Cañón de Añisclo hasta La Capradiza

Recorrido por el fondo del Cañón de Añisclo, el sendero está perfectamente señalizado hasta La Ripareta, de allí para arriba se ve un poco menos. Extraordinario el colorido otoñal de este increíble valle, una excursión preciosa de alta montaña que hemos decidido hacer con Irene y su prima Inés.

DESCRIPCION DE LA RUTA:

Partimos como es norma desde la entrada del valle de Añisclo, es decir del aparcamiento de San Úrbez. Todo el recorrido es por el sendero principal del cañón, no tiene pérdida.

El inicio es muy sencillo, se trata de bajar por un sendero perfectamente señalizado hasta el puente de piedra sobre el río Bellos, cruzarlo y continuar hasta el ermita de San Úrbez.

Visitada la ermita rupestre, seguimos la senda del valle adentrándonos en un cañón espectacular en todo su recorrido, pasando junto a cascadas, siempre a nuestro lado el curso del agua y rodeados de frondosísima vegetación, un espectáculo casi embriagador que ahora en otoño luce con toda la gama de colores.

Al principio el valle es amplio, avanzamos con rapidez. El ruido del agua aumenta su sonido en cuanto el cañón se estrecha, pareciendo mucho más vertical.

Sólo nos libraremos del rugido de las sucesivas cascadas cuando se asciende en fuerte pendiente hasta la Selva Plana, quedando el río mucho mas abajo y por tanto evitando el sonoro caudal.
Existe un espectacular mirador en ese lugar, colgado sobre el profundísimo cañón. A su vez, el bosque de hayas y pinos que flanquea algunos saltos de agua, alcanza su más exquisita belleza haciendo las delicias de todo aficionado a la fotografía.

De hecho, al iniciar la andada habíamos coincidido con un grupo de fotógrafos de Fotonatura, que han venido de otros lugares de España a hacer su particular reportaje.

Una vez en el punto llamado La Ripareta, donde nunca había estado antes, paramos a hacer fotos y a disfrutar de la naturaleza, tan bonita como en cualquiera de los mejores lugares del mundo.

Continuamos nuestro paseo montaña arriba con las dudas de si el tiempo aguantaría, ya que amenazaba con llover.

Irene planteó llegar a la Fuen Blanca, pero a mí me pareció excesivo así que al llegar al puente de La Capradiza, dimos media vuelta. Llegar a Fuen Blanca me encantaría, pero se necesitaba una hora y media más de ida y vuelta.

De regreso paramos a hacer más fotos, también nos llevamos un buen susto al caer justo delante nuestro unas piedras grandes como un melón.

No quisimos tentar más a la suerte, así que lo mejor es marchar a casa antes que caiga un buen chaparrón y “vuelen” más piedras.