Cañon rio lobos-Senda de las Gullurias-Senda arroyo del Torcajo- Ermita de S.Bartolome- el Colmenar de los Frailes

La ruta sale del Parking (gratuito) que hay enfrente de la casa del Parque natural del río Lobos, sobre la misma carretera SO-920. El inicio de la ruta viene indicada como "Senda de las Gullurías".

Nada más empezar la ruta se pueden ver algunas colmenas en el margen derecho, las más modernas realizadas con cajas y las más antiguas, por encima de las anteriores, realizadas con troncos.

El camino discurre en subida constante hasta encontrar la primera calera, en el Morro del Molino. Existe un cartel informativo junto a ella. Continuando el camino, que está muy bien señalizado, se llega a una segunda calera, que se encuentra en un estado de conservación peor que la primera y sin ningún tipo de señalización o cartel informativo. En este punto llevaremos 2.5 Km de ruta y hemos superado ya el mayor desnivel de la ruta.

En el kilómetro 3 tenemos el mirador de las Gullurías a nuestra derecha, existen carteles indicativos. Merece la pena asomarse y ver por primera vez una buena panorámica del cañón, que hasta este momento ha permanecido oculta.

Continuamos descendiendo por el sendero hasta alcanzar aproximadamente el punto kilométrico 3,5, lugar dónde aparece un pequeño barranco a nuestra izquierda y se localiza, algo alejada, una baliza de madera con una cruz de líneas blancas y amarillas (ver fotos del Way point) indicadora de que por ahí no corresponde a la continuación del sendero de las Gullurías, sin embargo, nosotros tomamos esa dirección por un sendero ascendente, pequeño pero bien definido y fácil de seguir, hasta desembocar en otro camino mucho más ancho y mejor definido, que tomamos hacia la derecha en nuestro sentido de marcha.

Este camino más ancho, que se hará más estrecho a medida que avanzamos, continúa en sentido descendente hasta llegar al arroyo del Torcajo, seco en este momento. Cruzamos el arroyo hacia la derecha, y bordeamos la pared de calizas, que nos quedan a nuestra izquierda. Se puede ver algún muro de piedra en el pie del farallón calizo.

Continuamos descendiendo y vemos a mano izquierda, entre los arbustos, un pequeño sendero ascendente de arcilla rojiza, que nos lleva a un bonito mirador, dónde es necesario extremar las precauciones por el desnivel existente. Desandamos el camino y continuamos bajando hasta alcanzar otro mirador, mucho más espectacular que el primero: "el Ojo del diablo", dónde sin duda se pueden hacer unas fantásticas fotos.

Desde aquí el camino, con piedra suelta y algo resbaladizo, continúa descendiendo hasta la ermita de S. Bartolomé, que ya veíamos desde el mirador, y cuando la alcanzamos llevamos unas 2 horas de ruta aproximadamente.

Enfrente de la ermita se encuentra la Gran cueva o cueva de San Bartolomé, desde dónde se pueden tomar buenas fotos de la ermita, o incluso buscar pinturas rupestres que son citadas por otras personas que han realizado la ruta, pero que yo personalmente no he encontrado.

Se continúa avanzando por la senda del río hasta alcanzar "el colmenar de los Frailes", lugar dónde los frailes tenían sus colmenas, realizadas en base a troncos y situadas a una altura que sólo las hacía alcanzables mediante escaleras, que hoy no existen. Existe cartel informativo en este punto.

Continuamos avanzando río arriba hasta alcanzar un paso con piedras sobre el río, con bastante nivel de agua en este momento, y lugar dónde decido dar la vuelta de regreso.

El camino de regreso es una pista ancha y bien marcada, que nos lleva en primer lugar al parking Valdecea y en segundo lugar al parking Cueva Fría, dónde existe una caseta informativa y dónde se realiza el cobro del peaje a los vehículos.
Se continúa descendiendo hasta alcanzar el parking del río Lobos, dónde existe un bar en el que podemos tomar algo antes de continuar.

Atravesamos este parking, bien pegados al margen derecho hasta alcanzar un pequeño senderito, algo escondido entre la vegetación, que nos conduce de nuevo hasta la carretera general. Una vez que salimos a la carretera general, hay que fijarse bien y saltar la bionda de la carretera por su margen izquierdo (cerca del puente) porque tenemos que tomar una pista algo oculta, aunque bien definida, que no es accesible de otra manera y que nos conduce ya sin pérdida alguna al parking original de salida.