Cañón del Garganchón

Sencillo recorrido que se corresponde con el sendero PR-BU-58, incluido dentro de la red de senderos de Pradoluengo. La señalización en el momento de realizar la ruta es correcta. No obstante hay que estar muy atentos a las marcas de pintura, salvo en el tramo de desfiladero. Por momentos los senderos son poco definidos y pueden confundirse con otros dibujados por el paso del ganado.

Salimos de Garganchón por un camino paralelo al curso del río Urbión. En pocos minutos estamos en un pequeño y antiguo molino. Poco a poco el camino se va convirtiendo en un sendero hasta llegar a un primer puente.
A nuestros lados se levantan las curiosas pareces de conglomerado, apenas visibles entre la vegetación, que parecen estar hechas a partir de un rústico hormigón.
Nos vemos inmersos en una tupida y variada vegetación, que por momentos estrecha considerablemente el sendero, en donde llama la atención la existencia de numerosos arces silvestres. Pronto llegamos a un segundo puente, lo que nos permite contemplar las cantarinas y cristalinas aguas del río.
De frente el desfiladero continúa durante unos kilómetros más, hasta su conexión con el río Tirón, pero nosotros giramos hacia la izquierda para comenzar el ascenso a la parte superior del cañón, primero poco a poco y finalmente mediante unos marcados zig-zags.

Observamos un llamativo morro rocoso según vamos ascendiendo. El sendero sigue esta nueva referencia, pasamos bajo la roca (usada como precario refugio para el ganado) hasta terminar precisamente encima de este morro rocoso. Desde aquí tenemos muy buenas vistas de a ambos lados del desfiladero. Destaca especialmente la del lado sur, en donde tras el encajonamiento se levanta el gran perfil del Pico San Millán.

El sendero sigue ascendiendo serpenteando entre las encinas. De este modo el cordal se va convirtiendo en una arista que va poco a poco ascendiendo.
A nuestra izquierda seguimos contemplando los paisajes de la sierra de la Demanda, a los que se suman los picos de la zona de Fresneda y el valle de Pradoluengo, cuyo casco urbano se identifica unos km más adelante perfectamente. A nuestra espalda se intuye la salida del desfiladero y la llanura del bajo Tirón, y más lejos los montes Obarenes.

Caminamos con estas claras referencias durante un buen tramo sin apenas desnivel. Siguiendo siempre atentos a las señales, en la cercanías de un vallado nos alejamos un poco hacia el lado derecho para pasar por un tramo de vegetación algo más cerrada, pero al poco regresamos hacia el lado izquierdo.
Un esfuerzo adicional y llegamos a una especie de meseta que hace las veces de cordal, discurriendo paralelo al desfiladero del río, decenas de metros bajo nosotros. Estamos rondando los 1200 metros de altitud, habiendo partido de los 900.

Pronto hacemos un pequeño cambio de vertiente, empezamos a perder altura ahora dirección a dos picos el último de los cuales es un perfecto mirador donde reposan aves rapaces como los buitres lo cual se detecta por la presencia de heces blancas y abundantes plumas.

Retrocedemos unos metros y descendemos decididamente dejando los picos anteriores a nuestra izquierda en dirección Garganchón. Entramos en una zona algo más boscosa, en donde se alternan las encinas y quejigos. Desde aquí debemos prestar atención a la señalización, pues el sendero va trazando una serie de zig-zags para descender de forma más decidida por la ladera.

Con estas maniobras nos vamos acercando al pueblo. Bajo nosotros encontramos el arranque del desfiladero. Continuamos descendiendo y entramos en el pueblo perdiendo altura por un camino en mal estado.