Cancaneo por el Cancho del Infierno (Sierra de Líbar)
near Jimera de Líbar, Andalucía (España)
Viewed 509 times, downloaded 22 times
Trail photos
Itinerary description
Preciosa ruta por uno de los torcales más laberínticos y entretenidos que conozco, pero hay que advertir que es un recorrido muy técnico, con continuos trepes y destrepes algunos bastante complicados y expuestos, donde el avance se hace muy lento y laborioso saltando grietas, descolgándonos por grandes escalones, colándonos por estrechas fisuras y hondos callejones. Una autentica gozada –si te gusta esto, claro–. Es indispensable tener la suficiente experiencia y destreza en este tipo de terreno, en caso contrario desaconsejo firmemente aventurarse en este agreste cancho.
Partimos del Cortijo de Líbar, a donde se accede en coche desde Montejaque por un carril bien compactado. También podríamos comenzar en el Puerto de las Viñas o en Patagalana, pero la aproximación sería bastante más larga y el objetivo de hoy es entretenernos en el cancho todo lo posible, una ruta monográfica. El tiempo es todavía caluroso, no es la época idónea para este tipo de rutas, pero el mono aprieta y no hemos podido resistirnos. Desde allí subimos por la histórica vereda del Mesto que aunque algo desdibujada por algunas zonas –por aquí no pasa mucha gente– facilita mucho el acceso a la cordal del Mojón Alto. Conforme ganamos altura vamos teniendo excelentes vistas del cortijo, los Llanos de Líbar y la cuerda del Tunio y el Palo.
Llanos de Líbar con el cortijo y cuerda del Tunio y del Palo
Pronto estamos en la parte alta de la cuerda, al pie del Mojón Alto (1295) –que da nombre a esta sierra– cuya cumbre podíamos coronar sin gran esfuerzo, pero el objetivo de hoy es otro así que lo dejamos pasar por esta vez. Sobre este pico hay que decir que en algunos mapas he visto que llaman así a otro cerro más al noreste, en el extremo de la cuerda, que efectivamente es unos metros más alto según todos los mapas consultados y además está más cerca del cortijo del mismo nombre. Parece lógico, pero como presuntamente hay bastante consenso sobre que el Mojón Alto es este en el que nos encontramos y no el otro, dejaremos las cosas como están.
Un poco más abajo llegamos a una bifurcación: siguiendo hacia el frente –al este– nos llevaría al Puerto del Correo, nosotros tomamos a la derecha, en dirección al Cancho del Infierno que ya oteamos en el horizonte.
Cancho del Infierno y al fondo Sierra del Endrinal
Pero antes de desviarse merece la pena acercarse al Pilón de la Tagarnina –o del Mojón Alto– que se encuentra apenas unos metros más allá. En realidad son dos pilones tallados en la roca que en este tiempo están completamente secos –como era de esperar– por lo que no es fácil verlos. Yo me los pasé y cuando me di cuenta tuve que regresar para visitarlos, como se aprecia en el track.
Pilones de la Tagarnina
Seguimos por el sendero, relativamente bien marcado, hasta otra bifurcación donde el ramal de la derecha vuelve hacia el Cortijo de Líbar mientras que de frente se dirige al Cortijo de Mojón Alto. Por aquí tenemos previsto el regreso, pero ahora decidimos abandonarlo por la izquierda siguiendo una cresta caliza que se continúa con el Cancho del Infierno.
Cresta de aproximación al Cancho del Infierno
A partir de aquí nos metemos en faena, la primera trepada para situarnos en la cordal no es demasiado complicada, pero luego llegamos a un paso delicado donde habría que descender un escalón por la derecha con escasos agarres y muy expuesto, un paso de fe que, tras valorar el riesgo unos instantes, decidimos no dar.
Cresta de aproximación al Cancho del Infierno
Así que bajamos hacia la izquierda y vamos flanqueando la pared caliza bajo unos impresionantes tajos desplomados. Por aquí tampoco es fácil el avance, vamos bajando y subiendo por donde el terreno nos deja, procurando mantener la altura hasta el collado del Cancho del Infierno.
Tajos desplomados en la aproximación al Cancho del Infierno
Desde el collado comenzamos a trepar por la caliza, hay buenas presas y la piedra es muy áspera y se agarra con fuerza. Eso sí, las suelas se las bebe.
Cancho del Infierno
Accedemos a un primer pináculo que constituye un magnífico mirador hacia las sierras vecinas
Mojón Alto desde el Cancho del Infierno
Desde aquí vemos ya la cumbre del Cancho (1119), sobre una imponente pared fracturada.
