CASTRO DE REI. Rutas do Azumara e da Escrita e algo mais

Se trata de hacer la Ruta del Rio Azumara enlazar con parte de la ruta del Monte Escrita y volver entre monte y aldeas al Castro de Viladonga
Ruta do Rio Azumara
El castro de Viladonga es el punto de partida de esta ruta, con un recorrido estimado en nueve kilómetros de longitud. Desde el castro se ve una amplia perspectivade la Terra Chá, la sierra de Meira y el valle del Miño.
El camino continúa por el monte do Cordal, que ofrece una subida suave y cómoda con buenas panorámicas del Val de Francos y de la sierra de Meira llegando incluso a divisarse el Pedregal de Irimia como una mancha blanquecina. Después, el camino baja y gira hacia la derecha para encontrarse con el río Azúmara. Así, se llega al llamado monte das Penas. Un enclave que debe su nombre a las numerosas rocas, pequeñas y blancas, que salpican su geografía. Al fondo aparece ya el Cadramón, frontera natural con Viveiro. A partir de este punto, el camino se adentra en un extenso y mágico campo de abedules, cediendo todo el protagonismo al cauce del río hasta llegar a Monelos, ya en la parroquia de Azúmara. Más adelante hay que cruzar un puente —tras el que aparece un molino— y la llamada casa de Portas, con señorial chimenea. Hízose en 1841, reza un grabado sobre la entrada. Sin embargo, la dependencia más antigua de este conjunto está al otro lado de la carretera y tiene su origen en el siglo XVI. En ella aún se puede ver un escudo sencillo.
El itinerario continúa cruzando la Ponte da Lastra. A partir de este puto el camino se vuelve estrecho, hondo y más sombrío por la abundancia de arboredo. A la izquerda, el monte do Quinto y la carballeira do Rei, con altísimos robles, castaños y abedules plateados. Un poco más adelante nace el canal que llevaba el agua para la mina de arsénico, hoy abandonada. De la mina se llegó a sacar plata y la leyenda asegura que sigue escondiendo oro en sus entrañas. El segundo molino de este recorrido es el de Rota. Allí el Azúmara forma un pequeño embalse natural y comienza el tramo final de la ruta, que desemboca en Castro de Rei, un lugar que también atesora siglos de historia y que no hay que dejar de visitar.
La ruta do Azúmara fue señalada como tal por la asociación Amigos da Feira de Castro de Rei. Su intención fue la de unir la belleza del paseo con las letras. Por este motivo, todo el recorrido está salpicado de escritos resguardados en cajones de metacrilato que siguen el camino junto a los numerosos ‘chantos’ de losa con el torques de Iván Alvite grabado.
Este camino comienza de la mano de Manuel María en el castro de Viladonga. Tras él, también han dejado su huella a orillas del Azúmara Marica Campo, Avelino Díaz, Lois Diéguez, Díaz Castro, Xosé Miranda, Xabier Cordal, Iglesia Alvariño, Rábade Paredes, Fernán Vello, Carmiña Prieto, Crecente Vega, Francisco da Fientosa, Bernardo García Cendán, García Mato, Xohán Cabana, Ánxel Fole y Margarita Ledo.
Ruta da Escrita
Se trata de una senda de unos siete kilómetros de longitud que va de la iglesia de Castro de Rei a la parroquia de Coea. A su paso, el caminante se encuentra 24 piedras con poemas sobre la comarca chairega y, a 300 metros de la iglesia parroquial de Santa Leocadia, puede ver el gran vía crucis de la comarca, la estatua del Sagrado Corazón, que vigila Terra Chá desde sus 25 metros de altura.