Castellar-Senda del Perro-Senda de las Ánimas-Cortijo El Campillo-Casería Urreli-Castellar

La aldea de El Castellar, en la cara norte de la sierra de Albayate, suele ser punto de partida de algunas rutas que, recorriendo ambas vertientes de la misma, nos ofrecen parajes de gran belleza. El pasado domingo, día 16 de enero, nos dirigimos, desde la propia aldea, hasta el llamado cortijo de La Sierra, pasando por la fuente del mismo nombre, y abordamos el ascenso por senderos con nombres tan sugerentes como “cañada de Dios”, “senda del Perro” y “senda de Las Ánimas”. Impresionantes vistas de La Tiñosa, partes de los senderos cubiertos de helada, algunos almendros en flor y cortijos arruinados fueron testigos de nuestro caminar en esta parte de la ruta que, a medida que iba ascendiendo, también nos permitió divisar Priego, Carcabuey, las dos Zagrillas y Esparragal.
Una vez alcanzada la cima, iniciamos el cresteo en dirección este, por una zona de lapiaz y densa vegetación que supuso cierta dificultad, y que nos ofreció una panorámica de Las Navas y los montes que la circundan y, más allá, Parapanda y Sierra Nevada, como telón de fondo. Al ir avanzando, avistamos la zona de Brácana y Venta Valero, Fuente Grande y hasta Alcaudete y la E.L.A. de La Bobadilla.
El descenso, ya de nuevo por un sendero que es, en realidad, un amplio camino jalonado de encinas, transcurrió más relajadamente. Llegado al cortijo llamado “El Campillo”, gira en dirección oeste y baja la vertiente, serpenteante, ofreciendo estupendas vistas de los magníficos olivares que llenan el paraje conocido por ese mismo nombre, a ambos lados de la carretera de Almedinilla, y, enfrente y a la izquierda, la propia sierra, preciosa desde su pie. Cuando llegamos a la casería de Urreli, o cortijo de Reyes, una impresionante edificación que, en sus mejores tiempos, acogió hasta a cinco familias, ya solo nos faltó un tramo llano que nos acercó hasta el punto de partida.
Como todas las que realizamos por estos parajes, la ruta, de unos catorce kilómetros, tuvo de todo: senderos preciosos, un punto de dificultad y exigencia, vistas espectaculares, buena compañía...