Cumbre del Cancho del Infierno
El acceso a la cumbre es algo más laborioso, pero tampoco entraña gran dificultad para el que tiene experiencia. Desde arriba contemplamos las sierras cercanas del Caíllo, el Endrinal, el Pinar, las Cumbres, el Puerto de las Palomas, Cerro Coros y Monte Prieto. Más cerca el Dragón de la Breña –que se distingue bien sabiendo dónde mirar–, el Tinajo, los Lajares, el Zurraque, los Frailecillos… Pero lo que más impresiona es el abigarrado torcal en el que nos encontramos.
Vista norte desde el Cancho del Infierno
Intentamos continuar hacia el este pero pronto nos encontramos verticales tajos infranqueables que nos lo impiden, así que tenemos que retroceder zigzagueando en dirección norte por donde nos deja el torcal.
Cancho del Infierno
El avance por aquí es muy lento con continuas trepadas, saltando grietas, encaramándonos a agujas colándonos por gateras que conducen a estrechos callejones y retrocediendo en muchas ocasiones hasta encontrar el paso.
Cancho del Infierno
Es un terreno muy entretenido que vamos disfrutando mucho, aunque entiendo que puede llegar a desesperar al que no tenga pasión por las piedras.
Cancho del Infierno
Luego encontramos una ventana que bien podría denominarse la puerta del infierno, porque por ella se sale del Cancho –o se entra en él–.
Puerta en el Cancho del Infierno
Salimos a una pequeña dolina y nos introducimos por un callejón que se mete de nuevo hacia el este para seguir bregando con el torcal, buscando la manera de avanzar y sorprendiéndonos con sus extrañas formaciones.
Cancho del Infierno
Poco a poco vamos saliendo del cancho y encontramos trazas de un sendero que se dirige hacia el norte, la dirección que nos interesa, así que lo seguimos unos metros, pero enseguida divisamos un risco solitario que nos está llamando y enfilamos hacia él para encumbrarlo.
Risco solitario junto al Cancho del Infierno
Luego atacamos la Cabeza del Caballo, que está muy cerca, aunque con el calor, que ya aprieta, la subida se hace dura. Desde su cumbre contemplamos el Cancho del Infierno y otros torcales colindantes, además de los Llanos del Republicano y las sierras vecinas.
Cancho del Infierno desde Cabeza del Caballo
Tras unos minutos contemplando las vistas bajamos hacia el Cortijo de Mojón Alto, buscando ya el regreso hacia el coche porque el día está caluroso y a estas horas no apetece andar por el monte.
Cortijo de Mojón Alto
Adosadas a la fachada norte del cortijo hay tres pilas comunicadas, labradas en piedra, que se llenan con el agua del aljibe . Un canalón recoge la lluvia de todo el tejado y la almacena en el interior.
Pilas del Cortijo de Mojón Alto
El cortijo está limpio y mantenido, parece en uso, aunque no como vivienda sino como almacén de aperos y refugio.
Cortijo de Mojón Alto_20220909_140622
A partir de aquí el sendero pica hacia arriba, hay que estar atentos porque pronto describe una curva de noventa grados a la izquierda para dirigirse a un collado al pié del cerro más alto de esta sierra (1298): el otro Mojón Alto, del que ya hablamos. Para mí resulta el tramo más duro de la ruta, no tanto por el desnivel –apenas cien metros– sino por el calor que a esta hora aprieta mucho. Desde la parte alta tenemos ya vistas a los Llanos del Pozuelo, atravesados por el carril, y a la sierra de Benaoján coronada por el Pico Ventana.
Llanos del Pozuelo y Sierra de Juan Diego
Comenzamos la bajada hacia los Llanos de Cufría donde prospera una nutrida dehesa mixta de encinas y quejigos de buen porte. En este tiempo se distinguen muy bien unos de otras: más verdes los quejigos y más grisáceas las encinas.
Encinares de Cufría_20220909_153009
Poco antes de llegar al Cortijo de Líbar pasamos junto a un área recreativa, con mesas y bancos, y luego por un depósito de agua.
Depósito del Cortijo de Líbar
De la fuente del cortijo apenas mana un exiguo hilo de agua, aunque el pilón está lleno y cumple su función de abrevadero, tan necesaria en esta época.
Fuente del Cortijo de Líbar
El cortijo funciona como alojamiento rural gestionado por el ayuntamiento de Montejaque, con capacidad de hasta 35 personas. Aunque su aspecto exterior es mejorable, por dentro parece limpio y mantenido –al menos lo que se puede ver desde fuera–.
