Cascadas de Sotillo. Sotillo de Sanabria - Zamora

A esta ruta se le pueden restar casi dos km si no la comienzas en la entrada del pueblo, junto a la ermita. A mi me apetecía ver como los lugareños le han ido robando espacio a la montaña y colocando sus casas como mejor han podido.

Normalmente los senderistas dejan el coche junto a la iglesia en la que hay una pequeña plaza y es el inicio “oficial” de la ruta y está perfectamente marcado, simplemente tienes que bajar por un camino asfaltado hasta llegar al área de recreo que ya, en si mismo, es un lugar para pasar el día.

Tras pasar el puente que salva el curso del río Truchas se presenta de inmediato una bifurcación en la que el ramal que sigue de frente lleva hacia San Román, otro pueblo pequeño sanabrés. El de la derecha es el que encamina, ya sin desvíos hacia las cascadas. A partir de ahí no hay pérdida: toda la ascensión y el regreso por el fondo del valle está jalonado por un reguero de estaquitas marrones que hacen imposible el despiste. Tampoco hay mucha oportunidad: todo el trayecto discurre por marcados y añejos senderos, caminos de los de toda la vida que rezuman tanto encanto como los arroyos que los cruzan en los finales de la primavera a pesar de las escasas lluvias de este año.

La ascensión desde el río Truchas son apenas 4 kms y la altura se va superando sin dificultad, aunque en algunos tramos es bueno parar, aunque solo sea para contemplar el paisaje que te rodea. La bajada a la cascada no presenta mayor dificultad que el cuidado que quieras tener.
Lo más entretenido de la ruta, son los 700 metros que te separan del valle. Es un camino tallado en la montaña con rocas inmensas que vas rodeando o saltando (a tu elección) y que entiendo es la única forma que hay de salvaguardar un camino que en la época lluviosa bajará pleno de agua.
OPINIÓN DE LA RUTA: Ni es un simple paseo como dicen algunos ni una ruta de alta montaña no apta para cualquiera. Es una ruta para tomar con calma y disfrutar de todo lo que te rodea, subir y bajar a tu ritmo y empaparte de Sanabria, sus paisajes y sus gentes que, por cierto, son encantadoras y te dan conversación que siempre se agradece.

Sí puedo afirmar que la ruta necesita reparación, sobre todo en las zonas donde las maderas ya no han resistido el envite del tiempo y del clima. Una vez más las Instituciones tienen la última palabra.

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