Castil de Campos
near Castil de Campos, Andalucía (España)
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Itinerary description
Ruta por las inmediaciones de Castil de Campos, pequeño pueblo de la Subbética cordobesa, al que llego desde la N-432, saliendo por la CO-7201 (hacia Zamoranos) y, tras atravesar Fuente Tójar, entrando en Castil de Campos por la CO-7206; aparco junto al arranque de la calle Hornos y subo por ella para salir por la del Calvario a la Colada del Camino de Priego a Castil de Campos (junto al Polideportivo). Sigo por la vía pecuaria, pasando junto a la Cruz Camino de la Torre unos trescientos metros antes de cruzar la carretera y subir por un camino de tierra hacia el Cerro de de la Hambrona (o Peña de las Umbranas, como se conoció originalmente): aquí se encuentra un abrigo natural con restos de pinturas rupestres representando un pequeño cuadrúpedo (una cabra probablemente) y el basamento de una torre iberorromana cuadrangular (que se comunicaba visualmente con la Torre del Peñón del Águila y con otra que había en Sierra Leones, al otro lado del Desfiladero de las Angosturas); estas torres vigías (construidas con aparejo) debieron formar parte de las fortificaciones conocidas como las Torres de Aníbal o Torres de la Bética, aunque lo más probable es que su origen sea íbero, siendo reutilizadas y restauradas (o construidas de nueva planta) por cartagineses y romanos en el transcurso de la Segunda Guerra Púnica o en la guerra civil entre César y los hijos de Pompeyo.
Bajo atravesando un olivar hasta un camino y continúo en descenso por los Barrancos, hasta el Cortijo de Alborazor (o Alborozor), junto al arroyo del Pozo del Rey, desviándome por su ribera hasta una de las cascadas que forma. Este arroyo viene de Cañada Blanca camino del río Salado, afluente del Guadajoz.
Sigo por el camino de Alborazor, que, tras una primera subida, inicia, ya con Priego y la Sierra Horconera a la vista, un fuerte descenso. Hay que seguir luego por un sendero que se pierde en el olivar hasta el caserío de la Fuente, en las inmediaciones del manantial de Azores. Desde aquí retomo la Colada del Camino de Priego a Castil de Campos, ahora de vuelta, en empinada cuesta (asfaltada en sus primeros metros) por Sierra Cristina. Salgo del camino en las proximidades de la Torre de las Cabras, para subir a lo que queda de ésta, parte de su estructura maciza inferior; era una atalaya (o canuto) cilíndrica bajomedieval comunicada directamente con el Castillo de Priego y con otras torres similares, numerosas en las inmediaciones (al ser esta tierra frontera entre cristianos y musulmanes desde los siglos XIII al XV): la Torre de Castil de Campos (de la que se hace referencia en un manuscrito del siglo XVII como la Torre de Morales), la Torre Serbal (de la que sólo conservamos el topónimo y que debió situarse en las inmediaciones del mirador de Castil de Campos) y la Torre del Peñón del Águila.
Tras bajar del cerro de nuevo al camino, me desvío unos metros para visitar Cueva Honda, otra formación kárstica, una dolina casi circular de escasa profundidad, al borde de otra dolina mayor cuadrangular (que en el pasado se inundaba, dando lugar a una laguna, por lo que no se plantaron olivos hasta fechas recientes).