Cortijo de Líbar
Una ruta maravillosa, a pesar del calor en la última parte, que habrá que repetir entreteniéndonos más por el cancho cuando el tiempo sea propicio.
Partimos del Cortijo de Líbar, a donde se accede en coche desde Montejaque por un carril bien compactado. También podríamos comenzar en el Puerto de las Viñas o en Patagalana, pero la aproximación sería bastante más larga y el objetivo de hoy es entretenernos en el cancho todo lo posible, una ruta monográfica. El tiempo es todavía caluroso, no es la época idónea para este tipo de rutas, pero el mono aprieta y no hemos podido resistirnos. Desde allí subimos por la histórica vereda del Mesto que aunque algo desdibujada por algunas zonas –por aquí no pasa mucha gente– facilita mucho el acceso a la cordal del Mojón Alto. Conforme ganamos altura vamos teniendo excelentes vistas del cortijo, los Llanos de Líbar y la cuerda del Tunio y el Palo.
Llanos de Líbar con el cortijo y cuerda del Tunio y del Palo
Pronto estamos en la parte alta de la cuerda, al pie del Mojón Alto (1295) –que da nombre a esta sierra– cuya cumbre podíamos coronar sin gran esfuerzo, pero el objetivo de hoy es otro así que lo dejamos pasar por esta vez. Sobre este pico hay que decir que en algunos mapas he visto que llaman así a otro cerro más al noreste, en el extremo de la cuerda, que efectivamente es unos metros más alto según todos los mapas consultados y además está más cerca del cortijo del mismo nombre. Parece lógico, pero como presuntamente hay bastante consenso sobre que el Mojón Alto es este en el que nos encontramos y no el otro, dejaremos las cosas como están.
Un poco más abajo llegamos a una bifurcación: siguiendo hacia el frente –al este– nos llevaría al Puerto del Correo, nosotros tomamos a la derecha, en dirección al Cancho del Infierno que ya oteamos en el horizonte.
Cancho del Infierno y al fondo Sierra del Endrinal
Pero antes de desviarse merece la pena acercarse al Pilón de la Tagarnina –o del Mojón Alto– que se encuentra apenas unos metros más allá. En realidad son dos pilones tallados en la roca que en este tiempo están completamente secos –como era de esperar– por lo que no es fácil verlos. Yo me los pasé y cuando me di cuenta tuve que regresar para visitarlos, como se aprecia en el track.
Pilones de la Tagarnina
Seguimos por el sendero, relativamente bien marcado, hasta otra bifurcación donde el ramal de la derecha vuelve hacia el Cortijo de Líbar mientras que de frente se dirige al Cortijo de Mojón Alto. Por aquí tenemos previsto el regreso, pero ahora decidimos abandonarlo por la izquierda siguiendo una cresta caliza que se continúa con el Cancho del Infierno.
Cresta de aproximación al Cancho del Infierno
A partir de aquí nos metemos en faena, la primera trepada para situarnos en la cordal no es demasiado complicada, pero luego llegamos a un paso delicado donde habría que descender un escalón por la derecha con escasos agarres y muy expuesto, un paso de fe que, tras valorar el riesgo unos instantes, decidimos no dar.
Cresta de aproximación al Cancho del Infierno
Así que bajamos hacia la izquierda y vamos flanqueando la pared caliza bajo unos impresionantes tajos desplomados. Por aquí tampoco es fácil el avance, vamos bajando y subiendo por donde el terreno nos deja, procurando mantener la altura hasta el collado del Cancho del Infierno.
Tajos desplomados en la aproximación al Cancho del Infierno
Desde el collado comenzamos a trepar por la caliza, hay buenas presas y la piedra es muy áspera y se agarra con fuerza. Eso sí, las suelas se las bebe.
Cancho del Infierno
Accedemos a un primer pináculo que constituye un magnífico mirador hacia las sierras vecinas
Mojón Alto desde el Cancho del Infierno
Desde aquí vemos ya la cumbre del Cancho (1119), sobre una imponente pared fracturada.
Cumbre del Cancho del Infierno
El acceso a la cumbre es algo más laborioso, pero tampoco entraña gran dificultad para el que tiene experiencia. Desde arriba contemplamos las sierras cercanas del Caíllo, el Endrinal, el Pinar, las Cumbres, el Puerto de las Palomas, Cerro Coros y Monte Prieto. Más cerca el Dragón de la Breña –que se distingue bien sabiendo dónde mirar–, el Tinajo, los Lajares, el Zurraque, los Frailecillos… Pero lo que más impresiona es el abigarrado torcal en el que nos encontramos.
