CAÑON DE ALMADENES desde Central Eléctrica hasta Presa de la Mulata y CUEVA DEL ARCO

NOTA: Si eres un senderista ocasional y no quieres llevarte ninguna sorpresa, súmale a la ruta un punto más de dificultad, ya que la asigno bajo mi criterio y valoración personal.
A ello añádele que puede variar según factores como; época del año o climatologicos.

Partiendo desde la Central Hidroeléctrica de Almadenes comenzamos esta épica aventura pasando por el Barranco de la Higuera, y por una serie de pozas que según la época del año podremos encontrar con agua o secas.
Llegamos hasta el mirador de Almadenes donde podemos contemplar unas magníficas vistas del mencionado Barranco y la caseta de recepción y parking de la Cueva de la Serreta.
Avanzando entre subidas y bajadas de desnivel llegamos hasta la Sima o Cueva de la Serreta al otro lado del Cañon.
Entre sus paredes se encuentran pinturas del Neolítico y hasta una vivienda Romana del siglo III.
Comenzamos a descender por el barranco por tramos estrechos y zonas donde se intensifica la parte técnica de la ruta, bajando por unos escalones estrechos que nos llevan hasta una especie de raíles y parte voladiza (no apta para gente con vértigo), tras cruzarlos seguimos descendiendo hasta el rio, donde paramos para tomar algo, hacer fotos y contemplar el grandioso y encajonado río Segura.
Tras el almuerzo proseguimos nuestra ruta hasta llegar a la presa de la Mulata, con su nueva pasarela por la que no podemos acceder.
A partir de aquí comenzamos una fuerte trepada por sendero apenas visible, con mucha piedra suelta. Esta otra parte de la ruta sube su nivel técnico a difícil.
Una vez conseguimos llegar hasta lo más alto podemos apreciar las impresionantes vista a los campos de Calasparra con la Sierra del Puerto al fondo. Si nos giramos podremos ver el Embalse de Alfonso XIII, desembocando sus aguas del Río Quipar al Río Segura.
Tras desniveles de ascenso y descenso entre barrancos y zona de monte bajo llegamos hasta las peculiares Cuevas de Ángel Marín y del Arco.
Digo peculiares ya que la de Ángel Marín resalta la forma de un corazón en su oquedad viéndola por su parte interna.
Y la otra por su magnífico arco, al cual se puede subir no sin una rigurosa trepada.
Dejamos atras las dos cuevas y seguimos entre barrancos y campo a través hasta llegar al sendero que nos lleva de vuelta a los coches, donde nos espera un espectacular picnic donde no faltó de nada.