Castañar de Valdeazores-Collado de la Aviación-Los Órganos-Cueva Vacas del Retamoso-Barranco de la Niebla (P.N. Despeñaperros)
near Venta de Cárdenas, Castilla-La Mancha (España)
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Trail photos
Itinerary description
Espectacular ruta por Despeñaperros, declarado Parque Natural por sus valores geológicos y paisajísticos: efectivamente, este desfiladero de paredes abruptas (con desniveles de más de 500 metros de altura), pasillo natural entre Andalucía y la Meseta, labrado por el río Despeñaperros (afluente del Guarrizas, al que se une unos 10 kilómetros al sur del desfiladero) que atraviesa de norte a sur la teórica barrera natural de la Sierra Morena, en su extremo oriental, para drenar hacia el Guadalquivir, nos brinda unas panorámicas de gran belleza y sus cuidados senderos nos llevan a parajes de especial encanto.
Se llega fácilmente al punto de inicio de la ruta dejando la A-4 por la salida 244 (Venta de Cárdenas) y luego en la rotonda tomando la salida para la antigua N-IVa, dirección Andalucía, aparcando kilómetro y medio después
junto al restaurante Venta de Los Jardines. Después hay que caminar unos metros por el arcén de la carretera, hasta la curva, por donde se deja el asfalto por el camino que arranca a su derecha; a los pocos metros, tras franquear una cancela, empieza el Sendero del Castañar de Valdeazores, muy bien acondicionado, que transita por la ladera del Barranco de Valdeazores, inicialmente por la margen izquierda del arroyo (lo cruzará varias veces). El primer tramo discurre paralelo (a veces solapado) a la conducción de agua que abastece los Jardines de Despeñaperrros (en cuya captación hay una fuente, junto al castañar que da nombre al sendero). Junto al arroyo hay formaciones en galería de alisos, fresnos, sauces y tamujos, favoreciendo la humedad de la umbría y la presencia de manantiales el crecimiento de castaños que alcanzan un gran porte; después el sendero se adentra en un bosque mediterráneo de encinas, alcornoques, enebros, con coníferas introducidas en repoblaciones forestales (predominando el pinar en la solana) y en la parte final ya aparecen quejigos y robles melojos.
Tras la continua (pero muy bonita) subida, el sendero conecta en el Collado de los Tubos con una pista forestal, que continúo a la izquierda y en la siguiente bifurcación a la derecha para visitar las ruinas del Castillo de Castro Ferral (Hisn el 'Iqáb). La primera referencia histórica a esta fortificación (levantada en tierra, tapial y mampuesto, al sur de la Peña de Malabrigo, controlando el desfiladero de la Losa) data de 1169, cuando fue conquistada por la Orden de Calatrava (aunque luego volvió a poder musulmán). En vísperas de la batalla de las Navas de Tolosa, la fortaleza fue abandonada por sus defensores almohades, ante el avance del ejército combinado castellano, aragonés y navarro, que huyeron hacia el sur (se cree que para atraer a los cristianos a una emboscada en el Paso de la Losa); tras la derrota musulmana, según una leyenda, los vencedores precipitaron a las tropas almohades por los desfiladeros del lugar y de ahí el nombre de Despeñaperros.
Hoy del castillo de Ferral, pese a su declaración de Bien de Interés Cultural, solo se conservan restos de muros y torres en sus lados oeste y suroeste y vestigios de un aljibe.
Vuelvo sobre mis pasos para continuar por pista forestal hacia el Collado de la Aviación; la pista termina junto a un refugio que fue un pequeño puesto de vigilancia aérea en la Guerra Civil, usado luego por pastores y por los dispositivos contraincendios.
