Cazorla.Caminos y aldeas de otro tiempo.30-ABR-16
near Casa de las Tablas, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta espectacular que transcurre por algunos de los parajes más bellos y emblemáticos que nos podemos encontrar por esta zona de la sierra segureña.
Se inicia la ruta desde la Casa de los Bonales junto al río Aguamulas y un suave ascenso por la pista forestal, llegaremos hasta el arroyo del Hombre, dónde hay que desviarse a la izquierda. Un fuerte aguacero empezó en este tramo y me acompañó hasta que me pude refugiar en una de cuevas del cortijo del Tío Ratón a la espera de que amainara la lluvia.
Después de recorrer este viejo lugar y sus grutas excavadas a base de sudor y sufrimiento, de disfrutar las vistas que la naturaleza nos ofrece hay que reanudar la ruta, que todavía queda mucho por caminar. Se inicia ahora un corto pero riguroso ascenso que poco a poco se irá aplacando hasta llegar a otro de los sorprendentes lugares que en esta jornada iremos descubriendo, la escarpada zona por dónde transcurre el arroyo de las Grajas y sus grandiosas cuevas. Hay que descender hasta el arroyo si queremos acercarnos y acceder a la gran cueva de las Grajas. La erosión del terreno hace dificultoso subir hasta la gruta pero con un poco de precaución podremos llegar y contemplar esta inmensa cueva.
Para continuar nuestra ruta debemos retroceder levemente e iniciar el ascenso a la pared que tenemos enfrente. Todavía podemos ver o al menos intuir lo que fue el viejo camino que ascendía zigzagueando hasta el Puntal de las Cabras. El tiempo ha deteriorado mucho el camino y algún tramo se hace por intuición y buscando la forma más natural de seguir con el ascenso. Una vez arriba, tomaremos un respiro ya que la ruta transcurre por terreno con poco desnivel y siguiendo el curso del arroyo de Las Grajas llegamos a la zona llamada Huertos Nuevos, donde todavía se pueden apreciar las terrazas y bancales que utilizaban los antiguos pobladores del territorio.
Toca ahora desviarnos a la izquierda y cruzar el arroyo para iniciar de nuevo un ascenso aunque más suave que los anteriores. Pasamos por un terreno de repoblación de pinos y enseguida estamos en las ruinas del cortijo de Los Alguaciles. Si miramos al frente veremos el Chuscarrón, monte que tenemos que ascender para colocarnos en su vertiente opuesta. Por el cortijo pasa un camino que tomamos hacia la derecha y que si lo siguiéramos llegaríamos a Las Canalejas, pero cuya visita la dejamos para más adelante. Después de un corto tramo por este camino salimos por la derecha e iniciamos una subida por una vieja senda que enseguida localizaremos que todavía se encuentra en buen estado y que nos va a llevar hasta la cima. Desde aquí la panorámica es grandiosa, Banderillas, Castellón de los toros, Villas, Majal Alto, Miradores, emblemas de la sierra se ven desde esta azotea natural. Ahora toca descender poco a poco, sin mucho desnivel hasta encontrarnos con el camino de Las Espumaderas y dejando a nuestra derecha las ruinas de la casa forestal Prado de la Peguera.
Ya divisamos los Centenares, una de las aldeas y cortijos expropiados allá por los años 60 cuando se creó el Coto Nacional de Caza. Enclavada en una loma, esta abandonada aldea todavía mantiene bastantes de sus casas en buen estado para el tiempo transcurrido desde que sus habitantes tuvieron que forzosamente deshabitarlas. Incluso una de ellas está bien conservada y arreglada ya que como dice un cartel “Esta casa no está expropiada” y probablemente recibirá la visita de tiempo en tiempo de su dueño. Existe aquí un grifo para poder rellenar nuestras cantimploras y un banco y mesa de obra ideales para descansar un rato y reponer fuerzas con un buen bocadillo. Una vez realizado el obligatorio paseo por las viejas callejuelas y entrar en alguna de las casas, con bastante precaución por su estado ruinoso, toca decir adiós a este perdido lugar. Volveremos más o menos sobre nuestros pasos hasta alcanzar de nuevo el camino que traíamos. Todavía contemplamos a lo lejos y ya empequeñecido por la lejanía Los Centenares a los pies de la inmensa muralla de los Miradores.
El siguiente destino es alcanzar Las Canalejas, bien continuando por el camino o bajando por la primitiva senda que se encuentra al otro lado del camino. Esta es la opción que tomaremos en nuestro caso y que nos llevará en un rápido descenso hasta el cementerio de Las Canalejas que se encuentra justo a la entrada de esta aldea. La puerta de entrada al camposanto está bloqueada pero si queremos entrar, podemos hacerlo por el lado que da al camino ya que parte del muro se ha derrumbado. La existencia de este cementerio junto con la iglesia que se encuentra más adelante, muestra la importante población de debía de existir en Las Canalejas y resto de los cortijos de los alrededores. La iglesia se encuentra un poco más allá y aunque ya ha perdido su techumbre, todavía mantiene sus paredes y parte de la torre del campanario. Supongo que las autoridades del momento no se atrevieron a derruirla por ser un lugar sagrado, pero que si hicieron con las viviendas de los pobladores puesto que están totalmente derruidas. Habría que preguntarse por qué no se actuó de igual forma por otras partes de la sierra.
