Cascadas Lamiña

Comenzamos la ruta en la localidad de Barcenillas. Dejamos atrás la iglesia, dándole la espalda a su pórtico y nos encaminamos al puente que cruza el río. Sin pasar el puente caminamos a la izquierda por una pista. En esa pista nos encontramos un panel explicativo y una señal que nos indica el tramo que compartiremos con la “Ruta de los Foramontanos”.

Caminamos por la pista en suave ascenso, disfrutando del entorno y el bello paisaje que nos rodea, topándonos con fincas y cabañas, prados y pastos y especies de flora que nos harán más amenos nuestro caminar. Veremos a lo largo de esta pista los típicos muros realizados en la zona “piedra sobre piedra” para separar las lindes.

Tras poco más de 3 kilómetros llegamos a una bifurcación perfectamente señalizada en la que debemos continuar hacia la izquierda.
En este punto la pendiente aumenta progresivamente y, en menos de un kilómetro, llegamos a un paso canadiense. A la derecha encontramos un panel y el comienzo de una senda que nos introduce en un hayedo. Andamos siguiendo las flechas que nos llevan junto al río (debiendo cruzarlo en alguna ocasión). Sin perdida posible accedemos hasta las cascadas, precedidas por un puente de madera. Las tres cascadas están seguidas la una de la otras y muy cerca.


Una vez disfrutado del lugar y la paz que trasmite el correr del agua ascendemos junto a una de las cascadas, por una especie de escalera con barandilla de madera habilitada para facilitar nuestro cometido. Llegaremos a lo alto de la cascada y tras cruzar el regatillo, continuamos por la senda. Pasaremos junto a lo que parece un menhir y pocos metros después encontramos la señal que nos indica el camino a seguir. Yendo a la izquierda en aproximadamente un kilómetro volveremos a la pista por la que subimos.

Una vez regresemos a la bifurcación que vimos a la ida, podemos seguir por donde vinimos o desviarnos a la izquierda, pasando así por el barrio de Lamiña. Realmente merece la pena desviarse y pasar por este barrio.

La pista comienza ascendiendo, pero pronto se estabiliza, llanea y comienza a descender. Dos kilómetros de caminata nos llevan a Lamiña, pasando junto a explotaciones ganaderas y una pequeña ermita. A la entrada del barrio nos recibe la Fuente de Arriba, donde el paso del tiempo ha dejado su huella. Un panel nos explica como el afilado de los cuchillos y el apoyar los botijos en su piedra, con el paso de los años han dejado su marca.

Ya solo queda cruzar Lamiña y por la carretera descender hasta Barcenillas, donde iniciamos nuestra ruta.