Cárcavas del Cerro Negro y de Alpedrete de la Sierra

Volvemos a visitar la zona de El Pontón de la Oliva. 

Dejamos el coche justo en la presa y nos dirigimos al sur. Vamos andando al borde de un cortado dejando el Río Lozoya a nuestra derecha. Se trata de un trozo de camino sin sendero aparente.  Atravesamos las Huelgas de Santa María y las Hazas de la Virgen hasta que llegamos a las ruinas de la Casa del Cura. Desde aquí nos dirigimos al cauce seco de un arroyo. Antes de llegar al mismo, divisamos dos cérvidos que huyen rápidamente nada más divisarnos. 

Continuamos la andadura por el cauce del arroyo. Seguimos por un pequeño sendero que se adentra en un olivar. Abandonamos más adelante la senda para subir más o menos campo a través. Después de unos minutos de subida llegamos al borde las Cárcavas de Cerro Negro. Es la primera vez que las vemos y la verdad es que nos sorprenden gratamente por su hermosura y magnitud. La senda discurre al borde de las mismas, lo cual nos permite disfrutar plenamente de las ellas. Pasamos por las ruinas del Corral de las Palomas y tomamos dirección norte. 

El camino discurre entre jaras que están empezando a florecer y llegamos hasta el Cerro Guadarrama. Aquí abandonamos el camino para tomar dirección izquierda y seguir hacia el Este. Apenas andamos un poco más de quinientos metros y nos encontramos en el borde de las Cárcavas de Alpedrete de la Sierra. Como siempre, nos maravillamos de su belleza. Hay una gran multitud de gente en la zona. Descendemos de la mismas por el sendero de su parte norte. Nuestro objetivo es ir al interior de las Cárcavas y para ello debemos descender bastante hasta que encontramos una zona por la cual podemos llegar al interior de las mismas. Se trata de una bajada con una fuerte pendiente, por lo que se deben extremar las precauciones. Una vez en el cauce, nos adentramos en las cárcavas disfrutando esta vez desde debajo de su majestuosidad. Después de avanzar por un par de sus brazos, iniciamos la vuelta. 

El regreso lo realizamos por el seco cauce del arroyo hasta que abandonamos el mismo, para seguir por un camino que discurre por mitad de un olivar. Una vez que pasamos el mismo, enseguida nos encontramos en el punto de origen de nuestra ruta. 

Una bonita ruta que nos permite disfrutar de nuevo de las Cárcavas de Alpedrete y por primera vez de las de Cerro Negro. 

Hay que considerar que hay una parte de la misma que discurre campo a través ya que el sendero desaparece por lo que resulta imprescindible el uso de un GPS. Asimismo, hay alguna que otra zona en la que la pendiente es bastante importante tanto en subidas como en bajadas, lo cual hay que tener en cuenta. 

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Época recomendada: primavera, otoño e invierno.