Altea, por la desembocadura del río Algar

NOTA IMPORTANTE: Esta información tiene únicamente carácter orientativo, quienquiera que haga uso y seguimiento total o parcial del track y su texto adicional asume la plena responsabilidad ante los riesgos propios de la práctica de la actividad senderista.

Nuevo recorrido por el entorno de la riera del río Algar, en Altea -véase nuestra ruta "Altea, vegas de los ríos Algar y Guadalest", de fecha 15 de julio de 2023-, esta vez ciñéndonos al espacio de los humedales que conforman el tramo final de este río y que son aprovechados para diferentes cultivos, muchos de ellos amparados por grandes invernaderos que alteran el paisaje fluvial.

Partimos del conocido estacionamiento existente junto al polideportivo Garganes para tomar el Camí del Algar, cruzando el río por la pasarela del puente ferroviario y adentrándonos en el laberinto de caminos que enlazan los muchos invernaderos dispuestos en ambas orillas de este cauce fluvial. Los pocos espacios aún salvajes de esta ribera están cubiertos de espesos cañaverales. Cruzamos primero el arroyo Sogai y luego el propio río Algar, para curiosear las ruinas de uno de los viejos molinos que antaño faenaban con ayuda de estas aguas, el de Los Moros; se intentó recuperar un mínimo para aprovecharlo como atractivo ligado a este camino ribereño, pero la vegetación se ha vuelto a adueñar de su espacio y apenas es hoy visitable.

Seguimos nuestro paseo por caminos de servicio y nos llegamos hasta una pequeña represa, probablemente aprovechada sobre la que en su día fuera el azud que almacenaba y desviaba las aguas del río hacia el molino que antes curioseamos; hoy se emplea para bombear aguas de riego a todas las parcelas hortícolas de estos contornos.

Volvemos finalmente por el Camí de Mandem, bordeando las estribaciones del Tossal del Cadirer para asomarnos luego al extenso valle de esta desembocadura en un mirador que aprovecha el esquinazo más oriental de las mismas. Poco después, nos atrae una bonita construcción rústica que ha sabido aprovechar uno de sus árboles para asentar en él otra pequeña casita de juegos. Y poco más nos dio de sí este pequeño paseo senderista junto a la desembocadura del río Algar.