Cascada del arroyo de la Toba-La Fuentezuela-Mirador de Los Infiernos. Anthercas

Reunidos un surrealista (Isidoro, maestro rutero), un contingente (Marta, Manuel y los Juanes...ojo no es un grupo musical) y un amanecista (yo) usando el libre albedrío, empezamos a dar pasos desde el Hotel Felipe II de "La Suiza Manchega" (Ayna) por una pronunciada senda hormigonada de bajada, hasta la zona de recreo y habitual baño veraniego.

Junto al puente de las Correras, tomando un camino que parte de una de sus orillas, encontramos la Cascada del arroyo de la Toba.

Nos hallamos en un mágico lugar, donde los hombres nacen en el bancal o puede salirte un fogonazo del trasero, con el más mínimo pensamiento libidinioso, se trata de la ruta “Amanece, que no es poco” con algunos escenarios y localizaciones, donde fue rodada esta película de culto (junto a Lietor y Molinicos).

Esta obra cinematográfica obra de Jose Luis Cuerda, es un ejemplo de humor surrealista, absurdo y transgresor.

Comenzamos el ascenso por sendero empedrado, cruzamos un gran canal con agua a media ladera, con vistas de Ayna llegamos a La Fuentezuela y a las antenas de Telecom donde almorzamos.

Volviendo brevemente sobre nuestros pasos (hasta la Fuentezuela), continuamos por una senda, que más tarde nos dejará en una pista que desemboca en el mirador de Los Infiernos (Balcón volado sobre el río Mundo desde se divisa la aldea de Royo Odrea).

Tomamos la carretera hasta desviarnos y rodear la aldea de Las Hoyas por pista, volver al asfalto y cruzar el puente del Pontarrón, admirando la aldea de Royo Odrea y el Calentin.

Cruzamos primero el puente de la carretera y después otro sobre el río Mundo, entrando a la fértil vega en la que se cultivan todo tipo de hortalizas y frutales, con un sistema de terrazas y regadíos de origen musulmán.

La base económica de Aýna se fundamenta en el turismo y la agricultura.
A menudo vemos a la cabra montesa come-almendros y oliveras, ascender por paredones rocosos tan verticales, que nos parece imposible las trepadas que hacen estos bichos.

Antes de acabar nos pone a prueba el sendero esta vez de ascensión, en una ruta donde aún hemos disfrutado de las vestiduras otoñales, una temperatura agradable, un día soleado y lo importante … hemos caminado juntos y contentos por la Vida una vez mas. Por último agradecerle a Isidoro su entrega y colaboración, en nombre de todos nosotros.

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