribo, se cerró con un vallado metálico las zonas de riesgo, plantándose árboles para atenuar el impacto ambiental.
Desde el collado por el que discurre el GR-109, dejamos atrás la mina y seguimos el camino que por el sur se dirige hacia una finca, el cual abandonamos para continuar a la derecha por un sendero que penetra entre la maleza. Aunque muy definido, hay que estar atento al track porque no hay indicación alguna. Pronto se abre a un terreno mas limpio, que nos lleva hacia el collado Beranzas.
Desde esta amplia atalaya de espléndidos horizontes, también conocida como el Alto de la Molina, podemos apreciar todo el recorrido que nos queda para llegar a nuestro objetivo: el sinuoso perfil de la Sierra de Gustaselvín, con la Cabeza Xatera, la Saldaña, la Dubia, el Porru Salón y como final Pandescura. Por encima de todo ello las lejanas y verticales cumbres de las Peñas Santas, presiden el fondo de un idílico paisaje.
Estamos ahora en el PR AS-74 , que desde Avín recorre este territorio modelado por los pastos y pequeños arroyos que alimentan al río Güeña, antes de perder su nombre en Cangas de Onís al entregar sus aguas al Sella. En cómodo caminar por los collados de los Buitres y Pontigos nos vamos acercando a la bonita figura de la Cabeza Dubia (937 metros), también conocida como El Porrón o Pico Zaragüenzu.
Siguiendo las marcas del PR cruzamos el cauce del arroyo Dubia, por el que seguimos hasta su nacimiento en el manantial del Mangante, acercándonos luego a la base de Cabeza Dubia que bordeamos por la derecha, siguiendo las espléndidas camperas que sin dificultad nos llevan a los amplios pastos de Camplengo Dubia.
Estamos en lo que llaman el "puertu baju" de Onís, fértiles territorios por debajo de los mil metros, lugares idóneos para la afamada ganadería, que en libertad puebla estos bellísimos parajes.
Ascendemos por trochas de ganado, mientras nos acercamos a la vertical figura del Porru Salón (918 metros). Alcanzamos el Jorcadellín, aéreo collado que lo separa de Pandescura, donde adivinamos el río Casaño, hundido frente a los derrumbes de peña Ruana y el Jascal.
Desde el Jorcadellín estamos frente a Pandescura en su vertiente noreste, siguiendo por cómodos trazos de sendas vamos rodeando la peña por la derecha, en permanente ascenso hasta el collado opuesto. Luego un fácil sendero, muy definido y con jitos nos lleva a su aérea y atractiva cima, modesta en altura pero grande en su proyección.
Cabeza es así denominada como cumbre secundaria, baja y redondeada que suele estar cerca de una majada. Pandescura procede de la raíz lingüística "pan", que viene a tratarse como puerto o alza en el territorio. Un atractivo buzón en forma de cámara fotográfica, reivindica su estratégica situación, con el río Casaño ejerciendo de frontera imposible, ante la inmensidades calizas de los territorios del Cornión.
Fue también Pandescura, zona estratégica durante el mes de septiembre de 1.937. Tras masacrar con la aviación alemana de la legión Condor, a la heroica resistencia en el Cuera de las tropas republicanas, los rebeldes dirigieron su ofensiva hacia los puertos bajos de Onís por el Alto de Ortiguero, con la intención de acceder a Cangas de Onís por Covadonga y envolverlos desde la zona costera. El día 23 las fuerzas moras del 4º de Alhucemas tomaron la cumbre de Pandescura, pero no consiguieron adelantar la linea del frente. Durante 5 días se produjeron contraataques de las brigadas 184 y 176 al mando del gijonés Manolín Alvarez, que mantuvieron a raya el avance fascista, en una lucha tan desigual como encarnizada.
De vuelta por el collado de Pandescura, descendemos luego hacia el suroeste por terreno de pastizales hasta el collado Gustaselvín y su braña. A continuación bajamos hacia el norte por la riega de Sirvieyo hasta la majada de Cabañayu, ruinas de un asentamiento de cabañas circulares que tuvieron un proceso de reconstrucción, con el que se pueden apreciar sus muros y cimientos.
El camino sigue en cómodo ascenso, hasta los alomados perfiles del Llano la Cruz que nos conducen al collado de La Berruga, cruce de caminos entre las cauces de los ríos Jaedo y Tabardín, ambos afluentes del Güeña.
Siguiendo el camino que pasa junto a una cuadra ganadera, vamos por zona de pastos hasta la vega de Covalierda y la cabaña del Llanón. Pasamos luego a la vertiente meridional del cordal por el collado de la Veguina, mientras vemos espléndidos y al frente los pueblos Gamonedos de Onís y Cangas, origen de los apreciados quesos de montaña.
El ancho camino de fácil tránsito, nos lleva hasta Las Prunalinas, donde enlazamos con la pista que accede a Demués junto a la capilla de San Francisco. Ya en el centro existe un pequeño aparcamiento, donde habíamos dejado el vehículo para poder hacer la travesía. Luego 4 kms para bajar por carretera hasta Benia y 8 mas para volver a Canales, completando así una espléndida jornada por los "puertos bajos" de Onís.
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