Desde aquí arranca una senda que lleva al Mirador de los Órganos, de donde se tiene una impresionante panorámica, frente al Monumento Natural de Los Órganos. Este relieve de imponentes farallones constituye el bloque meridional de una falla en el que los estratos se encuentran en posición vertical, compuestos principalmente por cuarcita armoricana, de gran dureza, entre la que se intercalan pizarras. Se formó hace 500 millones años, a comienzos del Paleozoico, cuando todo este área estaba cubierto por un mar de escasa profundidad, que lentamente fue rellenándose de arenas y arcillas que, desde la Meseta, traían los ríos que aquí desembocaban; hace unos 300 millones de años, en el Cenozoico, durante la orogenia alpina, emergen las sierras interiores de la península ibérica por el choque entre las placas africana y europea y se forma el relieve actual, compuesto por cuarcitas con intercalaciones de pizarra (limos), doblando sus estratos hasta quebrarlos y disponerlos verticalmente. Después, la erosión diferencial de las aguas y el viento (con la mayor resistencia a la erosión de las cuarcitas) ha ido esculpiendo el relieve, originando esas formas que evocan los tubos verticales de un órgano musical.
Tras disfrutar del grandioso paisaje desde el Mirador, inicio un pronunciado descenso por el Sendero Barranco de la Niebla, también muy bien acondicionado en algún tramo más pendiente. En su primera parte permite continuar disfrutando de excelentes vistas, llegando a un cartel, junto una cancela, indicativo de la Cueva Vacas de Retamoso, uno de los abrigos que se abren al pie de los grandes bloques de cuarcita del
monte de Los Órganos (mole más elevada de cuantas forman la ladera oeste del desfiladero de Despeñaperros). Este abrigo es de fácil acceso, pudiendo contemplarse en sus paredes pinturas neolíticas (un poco más arriba se encuentra el pequeño abrigo del Gato, al que no recomiendo llegar por la peligrosidad de los últimos metros). Nuevamente, aquí se tiene una magnífica vista de Los Órganos, justo enfrente.
De vuelta al sendero, continúo hasta llegar al Barranco de la Niebla (aquí se pueden contemplar especies exóticas como cipreses y cedros, introducidos en los años cincuenta del pasado siglo, formando parte de un proyecto de ajardinamiento en el Parque Natural). Unos metros más de descenso me llevan a la Fuente de la Niebla, ya junto a la nacional IV, por la que regreso a la Venta de Los Jardines; son unos dos kilómetros de asfalto, pero acompañado de las vistas de Los Órganos para abrochar la ruta.
Se llega fácilmente al punto de inicio de la ruta dejando la A-4 por la salida 244 (Venta de Cárdenas) y luego en la rotonda tomando la salida para la antigua N-IVa, dirección Andalucía, aparcando kilómetro y medio después
junto al restaurante Venta de Los Jardines. Después hay que caminar unos metros por el arcén de la carretera, hasta la curva, por donde se deja el asfalto por el camino que arranca a su derecha; a los pocos metros, tras franquear una cancela, empieza el Sendero del Castañar de Valdeazores, muy bien acondicionado, que transita por la ladera del Barranco de Valdeazores, inicialmente por la margen izquierda del arroyo (lo cruzará varias veces). El primer tramo discurre paralelo (a veces solapado) a la conducción de agua que abastece los Jardines de Despeñaperrros (en cuya captación hay una fuente, junto al castañar que da nombre al sendero). Junto al arroyo hay formaciones en galería de alisos, fresnos, sauces y tamujos, favoreciendo la humedad de la umbría y la presencia de manantiales el crecimiento de castaños que alcanzan un gran porte; después el sendero se adentra en un bosque mediterráneo de encinas, alcornoques, enebros, con coníferas introducidas en repoblaciones forestales (predominando el pinar en la solana) y en la parte final ya aparecen quejigos y robles melojos.
