Cañón de Escuain

En esta cuarta salida realizada en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, visito el sector del Cañón de Escuaín, para lo que me dirijo al pueblo del mismo nombre y aparco el coche en un aparcamiento ubicado unos metros antes de llegar al pueblo.

Justo al lado del aparcamiento, ya me encuentro los carteles indicadores que me señalan el camino a seguir. Un camino que desciende hasta el río Yaga en dirección a Revilla.

Inicio el recorrido siguiendo la carretera de acceso a Escuaín siguiendo la indicación dirección a Revilla. hasta llegar al cartel colocado con motivo del centenario del Parque, al lado del cual se halla un camino que desciende hacia el río Yaga.

AVISO: el recorrido está bien señalizado, pero el cruce del Yaga puede ser un poco engañoso, cuando llegas al río no ves cual es el punto de salida, y la presencia al otro lado del río de una cuerda colocada para asegurar el paso te pueden hacer creer que has de pasar por ahí, mientras que la salida es cruzando por las piedras en sentido descendente del río. Una vez cruzado el río, ya puedes ver el cartel indicador que te señala el camino.

Una vez he cruzado el río, inicio el ascenso hasta enlazar con la carretera de acceso al pueblo de Revilla, a cuyas puertas se encuentra el acceso al Cañón de Escuaín y sigo los indicadores en dirección a los miradores y la ermita de San Lorenzo (o lo que queda).

Tras visitar, tanto la ermita como los miradores, continúo el recorrido en dirección a Revilla, hasta llegar a una intersección que me indica hacia Escuaín a la izquierda. A partir de aquí sigo las indicaciones dirección a dicho pueblo. El camino, en un principio es ascendente, con un desnivel suave, pero no deja de subir, hasta llegar a una intersección que tenemos que ir hacia la izquierda, con un pronunciado descenso que ne lleva, tras un llaneo final, al puente de los Mallos.
Una vez aquí, me encuentro un indicador que me señala un camino que me llevaría a Escuaín por una pista forestal, en vez de tomar esa pista me desvío por una senda que me lleva al mismo sitio, pero, bordeando el desfiladero. Al seguir ese camino, en un principio el descenso vuelve a ser pronunciado y luego se suaviza. El problema se presenta al tener que ir sorteando árboles caídos, especialmente un que por su tamaño y colocación, obligaba a dar un pequeño rodeo por fuera del camino.

Y siguiendo el camino me dirijo a la parte final del recorrido, pudiendo observar algunas vistas panorámicas del cañón así como algunos quebrantahuesos que sobrevuelan el cañón a baja altura.

Se ha de reconocer que la señalización de el parque es muy buena, es extraña la intersección en la que no te encuentres su cartel indicador correspondiente, y aunque hay tramos en los que las hierbas van creciendo, hasta ahora, el camino sigue siendo visible. Con lo que el seguir el recorrido es fácil de seguir y has de ir muy despistado para perderte. Al ser caminos transitados, hace que el recorrido no sea técnicamente difícil, solo hay un par de descensos en los que hay que bajar con precaución. Salvo esos dos tramos concretos, estamos en lo habitual de los recorridos que suelo realizar, la dificultad, por decirlo de alguna manera, suelen darla la distancia y desnivel acumulados.