Canuto de la Utrera - Torcal de Villavieja - Cueva Hedionda - Baños Hedionda. Casares (Málaga)

La ruta ha consistido en trazar un itinerario circular que, partiendo desde la zona de estacionamiento habilitada para los Baños de la Hedionda, atraviese la Sierra de la Utrera a través del tajo abierto en ella, denominado en esta zona como canuto; este canuto denominado de la Utrera o también Canuto Grande, (hay que tener en cuenta que en esta misma Sierra podemos encontrar otros dos canutos más, aunque de menores dimensiones), conforma un paso natural abierto entre la roca caliza, como si de una grieta se tratase, entre grandes paredones rocosos modelados por la acción del agua y el viento elevados como guardianes del cauce del Arroyo del Albarrá.

Antes de ello, nos habíamos dirigido directamente hacia la zona de los Baños de la Hedionda, para aprovechar darnos un primer chapuzón matinal que nos refrescase de cara a afrontar la ruta y también para disfrutar de ese entorno en total tranquilidad, antes de la asistencia masiva que en horas posteriores experimenta el entorno.

Una vez superado el desnivel de ascenso a través del Canuto, alcanzaremos el nivel superior a través de terrenos de cultivo. En los tracks que habíamos estudiado, la siguiente parte del recorrido se hacía a través de la carretera A-377 hasta llegar a un desvío a una pista de tierra hacia la derecha; pues bien en nuestro caso hemos preferido obviar este tramo de carretera con un tráfico importante y adentrarnos por un hueco a la derecha abierto en el vallado justo antes de la propia carretera, bordeando unos terrenos de cultivo de secano para salir a la zona alta de acceso al Torcal de Villavieja.

En este punto hemos buscado adentrarnos en el propio lapiaz que forma la roca caliza, y acercarnos hasta algunas de las formaciones de Torcal que han modelado la roca por la acción de las aguas, disolviendo la propia roca, y el viento, erosionando en mayor medida los estratos más blandos, y conformando esas formas de "galletas" superpuestas y en ocasiones desafiando a la gravedad. Éste entorno bien merece una exploración más profunda para futuras rutas.

A continuación hemos seguido la traza de un sendero bien marcado que en ligero descenso, nos dirigía hacia la misma carretera mencionada anteriormente, previo paso de una cancela, pero en nuestro caso nos hemos desviado hacia la derecha previamente a llegar a la cancela, para bordear el Torcal de Villavieja por una senda bien marcada y de esta forma, nos hemos permitido contemplar unas panorámicas espectaculares de la vertiente Noroeste de este Torcal.

Continuando la traza hemos desembocado en el carril terrizo que a nuestra izquierda viene desde la carretera A-377, y nosotros hemos seguido hacia la derecha para dirigirnos hacia el cauce del Río Manilva y las ruinas del Molino del Cancón; hay un tramo que se pasa por una finca privada donde deberemos dejar cerradas las puertas tras nuestro paso.

Al llegar al Río Manilva observamos gratamente que en su zona de vado, el agua discurre alegremente y eso nos da esperanzas de que el río transcurra con agua y sus 2 pozas espectaculares del Charco del Infierno y de la Charca de la Paloma nos ofrezcan sus aguas cristalinas para nuestro baño, pero más adelante y desde las alturas, observamos como todo resto de agua por el cauce ha desaparecido y ello nos hace replantear que no ascendamos en busca de dichas pozas desde el vado del río previo al gran Eucalipto de 8 troncos.

Seguimos el itinerario hasta llegar a las ruinas del Molino de las ánimas o de la Chica, y justo aquí tomamos un sendero que sale en ascenso a la derecha del carril; a través de la senda marcada entre vegetación más o menos cerrada, ascendemos en fuerte pendiente para buscar la entrada a la cueva de la Hedionda 1, a la cual podemos acceder sin necesidad de requerir material de espeleología, aunque obviamente sí que contamos con frontales para iluminación.

Una vez explorada la cueva hasta su sala Final y de habernos deleitado con las estampas que nos ha ofrecido, regresamos al punto del carril donde nos desviamos, para continuar nuestro itinerario hasta llegar nuevamente a los Baños de la Hedionda, final de nuestro recorrido, ya que aquí aprovecharemos para pasar el resto del día con unos refrescantes baños en estas aguas sulfurosas de pestilente olor a huevos podridos, pero muy beneficiosas para las afecciones cutáneas.