Tras la continua (pero muy bonita) subida, el sendero conecta en el Collado de los Tubos con una pista forestal, que continúo a la izquierda y en la siguiente bifurcación a la derecha para visitar las ruinas del Castillo de Castro Ferral (Hisn el 'Iqáb). La primera referencia histórica a esta fortificación (levantada en tierra, tapial y mampuesto, al sur de la Peña de Malabrigo, controlando el desfiladero de la Losa) data de 1169, cuando fue conquistada por la Orden de Calatrava (aunque luego volvió a poder musulmán). En vísperas de la batalla de las Navas de Tolosa, la fortaleza fue abandonada por sus defensores almohades, ante el avance del ejército combinado castellano, aragonés y navarro, que huyeron hacia el sur (se cree que para atraer a los cristianos a una emboscada en el Paso de la Losa); tras la derrota musulmana, según una leyenda, los vencedores precipitaron a las tropas almohades por los desfiladeros del lugar y de ahí el nombre de Despeñaperros.
Hoy del castillo de Ferral, pese a su declaración de Bien de Interés Cultural, solo se conservan restos de muros y torres en sus lados oeste y suroeste y vestigios de un aljibe.
Vuelvo sobre mis pasos para continuar por pista forestal hacia el Collado de la Aviación; la pista termina junto a un refugio que fue un pequeño puesto de vigilancia aérea en la Guerra Civil, usado luego por pastores y por los dispositivos contraincendios.
Desde aquí arranca una senda que lleva al Mirador de los Órganos, de donde se tiene una impresionante panorámica, frente al Monumento Natural de Los Órganos. Este relieve de imponentes farallones constituye el bloque meridional de una falla en el que los estratos se encuentran en posición vertical, compuestos principalmente por cuarcita armoricana, de gran dureza, entre la que se intercalan pizarras. Se formó hace 500 millones años, a comienzos del Paleozoico, cuando todo este área estaba cubierto por un mar de escasa profundidad, que lentamente fue rellenándose de arenas y arcillas que, desde la Meseta, traían los ríos que aquí desembocaban; hace unos 300 millones de años, en el Cenozoico, durante la orogenia alpina, emergen las sierras interiores de la península ibérica por el choque entre las placas africana y europea y se forma el relieve actual, compuesto por cuarcitas con intercalaciones de pizarra (limos), doblando sus estratos hasta quebrarlos y disponerlos verticalmente. Después, la erosión diferencial de las aguas y el viento (con la mayor resistencia a la erosión de las cuarcitas) ha ido esculpiendo el relieve, originando esas formas que evocan los tubos verticales de un órgano musical.
Tras disfrutar del grandioso paisaje desde el Mirador, inicio un pronunciado descenso por el Sendero Barranco de la Niebla, también muy bien acondicionado en algún tramo más pendiente. En su primera parte permite continuar disfrutando de excelentes vistas, llegando a un cartel, junto una cancela, indicativo de la Cueva Vacas de Retamoso, uno de los abrigos que se abren al pie de los grandes bloques de cuarcita del
monte de Los Órganos (mole más elevada de cuantas forman la ladera oeste del desfiladero de Despeñaperros). Este abrigo es de fácil acceso, pudiendo contemplarse en sus paredes pinturas neolíticas (un poco más arriba se encuentra el pequeño abrigo del Gato, al que no recomiendo llegar por la peligrosidad de los últimos metros). Nuevamente, aquí se tiene una magnífica vista de Los Órganos, justo enfrente.
De vuelta al sendero, continúo hasta llegar al Barranco de la Niebla (aquí se pueden contemplar especies exóticas como cipreses y cedros, introducidos en los años cincuenta del pasado siglo, formando parte de un proyecto de ajardinamiento en el Parque Natural). Unos metros más de descenso me llevan a la Fuente de la Niebla, ya junto a la nacional IV, por la que regreso a la Venta de Los Jardines; son unos dos kilómetros de asfalto, pero acompañado de las vistas de Los Órganos para abrochar la ruta.
Waypoints
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Information
Easy to follow
Scenery
Moderate
Ruta muy bonita,