Cascadas del arroyo de la Hueta, La Hueta-Orcera (Jaén)

El arroyo de La Huerta, que aguas abajo pasa a ser el río de Morales, en su tramo junto a la aldea de la Huerta, genera una sucesión de grandiosas y a la vez desconocidas cascadas que se hallan ocultas en un recóndito paraje en la base del monte Navalperal.

Mediante la ruta propuesta, se pueden visitar tres de estos magníficos saltos de agua en lo que supone una ruta corta con poco desnivel, pero que a la vez es extremadamente engañosa ya que, si bien el acceso a la primera de las cascadas es sencillo, para acceder a las otras dos hay que afrontar fuertes desniveles por sendas difíciles de detectar por estar la zona cubierta de vegetación y a ello se suma que las pendientes empinadas tanto de ascenso como de descenso, se hacen peligrosas por el carácter suelto del terreno, lo que favorece que los deslizamientos y los resbalones puedan comprometer la estabilidad. Es por ello que se requiere realizar importantes esfuerzos para llegar a visitar el conjunto de las tres cascadas, pero sin duda merecerá la pena por las maravillas que tendremos el placer de contemplar.

Comenzaremos la ruta junto a la fuente y lavadero de la aldea, a través de la pista pavimentada por la que habremos llegado en nuestro vehículo, tomándola hacia la izquierda. Esta pista desciende para vadear el arroyo pero antes de ello, nos desviamos por un vial en subida hacia la derecha que nos lleva a una antigua era alrededor de la cual se distribuyen un grupo de casas.

Giramos a la izquierda pasando entre una fuente-lavadero a la izquierda y una casa a la derecha (hay que indicar que aquí, un vecino ha colocado unos carteles de prohibido el paso por propiedad privada y de ¡Cuidado por perro peligroso! sin justificación, ya que no estamos invadiendo ninguna propiedad privada y el entorno del arroyo por el que transitamos es de propiedad pública, por tanto podemos acceder con la seguridad de que no estamos infringiendo ninguna normativa ni invadiendo terreno privado).

Salimos así del núcleo urbano y nos adentramos en la.zona de campo a través de terrenos de cultivo abandonados, manteniendo el arroyo por nuestra izquierda y estamos atentos al sendero que asciende por la derecha a un bancal adyacente. Siguiendo la traza, caminaremos un poco más adelante junto a los restos cegados de una antigua acequia, hasta llegar a una zona de ligero ensanche del barranco donde el sendero continúa por la derecha. Nosotros seguiremos por la izquierda para aproximarnos al cauce y vadeando las aguas del arroyo, remontar los escasos metros que nos separan de la primera de la serie de tres cascadas que visitaremos.

Llegar hasta esta primera cascada ha sido cómodo y sencillo, pero el camino para llegar a las dos cascadas siguientes será difícil, exigente, intuitivo y peligroso. Regresamos al lugar donde el sendero continuaba por la derecha, donde tras una pequeña vaguada, asciende enérgicamente por este lado derecho del barranco (según nuestra marcha), y continúa a cierta altura del cauce por una zona de paso estrecho, difuso y resbaladizo en el que tendremos que tener cuidado para evitar la caída hacia la izquierda.

Nos estamos aproximando a la segunda de las cascadas y para alcanzarla deberemos descender de nuevo al cauce del arroyo por una zona de pendiente muy fuerte (es de gran ayuda poder contar con algún bastón de senderismo, pero en caso de no disponer de él, sería conveniente buscar algo que nos pueda servir de apoyo, ya que la fuerte bajada es a la vez bastante peligrosa).

Realizado el descenso con éxito, sólo nos queda remontar unos metros para llegar a la base de la segunda de las cascadas, la cual luce su chorreo de aguas sobre la roca, con una belleza sublime.

Para continuar a la tercera y última cascada que visitamos, hay que cambiar a la margen orográfica contraria del barranco, para ascender de nuevo por una empinada pendiente que a modo de zigzag gana altura rápidamente y nos lleva hasta unos grandes estratos rocosos, a los cuales nos subiremos y una vez sobre ellos, seguiremos hacia la derecha más o menos en plano hasta llegar a un pino, desde el cual tenemos ahora una visión superior de la cascada que acabamos de visitar. Seguiremos subiendo, ahora ya de forma más moderada hasta llegar al cauce del arroyo para alcanzar la tercera y última cascada de nuestra ruta, ubicada en una zona más húmeda y fría donde la vegetación lo cubre todo.

Habremos disfrutado así de tres saltos de agua magníficos y diferentes entre sí, con alturas superiores a los 20 metros, en un paraje abrupto y escondido del cual nos llevamos un grato recuerdo.

El regreso al lugar de inicio de la ruta, lo realizaremos por el mismo itinerario de la ida.