SIERRA UTRERA. Canuto de la Utrera, Baños de la Hedionda, charca de las Palomas, charca del Infierno.

La primera parte de la ruta es conocida también como los Canchos de la Utrera o El Castillón. El macizo constituye un pequeño e interesante conjunto kárstico atravesados por tres calles encajados denominados Canutos. Estos Canutos, de paredes verticales, poseen una gran belleza paisajística y constituyen una zona de nidificación de aves protegidas, entre ellas, el águila perdicera o el alimoche.

La Utrera, posee un rico patrimonio paleontológico acon un importante e interesantísimo registro fósil que abarca desde el Jurásico hasta el Piloceno.

Al sendero se accede por la carretera A-377 que une los términos de Manilva y Gaucín coincidiendo con un carril que conduce al denominado paraje de "Los Llanos" a los piés de la Sierra de la Utrera. Pasamos por una cancela, que estaba abierta, y continuamos el camino hasta adentrarnos en el interior del denominado Canuto de la Utrera, pasando por la zona más ancha, nos encontramos con unos restos de instalaciones utilizadas en los años 70 para prospecciones petrolíferas. A partir de aquí, el camino se estrecha y se dificulta ya que transcurre por el cauce del arroyo y hay que salvar algunos desniveles, en épocas húmedas habrá que extremar la precaucion.

Una vez hemos llegado al final de este tramo, giramos hacia la izquierda al llegar al carril, nos encontramos con la Ermita de San Adolfo. Seguimos camino y a unos metros nos desviamos un poco para llegar a los baños de la Hedionda. Baños de aguas sulfurosas y bien que se nota en el ambiente.

Seguimos y ponemos rumbo al Canuto del río Manilva. En este tramo hay un desvío para subir a una cueva (cueva de la Hedionda), pero al parecer hay que descender y algún lugareño no me recomendó la visita por ir solo, para esto hay que ir acompañado.

Llegados al final del carril, pués nos encontramos con el muro de una propiedad, la bordeamos por la derecha, llegando a un eucalipto con 8 troncos diferentes. Vamos buscando el cauce del río Manilva, que se encuentra a nuestro lado y empieza la aventura empezar en muchos puntos a saltar de piedra en piedra o a tener que subir alguna, aunque sin mayor dificultad pero con la extrema precaución.

Llegamos a la charca de las Palomas, llena de agua debe ser una piscina olímpica. Para seguir, la pasamos por la parte izquierda donde encontramos unas cadenas que nos ayudarán a no resbalar.

Continuamos saltando de piedra en piedra hasta llegar a la Charca del Infierno. Esta si tiene agua, pero estancada. A nuestra izquierda vemos una cueva. Si quisiéramos continuar, existen unos apoyos en la roca y cadenas para facilitar la ascensión por las rocas. Yo no lo vi muy seguro ni fiable, además que faltaban algunos tramos de cadenas, y preferí dar la vuelta hasta el eucalipto y parar un rato a reponer un poco.

No sé qué caudal puede llevar en épocas de lluvia (dependerá de la pluviosidad también), pero supongo que no será muy practicable esta zona para senderismo ni recomendable. Aunque la parte de la charca del Infierno, debe formar unas cascadas impresionantes.

Y ya buscamos un sendero un poco perdido entre la maleza por el que se asciende a la parte alta y llegamos a la zona más monótona de la ruta. Si es verdad que la panorámica es muy bonita. Desde que dejamos el cauce del río, prácticamente es en subida y una vez que alcanzamos la pista es zona sin sombra, por lo que hay que tenerlo en cuenta en días calurosos. Por aquí llegamos hasta la carretera (A-377), mencionada al principio. La tenemos que recorrer durante aproximadamente un kilómetro y medio. Da la impresión que por dentro, entre la sierra y la carretera, hay algún sendero que nos lleva a una angarilla y nos ahorra medio km de carretera, pero ante la inseguridad...

Ruta para nada recomendable bien con calor, bien con lluvia.