Cascada de las Pisas, Cascada del Molino; Iglesia de Santa Águeda. Desde Quintanabaldo. Ruta de cascadas de Las Merindades.

Ruta circular desde Quintanabaldo pasando por:
- Cascada de las Pisas (3.2 km)
- Cascada del Molino (4.1 km)
- Iglesia de Santa Águeda (4.4 km)
- Molino Ruinas (5.1 km)

Espectacular ruta realizada después de la nevada y posterior deshielo en Las Merindades.
Hoy hemos elegido para estos días la cascada de las Pisas con salida desde Quintanabaldo.

Cascada de Las Pisas:
En el límite entre Valdebezana y Valdeporres se encuentre uno de los enclaves paisajísticos más espectaculares y desconocidos de Burgos: Las Pisas.
Envuelta por la umbria de un maravilloso bosque encantado en el que junto a las hayas, crecen robles, avellanos y acebos, se descubre una impresionante sucesión de escalonadas cascadas por las que se precipitan
impetuosas las aguas del rio de la Gándara.

Si la visita coincide con el periodo de deshielo o con una época de fuertes lluvias, el espectáculo que se puede contemplar se convierte en único e inolvidable: una atronadora masa de agua espumosa precipitándose desbocada por las apretadas gradas rocosas de un estrecho barranco.
Sus desmenuzadas gotas forman una especie de fina neblina que se alza semejando el humo de una gran hoguera.
De regreso a Villabáscones de Bezana se puede disfrutar de una serie de rincones en los que reina la más sobria y bella arquitectura popular de estilo montañés.

Nosotros hemos realizado la ruta desde Quintanabaldo.
Seguimos la senda marcada del GR-85, perteneciente a la ruta de los sentidos, por los caminos más singulares de Las Merindades.

Este camino nos va a conducir sin pérdida hasta la población de Villabáscones de Bezana.
Se sigue el curso de Arroyo Saúl remontándolo a la vez que se van descubriendo muros de Huertas y Tenadas, junto a restos de molinos ya en desuso o arruinados.
El bosque que rodea este barranco es meramente Atlántico, con especies como Robles, maillos, avellanos, hayas, acebos, salces…

Un puente recién restaurado nos permite cambiar de margen para continuar por un camino ascendente hasta llegar al Regatillo.
Entre buenos ejemplares de roble albar se llega al Arroyal. Se trata de un rincón del barrio de abajo de Villabáscones.

Algunas casas todavía descubren en sus fachadas dujos,prueba de la simbiosis entre la naturaleza y el hombre.

Pasamos por debajo de la iglesia de Santa Águeda para poder descubrir la casa del párroco.
Un poco más adelante nos embocamos en una calle totalmente arruinada para acceder al sendero del bosque de Villabáscones.
Se trata de una masa donde predominan robles y hayas.
El camino desciende suavemente hasta el barranco que forma el arroyo de la Gándara.
Justo cuando coinciden camino, y Barranco nos topamos con una preciosa cascada denominada del Molino.
Debemos sortearla gracias a unos atrancos situados en el borde de la caída del barranco.

Salvada está dificultad, solo resta disfrutar de este resguardado, rincón con buenos ejemplos de hayas y restos de muros de lo que fueron huertos de la zona.
Entendemos por una fuerte pendiente hasta el cruce con la senda de San Cibrián, e inmediatamente bajamos de nuevo hasta el cauce de Arroyo Saúl para cruzar por una pasarela que no está convenientemente condicionada debido a una rampa de hormigón que no todo el mundo está dispuesto a sortear.
De ahí tan solo restan 50 o 60 m para llegar a una mesa de recreo y al pequeño balcón, que nos permite disfrutar de la caída de agua de la cascada de las Pisas.
El espectáculo es inenarrable. La sonoridad embriaga y uno no desea marcharse de allí, inmediatamente debido a atractivo natural que nos ofrece el agua con las rocas.

La vuelta se hace casi de manera inconsciente, recreándose uno en el espectáculo que ha podido disfrutar.

Ruta ideal, sobre todo en tiempo de lluvias o deshielo.