Candelario-Puente Nueva-Embalse de Navamuño
near Candelario, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Sin aún digerir del todo el atracón de ayer, en la I Fiesta del Colesterol, nos encaminamos de buena mañana, con negros nubarrones en el cielo, hacia Candelario. Llegando se concreta la amenaza, y empiezan a descargar las nubes en forma de fuerte e intenso chaparrón. Nos guarecemos bajo unos arcos para preparar mochilas y capelinas, no demasiado precoupados, puesto que la ruta no se nos antoja peligrosa sobre mojado. Algo incómodos, pero razonablemente secos bajo los plásticos, nos dirigimos a la salida del pueblo mirando a todos lados, pues bellas muestras arquitectónicas se presentan ante nuestros ojos. La Plaza del Humilladero, la Ermita del Cristo del Refugio, su adoquinada Calle Mayor, y la Fuente de las Ánimas, nos circundan y acompañan hasta las últimas casas. Un fuerte estruendo nos sobresalta, y un coche a demasiada velocidad casi nos empapa al pasar sobre los charcos. Pronto descubrimos el motivo. Hoy celebran un Rally, y el tramo de carretera por el que teníamos previsto transitar, es ahora un vertiginoso circuito de carreras. Aunque nos autorizan a caminar por el arcén con precaución, bajo nuestra responsabilidad por supuesto, varios derrapes y un conato de colisión entre dos bólidos, nos disuaden de intentarlo. Entre unos y otros intentan ayudarnos y orientar nuestro camino, pero tras un conciliábulo, amenizado por la carrera, decidimos improvisar, enlazando por un tramo seguro con el track de vuelta, y luego ya veremos. Invertimos pues el rumbo, empezando por detrás, y avisando nuestro hacedor de rutas, que faltarán avisos de giro, y otros serán a mano cambiada. Eso explica lo que parece un curioso nudo gorgiano, en el inicio de la ruta, en absoluto destinado a confundir a incautos. Pisando un tramo de asfalto, aunque con poco tráfico, giramos hacia el Camino del Calvario, que pronto se torna hermoso y boscoso sendero, que nos sorprende con la imagen de la refrescante y cantarina Cascada de la Mangá. Inmortalizado el momento y el lugar con variadas autofotos, escampa la lluvia casi por completo, y aprovechamos el resguardo de la espesura, para reagrupar unidades y recuperar fuerzas, mas por costumbre que por necesidad. Se eleva el sendero de forma gradual, y a medida que subimos, mas hermoso es el sendero y el paisaje todavía mas. Distinguimos a lo lejos el Embalse de Navamuño, punto de retorno hacia el pueblo, donde deberemos lidiar con los veloces autos locos, si es que no han acabado la carrera ya. Tras diversos subibajas, un arroyo, creado por la lluvia, ocupa el camino, y saltando entre piedras evitamos la mojadura, y también pisar a un enorme y despistado sapo. Ignorando si es príncipe o vasallo, por una bruja encantado, le dejamos seguir su camino, sin apenas molestarlo. Paralelos a la carretera, aunque a distancia y a salvo, hemos oido el atronador estampido de los ruidosos vehículos al pasar, y después de un rato, ruido de sirenas que precedieron a una silenciosa tregua. Nos aventuramos por ello por la carretera, ojo avizor, pensando que por un accidente o el fin del cronometrado tramo, nos mantendríamos sanos y a salvo. Nos afanamos con largas zancadas y casi perdiendo el resuello, a alcanzar el prometido desvío por sendero, que en el track auguramos. Todos menos, como casi siempre, nuestro esforzado fotógrafo, que empecinado en conseguir la foto perfecta, desoye nuestros avisos y llamadas, y se para a cada paso. En la Fuente del Peregrino se desvela el misterio. Pasa un coche de la organización, avisando por megáfono, diciendo que ahí no podemos estar y que subamos con celeridad a la seguridad de lo alto. Esperando que se refiera a un lugar y no al merecido paraiso celestial, reanudamos con paso vivo la marcha, en pos de la prometida seguridad. Efectivamente, se trata de un control de paso, donde comisarios y espectadores, se resguardan del peligro, ocupando tan buen sitio por madrugadores. Pasan dos coches mas, avisando del inicio de otro cronometrado tramo, aprendiendo así para posterior ocasión, que al cerrar, también deberemos esperar a que pasen tres, tres coches clausuradores. Observamos el paso de algunos participantes y franqueando la abierta reja, entramos al recinto de Oficinas y Embalse de Navamuño. Con el cielo casi totalmente despejado, disfrutamos del entorno y de la belleza del agua. Al poco aparece nuestro fotógrafo, que dice el camino haber errado, y casi llega a pedir trabajo en el edificio de oficinas. Elucubrando sobre que camino tomar, vemos aproximarse a lo lejos un grupo de colegiales, que dirigidos pos sus maestros, llegan por el camino mas suave, pero mas largo. Tomamos entonces el otro, antes de tener que soportar su alboroto. Bastante hemos tenido ya, con los autos locos. Por herbado camino, terroso y a ratos pedregoso sendero, alcanzamos la orilla del Río Cuerpo de Hombre, y sobre su cauce, Puente Nueva. Con aspecto de ser muy antiguo por cierto. Nos cruzamos en la pista, que aquí se inicia, con una pareja con niños. Lo que nos hace imaginar que no presentará dificultades y que no será muy larga. Así es, agradable, fresca y llena de verdor, se nos hace corta hasta llegar a la carretera. Otra pareja con niños, algo mas mayores, salen de detrás de un muro, y nos consulta la señora si ha acabado la carrera, puesto que de ningún modo quiere arriesgar su integridad. El mas espabilado de nosotros, que siempre sabe sumar dos y dos, le asesora sobre el paso de los tres vehículos despejadores, que como por arte de magia empiezan en ese momento a pasar, como si hubieran sido conjurados para la ocasión. Asegurado el transitar sin mayores peligros, avanzamos en fila india por el arcén, donde nos adelantan los coches de los esforzados espectadores, que demostrando mesura, bajan a menor velocidad que sus admirados héroes. Llegados al nudo gorgiano, deshacemos el recorrido a trasmano, para callejear por el pueblo, admirando hermosas calles, singulares edificios y las innumerables fuentes. Abreviamos el tiempo previsto para realizar el turístico recorrido, por la demora sufrida al inicio, por la incipiente amenaza de nuevas lluvias, y porque nos queda un largo trecho hasta Alba de Tormes, donde haremos un alto en el camino, para nutrición y visita.
Deambulando por las calles de Alba de Tormes
Deambulando por las calles de Alba de Tormes
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Menudas experiéncias
Como el cartero, llueva o truene, llega a su destino.