Cañón Del Val, y Peña Tío Fresquito (PR SO-20), desde el embalse del Val
near Los Fayos, Aragón (España)
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Itinerary description
Hoy nos acercamos hasta la población de los Fayos, en la provincia de Zaragoza, para recorrer uno de los parajes más bonitos, pero poco frecuentado, el cañón del río Val.
Para ello, nos desplazamos desde Zaragoza, por la N-122 hasta Tarazona, nada más salir, tomamos a mano izquierda la CV-639, por la que pasamos por la población de Torrellas, y casi a continuación, llegamos a la coqueta población de los Fayos.
Desde dicha población, podemos iniciar el recorrido, pero para evitarnos un largo tramo de pista insulsa, preferimos avanzar unos kilómetros con la furgoneta. Así que nada más salir de los Fayos, tomamos la pista que sale a nuestra derecha, por la que subimos hasta la presa del Embalse del Val.
Unos metros más adelante, el asfalto da paso a la tierra, y continuamos durante unos tres kilómetros, por amplia pista, en perfecto estado, hasta alcanzar una segunda barrera (no impide el paso, y se puede continuar), donde dejamos aparcada la furgoneta, en un recodo de la pista.
Desde este lugar, iniciamos el recorrido, caminamos en ligero descenso, entre un bonito pinar, donde de vez en cuando, las aguas del embalse del Val, se dejan ver. Cuando llevamos recorridos kilómetro y medio, el pinar se despeja, y obtenemos una bonita panorámica del embalse, con las Peñas Royas de fondo, que forman una foto de postal.
Tras finalizar el descenso, llegamos a una bifurcación de caminos, donde nosotros continuamos por la pista principal, con vistas a la cima del Moncayo o Pico San Miguel, por la que nos adentramos en el refugio de fauna silvestre de El Val, entre un espeso y espectacular bosque de ribera.
Por amplia pista de tierra, llegamos hasta el cauce del río Val, que cruzamos por una precaria pasarela de madera, y una vez en la margen izquierda, seguimos por un bonito sendero, entre una espesa selva, en la que destacan los chopos, zarzamoras, rosas silvestres, y algunos nogales, en los que aprovechamos para coger alguna nuez, que ya está sin la piel.
Con el estómago contento, salimos del refugio protegido de aves silvestres, caminamos por plácido sendero, ya pegados al río La Val, casi siempre a la sombra de los chopos, aunque de vez en cuando nos salimos del sendero principal, para disfrutar de unos buenos higos silvestres, que están maduros, y sabrosos.
Tras algo menos de dos horas, llegamos a un cruce de caminos, en el que enlazamos con el sendero balizado PR SO-20, que viene desde la localidad de Ágreda. Aquí tomamos el camino de la izquierda, perfectamente señalizado con las clásicas marcas blancas y amarillas.
Unos metros después, pasamos junto a unas colmenas, fabricadas a la vieja usanza, y nos introducimos de lleno en el interior del cañón, entre bonitos ejemplares de chopo, pegados al cauce del río, que de vez en cuando, vadeamos por unas pasarelas de madera.
Sin duda, es el tramo más bonito del recorrido, aunque de momento, la ruta nos está sorprendiendo, tan solo lo estropea un poco, la contaminación de las aguas del río, que bajan bastante sucias, pero el entorno que rodea al río La Val, es espectacular.
Sobre el kilómetro siete, llegamos a una bifurcación de senderos, hacia la derecha, llegamos a la cascada del Pozo de las Truchas, y todo recto hacia la Peña del Tío Fresquito.
Como la idea inicial, era ir hasta la cascada, tomamos el sendero de la derecha, llegamos hasta un salto de agua, e iniciamos un pequeño tramo en subida, equipado con cadena, por el que llegamos en un par de minutos, a la cascada del Pozo de las Truchas, que, a pesar del estiaje, baja con un buen caudal, aunque el olor a agua sucia, es bastante fuerte.
Tras visitarla, regresamos sobre nuestros pasos, hasta el cruce de senderos, como la Peña del Tío Fresquito, la indican a medio kilómetro, decidimos ir a visitarla, así que tomamos una larga y pronunciada escalinata, que, debido a la altura de los peldaños, es bastante incómoda.
Una vez superada, caminamos durante poco más de cien metros, por terreno llano, hasta llegar a la altura del río, que vadeamos, y alcanzamos un cruce de senderos, perfectamente indicado.
Aquí, tomamos el que sale a nuestra derecha en suave ascenso, con el piso algo descompuesto, en el que se difumina el sendero, en algún punto, aunque no tiene pérdida y porque el que llegamos al abrigo de la Peña del Tío Fresquito, una pequeña oquedad, que cuenta con una ventana, desde la que vemos parcialmente el cañón del río La Val.
Tras echarle un vistazo, salimos al exterior, nos acercamos hasta una punta, que sirve de perfecto mirador natural, y desde el que contemplamos perfectamente el cañón del río La Val.
Después, deshacemos el camino, hasta el desvío a la cascada del Pozo de las Truchas, donde hay una pequeña mesa, con unos troncos que sirven de asiento, en la que aprovechamos para hacer una larga parada para comer.
Con el estómago saciado, ahora sí, regresamos hasta el embalse del Val, disfrutando de una panorámica diferente del cañón, y descubriendo rincones, que, en nuestro camino de ida, nos habían pasado desapercibidos.
Ya en la furgoneta, nos acercamos de nuevo hasta la población de los Fayos, donde aparcamos y nos damos un paseo por sus calles, visitamos la Cueva del Caco, y subimos hasta el Mirador, por una larga escalinata, desde el que tenemos una fantástica panorámica del Moncayo, los Fayos y el embalse del Val.
