Castillo de Alcalá (Puebla de Mula) desde Los baños de Mula

Mi pobreza intelectual me ha hecho estar pasando durante toda mi vida frente a las ruinas de la fortaleza de Alcalá, entre las pedanías muleñas de Los baños y La puebla, sin saber que eran eso, las ruinas de una fortaleza. El pedazo de cruz (olé, que no falten) y una tira de edificio en lo alto del cerro, me hacían pensar en restos de una ermita o algo así, pero no me terminaba de cuadrar.
Por fin, hace pocos años, me enteré de que eran los restos de un recinto militar, puede que una especie de almacén de recaudación de impuestos de la zona, de origen musulmán, quizás del siglo VIII, lo que lo convertiría en uno de los castillos más antiguos de la región. Una vez conquistada Murcia por los castellanos, parece que siguió operativo hasta el siglo XIV, momento en el que comenzó su venida a menos. Hoy en día, desde luego, lo que vemos debe ser una sombra de lo que fue, pero aun así merece la pena, y paseando por su amplia explanada no es difícil imaginar lo importante que pudo ser. Apenas hay restos de una dependencia importante y algún trozo de muralla, además de sus relativamente bien conservados aljibes y pozo central. Resalta la puerta de entrada, acodada, para hacer más dificultosa la invasión del recinto, restaurada a raíz del terremoto de 1999.
Hablando ahora desde el punto de pista wikiloquero, el acceso no tiene ningún misterio, y es prácticamente un paseo apto para todos los públicos. Yo eché mano de la ruta de Isidoromf http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8837515 (gracias, Isidoro) y de joseypepi_12 http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9182764 (gracias, joseypepi).
Como parecía demasiado poco y el cuerpo me pedía guerra, dejé el coche en el pequeño y cuco parking inmediatamente anterior a Los baños de Mula, con la intención de llegar al inicio de la ruta de Isidoro siguiendo el curso del río Mula. Durante un tramo, seguir el río fue una buena idea, pero llegó un momento, al escaso kilómetro, en el que los cañaverales y el barro me hicieron desistir (más, teniendo en cuenta que iba solo y era por la tarde, que cuesta más trabajo controlar los tiempos para evitar que se te eche la noche encima); así que remonté por una estrecha senda que me sacaba por la margen derecha. Esta senda se desdibujaba por la abundante hierba nacida a raíz de las últimas lluvias, pero llegar de nuevo al río, un poco más adelante, es bastante intuitivo, no problem. De esa forma, llegamos hasta La puebla de Mula, donde inicia la ruta Isidoro.
Cuando llevaba unos minutos y tocaba cruzar el río Mula por una zona sencilla, oí ladrar perros a la otra orilla, en campo puro, y me rajé, así que hice esa absurda vuelta atrás en dirección a Los Baños, ahora por carretera requetesecundaria. El sol bajaba y daba la andada por perdida, pero como vi que era realmente fácil llegar por el desvío -desvío dirección Librilla-, casi sin querer me vi en lo alto del Castillo. Prueba conseguida.
Este rodeo fue bastante tonto, pero se vio recompensado porque atravesé unos preciosos campos repletos de amapolas reventonas, hasta llegar al -muy deteriorado- camino de acceso natural al cerro.
Si descubriera que, finalmente, se puede hacer el río, sería un complemento perfecto para añadir a la subida, y si no te quieres calentar la cabeza, pues sigue una de las dos rutas que he nombrado y chimpún.