Vista norte desde el Cancho del Infierno
Intentamos continuar hacia el este pero pronto nos encontramos verticales tajos infranqueables que nos lo impiden, así que tenemos que retroceder zigzagueando en dirección norte por donde nos deja el torcal.
Cancho del Infierno
El avance por aquí es muy lento con continuas trepadas, saltando grietas, encaramándonos a agujas colándonos por gateras que conducen a estrechos callejones y retrocediendo en muchas ocasiones hasta encontrar el paso.
Cancho del Infierno
Es un terreno muy entretenido que vamos disfrutando mucho, aunque entiendo que puede llegar a desesperar al que no tenga pasión por las piedras.
Cancho del Infierno
Luego encontramos una ventana que bien podría denominarse la puerta del infierno, porque por ella se sale del Cancho –o se entra en él–.
Puerta en el Cancho del Infierno
Salimos a una pequeña dolina y nos introducimos por un callejón que se mete de nuevo hacia el este para seguir bregando con el torcal, buscando la manera de avanzar y sorprendiéndonos con sus extrañas formaciones.
Cancho del Infierno
Poco a poco vamos saliendo del cancho y encontramos trazas de un sendero que se dirige hacia el norte, la dirección que nos interesa, así que lo seguimos unos metros, pero enseguida divisamos un risco solitario que nos está llamando y enfilamos hacia él para encumbrarlo.
Risco solitario junto al Cancho del Infierno
Luego atacamos la Cabeza del Caballo, que está muy cerca, aunque con el calor, que ya aprieta, la subida se hace dura. Desde su cumbre contemplamos el Cancho del Infierno y otros torcales colindantes, además de los Llanos del Republicano y las sierras vecinas.
Cancho del Infierno desde Cabeza del Caballo
Tras unos minutos contemplando las vistas bajamos hacia el Cortijo de Mojón Alto, buscando ya el regreso hacia el coche porque el día está caluroso y a estas horas no apetece andar por el monte.
Cortijo de Mojón Alto
Adosadas a la fachada norte del cortijo hay tres pilas comunicadas, labradas en piedra, que se llenan con el agua del aljibe . Un canalón recoge la lluvia de todo el tejado y la almacena en el interior.
Pilas del Cortijo de Mojón Alto
El cortijo está limpio y mantenido, parece en uso, aunque no como vivienda sino como almacén de aperos y refugio.
Cortijo de Mojón Alto_20220909_140622
A partir de aquí el sendero pica hacia arriba, hay que estar atentos porque pronto describe una curva de noventa grados a la izquierda para dirigirse a un collado al pié del cerro más alto de esta sierra (1298): el otro Mojón Alto, del que ya hablamos. Para mí resulta el tramo más duro de la ruta, no tanto por el desnivel –apenas cien metros– sino por el calor que a esta hora aprieta mucho. Desde la parte alta tenemos ya vistas a los Llanos del Pozuelo, atravesados por el carril, y a la sierra de Benaoján coronada por el Pico Ventana.
Llanos del Pozuelo y Sierra de Juan Diego
Comenzamos la bajada hacia los Llanos de Cufría donde prospera una nutrida dehesa mixta de encinas y quejigos de buen porte. En este tiempo se distinguen muy bien unos de otras: más verdes los quejigos y más grisáceas las encinas.
Encinares de Cufría_20220909_153009
Poco antes de llegar al Cortijo de Líbar pasamos junto a un área recreativa, con mesas y bancos, y luego por un depósito de agua.
Depósito del Cortijo de Líbar
De la fuente del cortijo apenas mana un exiguo hilo de agua, aunque el pilón está lleno y cumple su función de abrevadero, tan necesaria en esta época.
Fuente del Cortijo de Líbar
El cortijo funciona como alojamiento rural gestionado por el ayuntamiento de Montejaque, con capacidad de hasta 35 personas. Aunque su aspecto exterior es mejorable, por dentro parece limpio y mantenido –al menos lo que se puede ver desde fuera–.
Cortijo de Líbar
Una ruta maravillosa, a pesar del calor en la última parte, que habrá que repetir entreteniéndonos más por el cancho cuando el tiempo sea propicio.
Waypoints
Waypoint
3,154 ft
Fin
Comments (2)
You can add a comment or review this trail
Vaya formaciones guapas te voy a seguir de cerca ,son muy interesantes .gracias por compartir
Gracias a ti por la valoración Maxi, es una zona interesante, diferente al Torcal pero merece la pena perderse por ella. Un saludo.