Cascada de la Tallisca. Petroglifos de Aulagares

En una Semana Santa muy lluviosa, optamos por escoger el Sábado Santo para realizar una de estas rutas que tenemos anotada para hacer en días de lluvia. Nos dirigimos a la localidad de Zalamea La Real, con el objetivo de conocer por fin la cascada de la Tallisca, una cascada que desafortunadamente ha pasado una buena época prácticamente seca.

El día comenzó con una lluvia muy fina que nos acompañó una buena parte del recorrido por un camino que ya hacía presagiar lo que nos íbamos a encontrar más adelante.

Nos desvíanos por un camino que está en una finca privada, cuyo acceso hay que solicitar autorización al Ayuntamiento del municipio o al propio dueño. Se trata de una finca situada en el paraje Aulagares donde hay repartido unas enormes piedras circulares con unos grabados denominados petroglifos de Aulagares. Estos petroglifos pertenecientes al arte Megalítico, datan entre 1800 y 1500 a.C., por lo tanto están ahí desde el Neolítico.

Después de esta visita histórica, comenzó la aventura de verdad. Y es que a priori se trata de un sendero sencillo, sin apenas desniveles, aunque tras la semana de lluvia estaba plagada de charcos, barrizales, terrenos muy resbaladizos y arroyos desbordados que soltaban su fluido por el necesitado bosque.

Por este aventurero camino tuvimos que atravesar varias cancelas (sin candados) e incluso sortear varias veces el arroyo de la Tallisca, así como otros tantos arroyos que lo cruzaban, y todo esto con una lluvia que fue de menos más que en algunos momentos se hizo muy pesada, y que se hizo más llevadera mentalmente al pensar que cuanto más lloviera el arroyo llevaría más agua a su cascada.

Cada vez escuchábamos el sonido de más y más saltos de agua, hasta que escuchamos uno por encima del resto, y es que estábamos muy próximos a la cascada de la Tallisca, la cual tuvimos que acercarnos sorteando una alambrada que habían partido. Nos acercamos al arroyo y cuando vimos ese espectacular salto de agua con tanta fuerza entre grandes rocas nos quedamos hipnotizados, y que por supuesto nos acercamos a refrescarnos y a inmortalizar esos momentos.