Castelo de Cerveira desde Cabeza de Manzaneda

Ruta que nos lleva desde lo alto de la estación de Cabeza de Manzaneda hasta la curiosa mole rocosa del Castelo de Cerveira, que con sus 300 m de altura destaca en medio del valle glaciar del río del mismo nombre.
Los primeros 8.5 km se hacen cómodamente, con ligeras subidas y bajadas, primero por la monótona pista ecológica que recorre toda la sierra de Queixa y, a partir de los 6 km, por otra más bonita que tomamos a la izquierda, y que nos ofrece unas amplias vistas sobre el embalse de Cenza, al frente, de la estación de Manzaneda, a la izquierda, y del propio Castelo de Cerveira, a la derecha.
Atención a los 8,5 km de ruta, en el collado de Torcebocas: Ahí debemos coger, a la derecha, el sendero que nos baja hasta el valle del río Cerveira. Al principio se pierde entre la vegetación, pero a los 30 m aparece de nuevo la traza (Ver última foto).
Tras 1 km de bajada, con algo de agua y algún tramo pronunciado, se llega a la pequeña mallada en la que comienza el valle. En este punto la traza se vuelve a perder. Debemos dejar el arroyo Cerveira a la derecha mientras avanzamos hasta el punto en donde cruzarlo, entre mucha vegetación. Este punto de cruce se reconoce por la presencia de árboles con varias ramas podadas, probablemente con la finalidad de dejar suficiente espacio para el paso.
Cruzado el arroyo, dejamos a la izquierda una antigua corte con el techo de piedra y seguimos por el sendero, ya más visible, hasta cruzarnos con el PRG-146 que viene desde la aldea de Pradoalbar. En este punto, perfectamente señalizado, y ya caminados 11 km, comienza la pronunciada subida de 300 m a lo largo de 1 km. Subida bien señalizada, hasta alcanzar el pico, a 1541 m de altura, pasando justo antes de la cima a través de los restos de la antigua “muralla” que rodea parcialmente la zona superior y que da nombre a este singular pico, muralla de origen incierto pero posiblemente romana, ya que a poco más de 1 km de allí, en el PRG-146, existe un pequeño puente romano muy bien conservado.
Hermosas vistas del estrecho valle del río Cerveira y de las malladas de origen glaciar que rodean al Castelo.
Ruta larga pero sencilla, con solo la fuerte subida al Castelo como punto algo más duro. Finalmente, cabría destacar que no hay ni fuentes ni sombra a lo largo del camino.
Un lugar curioso, bonito y escondido, en esta poco transitada sierra de Queixa.