Cañón de Almadenes y Paraje de lapiaz kárstico Los Losares (Cieza) – Región de Murcia

Ruta realizada el 28/03/2021 por el grupo senderista Domingo Montañero

Declarado espacio natural protegido en 1992, el Cañón de los Almadenes de Cieza, es hogar de múltiples animales como sus famosas nutrias, galápagos, garzas reales e imperiales, águilas reales, martín pescador, etc, es también, zona imprescindible para la reproducción de los murciélagos. Entre su flora destaca el lentisco, sauce negro, adelfas, taray, chopo y madreselva, con importantes atochales donde abunda el gamón blanco o asfodelo, planta que en la antigüedad se creía facilitaba el tránsito de la vida a la muerte.

El protagonismo principal del Cañón de los Almadenes lo tiene el río Segura, que al atravesar las estribaciones de la Sierra de la Palera y del Molino, aprovecha diversas fallas, fracturas y desgastes milenarios de las rocas, formando este fascinante cañón que llega a superar los 150 metros de pared vertical, con 9 kms sobre el río Segura y 2 kms sobre el río Quípar.

El Cañón ofrece además sorprendentes testimonios de la prehistoria, con dos cuevas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1998: Los Monigotes y La Serreta. La primera de ellas (en la margen derecha del río) con pinturas rupestres del Eneolítico (Edad Bronce), mientras que en la segunda (en margen izquierda), ocupada desde el Neolítico, encontramos tanto de la Edad de Bronce, como de la época Iberoromana.

Otra zona destacable es el Paraje de Lapiaz Kárstico Los Losares, con sus singulares surcos en la roca y la Fuente del Gorgotón, cercana a la salida oriental del Cañón en su dirección a Cieza, único manantial conocido en el mismo cauce del Segura, que ya aparece documentada por geógrafos árabes en el siglo XII (la llamaban de forma supersticiosa "Ojo de Satán"). El tímido nacimiento de aguas cálidas y transparentes, se debe a que las filtraciones de lluvia en terreno kárstico, quedaron atrapadas a 200 metros de profundidad media, formando el acuífero sinclinal de Calasparra. Hoy el Segura discurre por encima del acuífero y le cede el agua necesaria para mantener el equilibrio de la surgencia.

Descripción de la ruta:

Comenzamos en el aparcamiento de la Central Hidroeléctrica de Almadenes y tras cruzar un ramblizo que baja de la Casa de Los Losares, nos dirigimos a las paredes del Cañón rumbo al Mirador de Almadenes, justo por el filo de la pared. Este tramo se puede hacer por el sendero oficial (fácil) o como nosotros justo por el borde, ruta expuesta sólo apta para quién no tenga ningún vértigo, en caso contrario, mejor seguir la ruta que hemos utilizado en el regreso (vía oficial). Tras la Plataforma-Mirador llegamos justo enfrente de la Cueva de la Serreta. Imagen que parece sacada de la película ALPHA.

Por recorrido espectacular de escaleras y senderos volados, llegamos al “Paso de la Vagoneta”, tramo aéreo sobre antiguas vías de vagoneta minera de más impacto visual que dificultad técnica, que nos introduce en lo más frondoso del recorrido, que permite bajar a la misma orilla del río Segura.

Llegados al Embalse de La Mulata, observamos que es imposible cruzar al otro lado del río, pues han apantallado la zona que incluso dispone de cámara de grabación. Sorprendente limitación que obliga a seguir el GR-127 hasta Calasparra. Iniciamos pronunciado ascenso por la difusa marca del GR-127, sobre los Almadenes del Quípar en Sierra de la Albarda (504), hasta que el GR se desvía a la derecha y nosotros enfilamos a un paso bastante expuesto, por el que accedemos al costado de La Peca (532), que no llegamos a coronar, para desviarnos hacia diferentes ramblas en la zona de Los Losares, por entorno kárstico conocido como Los Albares. Paisaje inalterado de gran belleza.

Es cierto que se puede subir hasta la cuerda de La Sierra de La Palera (657), pero sus vistas ya las conocemos desde la cima del Almorchón (778), por lo que nos decidimos por explorar el paraje de Los Losares.

En resumen, ruta 5* sólo apta para gente experimentada que no sufra ningún vértigo. Esta ruta debe evitarse con altas temperaturas, pues las rocas de tonalidad oscura, se calientan e irradian calor, convirtiéndose en una auténtica parrilla.