CANDANOSA EN IBIAS AVENTURASLYA

En este último sábado del mes de marzo nos dirigimos hacia una zona completamente nueva para nosotros. Nos vamos al pico Candanosa, desde el pueblo de Alguerdo en el concejo de Ibias, en el sur-occidente asturiano.
Y alguien podría decir, uff que lejos, uff que de monte, uff …
Nosotros de todo sacamos algo positivo. El hecho de no conocer este terreno ya es argumento suficiente. Esta zona es limítrofe con Muniellos en Cangas del Narcea. El acceso por aquí, imposible, por las propias restricciones del Parque. Hace más de 22 años, fuimos con permiso, hasta las lagunas situadas en la cara norte de esta cima.
Y desde Avilés hasta Alguerdo, se tarda más o menos lo mismo que a Fuente De.
Que hay mucha maleza? , puede ser. Pero si la administración nos pretende restringir los sitios más masificados, habrá que abrirse a otros lugares menos visitados y tranquilos. Además, referente a esta ruta, si cada uno que pasa aparta una rama, se mantendrá abierto el camino. ¿Que no os convence nuestra opinión? No nos parece mal, pero siempre os faltará la cima del pico Candanosa.
Y la remota posibilidad de encontrarse casualmente con un oso, también nos anima. Ya os adelantamos que esto no fue posible, aunque si encontramos excrementos de uno de gran tamaño
Bueno, allá que vamos. Cruzamos Cangas del Narcea, entrando en Degaña por el Rañadoiro y de ahí, por el Campillo nos adentramos en Ibias. Es uno de los municipios asturianos situados más al sur-oeste de la región, limítrofe con León y Galicia. Y culebreando por estrechas carreteras pasamos Villarmeirín, Villardecendías y Omente. Tras cruzar este pueblo, conducimos unos 4300 metros en dirección a Alguerdo. En este punto hay un pequeño ensanche donde aparcamos.
La ruta comienza aquí, por un tramo que da la impresión de ser una pista, pero que pronto se transforma en un amplio sendero. Desde esta zona, tenemos vista del pueblo y de todo el valle.
Seguimos por este terreno más o menos unos 1500 metros, para abandonar la pista hacia la derecha. Sigue siendo terreno muy llevadero y sin complicación. Poco más allá del kilómetro 2, hemos de girar hacia la izquierda, dirigiéndonos directamente hacia el valle del Valcárcel. Imaginamos que este trazado debió de ser en sus días un importante camino, a juzgar por cómo está construido. Hoy en día, los tocones de los arbustos en el suelo nos dicen que ha sido desbrozado. En estas condiciones continuamos hasta cruzar el reguero de la Chaguna. Hay algunos árboles que se han caído sobre el camino a consecuencia de la nevada de finales del año pasado. Los pasamos sin grandes problemas. En la ladera de enfrente hay algunos pedreros o canchales. Dicen que son querenciosos para los osos, en los que buscan larvas bajo las piedras. Pero solo localizamos un macho de rebeco. Sobre unas piedras, calentándose al sol, vemos un gran lagarto verdinegro con la característica cabeza azul de los machos. Pero nada de plantígrados.
El terreno se va espesando y llegamos al arroyo de Valcárcel, donde cruzamos a la ladera de enfrente. Pasamos en alguna ocasión junto a las ruinas completamente abandonadas de cuadras o cabañas. El camino, como esperábamos, se va tomando de maleza y ramas caídas. Vamos apartando las que podemos. Y así llegamos hasta los restos de la braña de Alguerdo. El suelo está tomado de zarzas y helechos secos que crujen al caminar. Conseguimos encontrar el “rastro” que queda de un sendero que nos permite progresar. Cruzamos un pequeño bosque por cuyo interior se avanza bien. Pero pronto salimos de nuevo a la zona cerrada de maleza. Avanzamos despacio, buscando de nuevo los restos del camino. Por ahí, salimos al cordal limítrofe con Muniellos en Cangas del Narcea. Hay una roca aislada en esta zona, que llaman el Hórreo de Valcárcel. Desde ahí, a 1484 metros, aún nos quedan casi 200 de desnivel para llegar a la cima, aunque la tenemos en frente. Al sur, en la zona de Ancares, vemos nubes negras e intuimos que está lloviendo. Justo de ahí viene el viento que nos acompaña en la llegada a la cima, con una bajada importante de la temperatura y acompañada de aguanieve. Apenas paramos lo justo para unas fotos y abrigarnos para comenzar un rápido descenso por la misma ruta de ascenso. Con la humedad salen brotes y flores. Nos cruzamos un sapo que junto con el lagarto, el rebeco y algunos glayos, ha sido lo único vivo que hemos visto por la zona
Para nosotros, todas las cimas tienen importancia. Esta, por las restricciones por el norte y la maleza por el sur, no tiene pinta de ser muy visitada. Volveremos a la zona para subir otras cumbres. Y a ver si hay suerte con el oso.