Castrocalbón

Salimos desde el centro de Castrocalbón en dirección Oeste, y dejando unas bodegas a la derecha, ascendemos hasta la planicie que se divisa llegando al pueblo por la carretera LE-110. Continuamos hacia el Oeste dejando a nuestra derecha una ladera sin cultivar. El resto son todo tierras de labranza y alguna viña.

Llegamos a la intersección con un camino, a la izquierda tenemos una pequeña laguna, y casi enfrente, un pinar en forma triangular. Tomamos el cortafuegos del lado izquierdo y continuamos hasta que divisamos una tierra cuadrangular bien cultivada.

Al llegar a esta tierra la rodeamos por su lado oeste en dirección sur. Continuaremos en esa dirección por tierras muy húmedas hasta encontrar otro camino de acceso a las tierras de labranza. Giramos hacia el este retomando el camino hacia Castrocalbón pasando por un sardonal.

Ya de nuevo en el camino hacia Castrocalbón, tan sólo hay que continuar todo recto en dirección al pueblo hasta encontrarnos unas ruinas de tierra apisonada. Dichas ruinas son de lo que fuera un suntuoso palacio construido a finales del siglo XIV o primeros del XV: en la fachada sur un sobrio arco de los tres que conformaban ésta, y en la parte norte un enorme "paredón" de tierra apisonada. Estos restos constituyen la imagen más genuina de la Villa. Fue declarado Bien de Interés Cultural el 22-04-1949.

Antes de este palacio se asentó un castro, construcción defensiva prerromana, probablemente de finales de la II Edad del Hierro y que fue utilizado posteriormente como castillo, ya que se conservan restos de argamasa de una fortaleza medieval (con foso y aljibe) cuya fecha de construcción puede situarse a mediados del siglo XII.

Cerca de allí, se encuentra la ermita de nuestra señora del Castro. Es de planta rectangular notándose las numerosas reconstrucciones que ha sufrido. Son interesantes algunas de sus imágenes.

Al lado derecho del camino, desde el que divisamos Castrocalbón, también está la iglesia del Salvador, edificio bien conservado, cuya cabecera es de albañilería morisca, y las naves una obra ruda posterior, como del siglo XIII.

Descendemos por una calle para retornar al punto de partida.