Vuelvo al camino, que dejo pronto por mi derecha cruzando el olivar hasta llegar a la carretera que lleva a la Ermita de la Virgen de la Cabeza; subo por ella en dirección a la ermita (con algún recorte por monte) y poco antes de llegar a la misma, tomo un carril que sale a la izquierda de la carretera. Atraviesa una finca privada, por lo que se debe ser muy respetuoso con la propiedad. Yo tuve la suerte de encontrarme con el propietario que, muy amablemente, me acompañó hasta la Cueva de los Mármoles, una de las más importantes del sur de Córdoba, donde se han encontrado una gran cantidad y variedad de restos materiales que abarcan desde la Prehistoria hasta el medievo: huesos de animales con señales de fuego, dientes de herbívoros de gran tamaño, buriles de sílex y fragmentos de asta trabajada (del Magdaleniense, al final del Paleolítico); una importante industria ósea pulimentada perteneciente al Neolítico (punzones, espátulas, azagayas, agujas y enmangues); brazaletes de arquero, denticulados de sílex y cerámica campaniforme de la Edad del Cobre (también cerámica bruñida de la Edad del Bronce); y dedales de época andalusí, uno de ellos de talabartero (fabricante de arreos y cinturones para colgar el armamento). Hoy los furtivos siguen visitando el interior de la gruta pero en busca del guano de los murciélagos (al parecer se usa para abonar en las plantaciones de marihuana).
Desando el sendero desde la cueva para continuar por el camino de Cañada Blanca atravesando Sierra Cristina, en dirección al cerro de la Torre Serbal, donde, en su ladera norte a unos 700 metros de altitud,
se encuentra el Mirador de Castil de Campos (construido en 1992, desde el cual se pueden contemplar Sierra Nevada, Alcalá la Real, Sierra Mágina, parte de la depresión Priego-Alcaudete, Sierra Caracolera, Porcuna, Sierra Alcaide y la Horconera). Pocos metros más abajo está la Ermita de Nuestra Señora del Rosario (construida entre los años 1999 y 2000), donde el segundo domingo de junio se viene celebrando la Romería de la Madre de Dios Divina Pastora.
Continúo las indicaciones del PR-A 443 (sendero Cueva Honda) para bajar a Castil de Campo, entrando por el barrio de Chirimeros, de empinadas calles y bonitos rincones. Por la calle de la Fuente, llego a la plaza del Rosario, presidida por la iglesia parroquial, en su origen una ermita que sirvió de enlace entre los dos núcleos fundacionales formados junto a las fuentes de los Chirimeros y del Otro Ejido.
Fue levantada por iniciativa de los campesinos de la zona, construida con sus manos y sus aportaciones, el año 1798, previa autorización de la Abadía de Alcalá la Real –que por entonces detentaba la autoridad eclesiástica en esta comarca-, y dedicada desde su fundación a Nuestra Señora del Rosario; en 1820 alcanzó estatuto de “ayuda de parroquia”, dependiendo a efectos de administración de sacramentos y otros ritos parroquiales hasta esa fecha de la iglesia vecina de Fuente Tójar. Su estructura actual es el año 1954, tras ser reconstruida la vieja ermita, ya muy deteriorada.
Enseguida llego a la calle Horno concluyendo la ruta.
Bajo atravesando un olivar hasta un camino y continúo en descenso por los Barrancos, hasta el Cortijo de Alborazor (o Alborozor), junto al arroyo del Pozo del Rey, desviándome por su ribera hasta una de las cascadas que forma. Este arroyo viene de Cañada Blanca camino del río Salado, afluente del Guadajoz.
Sigo por el camino de Alborazor, que, tras una primera subida, inicia, ya con Priego y la Sierra Horconera a la vista, un fuerte descenso. Hay que seguir luego por un sendero que se pierde en el olivar hasta el caserío de la Fuente, en las inmediaciones del manantial de Azores. Desde aquí retomo la Colada del Camino de Priego a Castil de Campos, ahora de vuelta, en empinada cuesta (asfaltada en sus primeros metros) por Sierra Cristina. Salgo del camino en las proximidades de la Torre de las Cabras, para subir a lo que queda de ésta, parte de su estructura maciza inferior; era una atalaya (o canuto) cilíndrica bajomedieval comunicada directamente con el Castillo de Priego y con otras torres similares, numerosas en las inmediaciones (al ser esta tierra frontera entre cristianos y musulmanes desde los siglos XIII al XV): la Torre de Castil de Campos (de la que se hace referencia en un manuscrito del siglo XVII como la Torre de Morales), la Torre Serbal (de la que sólo conservamos el topónimo y que debió situarse en las inmediaciones del mirador de Castil de Campos) y la Torre del Peñón del Águila.