Retomemos el camino. Justo donde se cruza el arroyo de Las Canalejas, al final de la aldea, nos desviamos a la derecha. Pasamos por lo que seguramente serian campos para el cultivo y nos adentraremos en el Estrecho de Carriquí. Aunque al principio el camino está un poco perdido y enmatojado, enseguida se despeja y queda al descubierto uno de esos caminos de herradura construidos a conciencia, como se hacían las cosas antiguamente. El Estrecho de Carriquí es la abrupta y escarpada depresión entre los montes Morrón de las Canalejas y el Puntal, por dónde transcurre el arroyo de Las Canalejas con zonas de mucho desnivel. El camino va serpenteando y siguiendo el curso del riachuelo abriéndose paso en la roca y salvando grandes desniveles en un paisaje de gran belleza y dónde no es difícil encontrarse con cabras trepando por las peñas. En el último tramo del Estrecho de Carriquí el camino transcurre a gran altura por un barranco donde un derrumbe ha dejado el paso más estrecho por lo que es conveniente pasarlo con precaución. Enseguida nos adentramos en el monte en una zona denominada Los Chozones llegando poco más allá al camino de la Cuesta de Mirabueno.
Este es el camino que tenemos que seguir ya el resto de la ruta hasta enlazar con la pista forestal que transcurre paralela al Guadalquivir y que nos llevará de nuevo a Los Bonales, pero si queremos ahorrarnos un buen pellizco de trayecto después de una jornada tan larga, podemos atajar por el cortafuego que hallaremos en nuestra ruta. El descenso por el cortafuego tiene bastante desnivel pero el terreno no está en mal estado y se hace sin dificultad.
Se inicia la ruta desde la Casa de los Bonales junto al río Aguamulas y un suave ascenso por la pista forestal, llegaremos hasta el arroyo del Hombre, dónde hay que desviarse a la izquierda. Un fuerte aguacero empezó en este tramo y me acompañó hasta que me pude refugiar en una de cuevas del cortijo del Tío Ratón a la espera de que amainara la lluvia.
Después de recorrer este viejo lugar y sus grutas excavadas a base de sudor y sufrimiento, de disfrutar las vistas que la naturaleza nos ofrece hay que reanudar la ruta, que todavía queda mucho por caminar. Se inicia ahora un corto pero riguroso ascenso que poco a poco se irá aplacando hasta llegar a otro de los sorprendentes lugares que en esta jornada iremos descubriendo, la escarpada zona por dónde transcurre el arroyo de las Grajas y sus grandiosas cuevas. Hay que descender hasta el arroyo si queremos acercarnos y acceder a la gran cueva de las Grajas. La erosión del terreno hace dificultoso subir hasta la gruta pero con un poco de precaución podremos llegar y contemplar esta inmensa cueva.
Para continuar nuestra ruta debemos retroceder levemente e iniciar el ascenso a la pared que tenemos enfrente. Todavía podemos ver o al menos intuir lo que fue el viejo camino que ascendía zigzagueando hasta el Puntal de las Cabras. El tiempo ha deteriorado mucho el camino y algún tramo se hace por intuición y buscando la forma más natural de seguir con el ascenso. Una vez arriba, tomaremos un respiro ya que la ruta transcurre por terreno con poco desnivel y siguiendo el curso del arroyo de Las Grajas llegamos a la zona llamada Huertos Nuevos, donde todavía se pueden apreciar las terrazas y bancales que utilizaban los antiguos pobladores del territorio.
Toca ahora desviarnos a la izquierda y cruzar el arroyo para iniciar de nuevo un ascenso aunque más suave que los anteriores. Pasamos por un terreno de repoblación de pinos y enseguida estamos en las ruinas del cortijo de Los Alguaciles. Si miramos al frente veremos el Chuscarrón, monte que tenemos que ascender para colocarnos en su vertiente opuesta. Por el cortijo pasa un camino que tomamos hacia la derecha y que si lo siguiéramos llegaríamos a Las Canalejas, pero cuya visita la dejamos para más adelante. Después de un corto tramo por este camino salimos por la derecha e iniciamos una subida por una vieja senda que enseguida localizaremos que todavía se encuentra en buen estado y que nos va a llevar hasta la cima. Desde aquí la panorámica es grandiosa, Banderillas, Castellón de los toros, Villas, Majal Alto, Miradores, emblemas de la sierra se ven desde esta azotea natural. Ahora toca descender poco a poco, sin mucho desnivel hasta encontrarnos con el camino de Las Espumaderas y dejando a nuestra derecha las ruinas de la casa forestal Prado de la Peguera.