Para ello, nos desplazamos desde Zaragoza, por la N-122 hasta Tarazona, nada más salir, tomamos a mano izquierda la CV-639, por la que pasamos por la población de Torrellas, y casi a continuación, llegamos a la coqueta población de los Fayos.
Desde dicha población, podemos iniciar el recorrido, pero para evitarnos un largo tramo de pista insulsa, preferimos avanzar unos kilómetros con la furgoneta. Así que nada más salir de los Fayos, tomamos la pista que sale a nuestra derecha, por la que subimos hasta la presa del Embalse del Val.
Unos metros más adelante, el asfalto da paso a la tierra, y continuamos durante unos tres kilómetros, por amplia pista, en perfecto estado, hasta alcanzar una segunda barrera (no impide el paso, y se puede continuar), donde dejamos aparcada la furgoneta, en un recodo de la pista.
Desde este lugar, iniciamos el recorrido, caminamos en ligero descenso, entre un bonito pinar, donde de vez en cuando, las aguas del embalse del Val, se dejan ver. Cuando llevamos recorridos kilómetro y medio, el pinar se despeja, y obtenemos una bonita panorámica del embalse, con las Peñas Royas de fondo, que forman una foto de postal.
Tras finalizar el descenso, llegamos a una bifurcación de caminos, donde nosotros continuamos por la pista principal, con vistas a la cima del Moncayo o Pico San Miguel, por la que nos adentramos en el refugio de fauna silvestre de El Val, entre un espeso y espectacular bosque de ribera.
Por amplia pista de tierra, llegamos hasta el cauce del río Val, que cruzamos por una precaria pasarela de madera, y una vez en la margen izquierda, seguimos por un bonito sendero, entre una espesa selva, en la que destacan los chopos, zarzamoras, rosas silvestres, y algunos nogales, en los que aprovechamos para coger alguna nuez, que ya está sin la piel.
Con el estómago contento, salimos del refugio protegido de aves silvestres, caminamos por plácido sendero, ya pegados al río La Val, casi siempre a la sombra de los chopos, aunque de vez en cuando nos salimos del sendero principal, para disfrutar de unos buenos higos silvestres, que están maduros, y sabrosos.
Tras algo menos de dos horas, llegamos a un cruce de caminos, en el que enlazamos con el sendero balizado PR SO-20, que viene desde la localidad de Ágreda. Aquí tomamos el camino de la izquierda, perfectamente señalizado con las clásicas marcas blancas y amarillas.
Unos metros después, pasamos junto a unas colmenas, fabricadas a la vieja usanza, y nos introducimos de lleno en el interior del cañón, entre bonitos ejemplares de chopo, pegados al cauce del río, que de vez en cuando, vadeamos por unas pasarelas de madera.
Sin duda, es el tramo más bonito del recorrido, aunque de momento, la ruta nos está sorprendiendo, tan solo lo estropea un poco, la contaminación de las aguas del río, que bajan bastante sucias, pero el entorno que rodea al río La Val, es espectacular.
Sobre el kilómetro siete, llegamos a una bifurcación de senderos, hacia la derecha, llegamos a la cascada del Pozo de las Truchas, y todo recto hacia la Peña del Tío Fresquito.
Como la idea inicial, era ir hasta la cascada, tomamos el sendero de la derecha, llegamos hasta un salto de agua, e iniciamos un pequeño tramo en subida, equipado con cadena, por el que llegamos en un par de minutos, a la cascada del Pozo de las Truchas, que, a pesar del estiaje, baja con un buen caudal, aunque el olor a agua sucia, es bastante fuerte.
Tras visitarla, regresamos sobre nuestros pasos, hasta el cruce de senderos, como la Peña del Tío Fresquito, la indican a medio kilómetro, decidimos ir a visitarla, así que tomamos una larga y pronunciada escalinata, que, debido a la altura de los peldaños, es bastante incómoda.
Una vez superada, caminamos durante poco más de cien metros, por terreno llano, hasta llegar a la altura del río, que vadeamos, y alcanzamos un cruce de senderos, perfectamente indicado.
Aquí, tomamos el que sale a nuestra derecha en suave ascenso, con el piso algo descompuesto, en el que se difumina el sendero, en algún punto, aunque no tiene pérdida y porque el que llegamos al abrigo de la Peña del Tío Fresquito, una pequeña oquedad, que cuenta con una ventana, desde la que vemos parcialmente el cañón del río La Val.
Tras echarle un vistazo, salimos al exterior, nos acercamos hasta una punta, que sirve de perfecto mirador natural, y desde el que contemplamos perfectamente el cañón del río La Val.
Después, deshacemos el camino, hasta el desvío a la cascada del Pozo de las Truchas, donde hay una pequeña mesa, con unos troncos que sirven de asiento, en la que aprovechamos para hacer una larga parada para comer.
Con el estómago saciado, ahora sí, regresamos hasta el embalse del Val, disfrutando de una panorámica diferente del cañón, y descubriendo rincones, que, en nuestro camino de ida, nos habían pasado desapercibidos.
Ya en la furgoneta, nos acercamos de nuevo hasta la población de los Fayos, donde aparcamos y nos damos un paseo por sus calles, visitamos la Cueva del Caco, y subimos hasta el Mirador, por una larga escalinata, desde el que tenemos una fantástica panorámica del Moncayo, los Fayos y el embalse del Val.
Waypoints
Car park
0 ft
Barrera (Inicio del Recorrido)
Intersection
0 ft
Recto por pista principal
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