Tras bajar del cerro de nuevo al camino, me desvío unos metros para visitar Cueva Honda, otra formación kárstica, una dolina casi circular de escasa profundidad, al borde de otra dolina mayor cuadrangular (que en el pasado se inundaba, dando lugar a una laguna, por lo que no se plantaron olivos hasta fechas recientes).
Vuelvo al camino, que dejo pronto por mi derecha cruzando el olivar hasta llegar a la carretera que lleva a la Ermita de la Virgen de la Cabeza; subo por ella en dirección a la ermita (con algún recorte por monte) y poco antes de llegar a la misma, tomo un carril que sale a la izquierda de la carretera. Atraviesa una finca privada, por lo que se debe ser muy respetuoso con la propiedad. Yo tuve la suerte de encontrarme con el propietario que, muy amablemente, me acompañó hasta la Cueva de los Mármoles, una de las más importantes del sur de Córdoba, donde se han encontrado una gran cantidad y variedad de restos materiales que abarcan desde la Prehistoria hasta el medievo: huesos de animales con señales de fuego, dientes de herbívoros de gran tamaño, buriles de sílex y fragmentos de asta trabajada (del Magdaleniense, al final del Paleolítico); una importante industria ósea pulimentada perteneciente al Neolítico (punzones, espátulas, azagayas, agujas y enmangues); brazaletes de arquero, denticulados de sílex y cerámica campaniforme de la Edad del Cobre (también cerámica bruñida de la Edad del Bronce); y dedales de época andalusí, uno de ellos de talabartero (fabricante de arreos y cinturones para colgar el armamento). Hoy los furtivos siguen visitando el interior de la gruta pero en busca del guano de los murciélagos (al parecer se usa para abonar en las plantaciones de marihuana).
Desando el sendero desde la cueva para continuar por el camino de Cañada Blanca atravesando Sierra Cristina, en dirección al cerro de la Torre Serbal, donde, en su ladera norte a unos 700 metros de altitud,
se encuentra el Mirador de Castil de Campos (construido en 1992, desde el cual se pueden contemplar Sierra Nevada, Alcalá la Real, Sierra Mágina, parte de la depresión Priego-Alcaudete, Sierra Caracolera, Porcuna, Sierra Alcaide y la Horconera). Pocos metros más abajo está la Ermita de Nuestra Señora del Rosario (construida entre los años 1999 y 2000), donde el segundo domingo de junio se viene celebrando la Romería de la Madre de Dios Divina Pastora.
Continúo las indicaciones del PR-A 443 (sendero Cueva Honda) para bajar a Castil de Campo, entrando por el barrio de Chirimeros, de empinadas calles y bonitos rincones. Por la calle de la Fuente, llego a la plaza del Rosario, presidida por la iglesia parroquial, en su origen una ermita que sirvió de enlace entre los dos núcleos fundacionales formados junto a las fuentes de los Chirimeros y del Otro Ejido.
Fue levantada por iniciativa de los campesinos de la zona, construida con sus manos y sus aportaciones, el año 1798, previa autorización de la Abadía de Alcalá la Real –que por entonces detentaba la autoridad eclesiástica en esta comarca-, y dedicada desde su fundación a Nuestra Señora del Rosario; en 1820 alcanzó estatuto de “ayuda de parroquia”, dependiendo a efectos de administración de sacramentos y otros ritos parroquiales hasta esa fecha de la iglesia vecina de Fuente Tójar. Su estructura actual es el año 1954, tras ser reconstruida la vieja ermita, ya muy deteriorada.
Enseguida llego a la calle Horno concluyendo la ruta.
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