Ya divisamos los Centenares, una de las aldeas y cortijos expropiados allá por los años 60 cuando se creó el Coto Nacional de Caza. Enclavada en una loma, esta abandonada aldea todavía mantiene bastantes de sus casas en buen estado para el tiempo transcurrido desde que sus habitantes tuvieron que forzosamente deshabitarlas. Incluso una de ellas está bien conservada y arreglada ya que como dice un cartel “Esta casa no está expropiada” y probablemente recibirá la visita de tiempo en tiempo de su dueño. Existe aquí un grifo para poder rellenar nuestras cantimploras y un banco y mesa de obra ideales para descansar un rato y reponer fuerzas con un buen bocadillo. Una vez realizado el obligatorio paseo por las viejas callejuelas y entrar en alguna de las casas, con bastante precaución por su estado ruinoso, toca decir adiós a este perdido lugar. Volveremos más o menos sobre nuestros pasos hasta alcanzar de nuevo el camino que traíamos. Todavía contemplamos a lo lejos y ya empequeñecido por la lejanía Los Centenares a los pies de la inmensa muralla de los Miradores.
El siguiente destino es alcanzar Las Canalejas, bien continuando por el camino o bajando por la primitiva senda que se encuentra al otro lado del camino. Esta es la opción que tomaremos en nuestro caso y que nos llevará en un rápido descenso hasta el cementerio de Las Canalejas que se encuentra justo a la entrada de esta aldea. La puerta de entrada al camposanto está bloqueada pero si queremos entrar, podemos hacerlo por el lado que da al camino ya que parte del muro se ha derrumbado. La existencia de este cementerio junto con la iglesia que se encuentra más adelante, muestra la importante población de debía de existir en Las Canalejas y resto de los cortijos de los alrededores. La iglesia se encuentra un poco más allá y aunque ya ha perdido su techumbre, todavía mantiene sus paredes y parte de la torre del campanario. Supongo que las autoridades del momento no se atrevieron a derruirla por ser un lugar sagrado, pero que si hicieron con las viviendas de los pobladores puesto que están totalmente derruidas. Habría que preguntarse por qué no se actuó de igual forma por otras partes de la sierra.
Retomemos el camino. Justo donde se cruza el arroyo de Las Canalejas, al final de la aldea, nos desviamos a la derecha. Pasamos por lo que seguramente serian campos para el cultivo y nos adentraremos en el Estrecho de Carriquí. Aunque al principio el camino está un poco perdido y enmatojado, enseguida se despeja y queda al descubierto uno de esos caminos de herradura construidos a conciencia, como se hacían las cosas antiguamente. El Estrecho de Carriquí es la abrupta y escarpada depresión entre los montes Morrón de las Canalejas y el Puntal, por dónde transcurre el arroyo de Las Canalejas con zonas de mucho desnivel. El camino va serpenteando y siguiendo el curso del riachuelo abriéndose paso en la roca y salvando grandes desniveles en un paisaje de gran belleza y dónde no es difícil encontrarse con cabras trepando por las peñas. En el último tramo del Estrecho de Carriquí el camino transcurre a gran altura por un barranco donde un derrumbe ha dejado el paso más estrecho por lo que es conveniente pasarlo con precaución. Enseguida nos adentramos en el monte en una zona denominada Los Chozones llegando poco más allá al camino de la Cuesta de Mirabueno.
Este es el camino que tenemos que seguir ya el resto de la ruta hasta enlazar con la pista forestal que transcurre paralela al Guadalquivir y que nos llevará de nuevo a Los Bonales, pero si queremos ahorrarnos un buen pellizco de trayecto después de una jornada tan larga, podemos atajar por el cortafuego que hallaremos en nuestra ruta. El descenso por el cortafuego tiene bastante desnivel pero el terreno no está en mal estado y se hace sin dificultad.
Waypoints
Waypoint
2,339 ft
Barrera camino de la Cuesta de Mirabueno
Ruins
3,448 ft
Cortijo de las Grajas
Intersection
2,496 ft
Desvío dcha
Comments (3)
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BUENAS NOCHES,,,PODRIAS DECIRME SI LA SENDA DESDE CANALEJAS ES DECIR CARRIQUI
,,,ES FACTIBLE EN BICI???
Hola. Yo te diría que no, porque hay tramos que son delicados para ir andando y en bici bastante más. También en algún momento se va monte a través, que siendo fácil para andar con la bici lo veo complicado. Siempre queda la opción de bajarse de la bici.
Saludos.
OK MUCHAS GRACIAS...LO HARE ANDANDO.saludos