Cella Prelata; La Cueva, el Covanuto; Necrópolis y Monasterio de S. Juan de la Hoz; la Revilla; Casa de la Granja de Valdenubla.

Circular desde la localidad de Cillaperlata, Barrio de Abajo, para descubrir los eremitorios rupestres de finales del S. VIII de La Cueva y el Covanuto.

Luego, salimos de la localidad para tomar el sendero GR-99, a orillas de río Ebro en sentido ascendente y por la margen derecha para llegar a un cruce con la carretera.
La atravesamos y de frente entre robles llegamos al Barrio de Arriba o La Revilla.
Se trata de un barrio ya ruinoso que hacia de puente entre el monasterio de San Juan de la Hoz y el resto de los mundanos.

El sendero está en perfectas condiciones por su mantenimiento y por sus indicaciones para disfrutar de uno de los rincones con más historia y magia de Merindades.

Poco después llega la necrópolis más antigua de la provincia de Burgos.
Se trata de casi un centenar de tumbas antropomorfas donde se encuentran huellas de la simbiosis entre las culturas ancestrales de los cántabros como pueblo primitivo de la Comarca y las creencias visigodas que los cristianizaron. O por lo menos, lo intentaron creando Cellas con la de San Juan de la Hoz, que poco más adelante vamos descubrir.

Dejamos los restos de lo que en su día perteneció al Monasterio de Oña y después de avanzar cómodamente se llega a una portilla para girar bruscamente a la derecha y comenzar a ascender por una senda muy empinada y maravillosa hasta el collado de la Campa de Orihuela.
Desde aquí se puede optar por ganar las cimas de los Castros al oeste y del alto del Tozo al este.
Nosotros no elegimos hoy ninguna y descendemos en perpendicular a estos Castros hasta coincidir con el Camino de Oña, que sale desde la ciudad de Frías.

Por una pista ancha vamos encajados entre el bosque y las peñas de la sierra de la Llana hasta situarnos justo en el cauce del arroyo del Coto que ha logrado crear el desfiladero de la Hoz.

Sería interesante poder cruzarlo, pero hoy nos encaminamos hasta la Casa de la Granja de Valdenubla.
Tan solo quedan en pie cuatro paredes de lo que fue una explotación ganadera en el límite jurisdiccional entre Quintanaseca y Cillaperlata.

Seguimos el camino y sin, apenas darnos cuenta, un cruce nos marca que podemos seguir de frente hacia los Miradores de Oña o girando a la derecha iremos cerrando el perímetro de la ruta de hoy.
El sendero es de cuento.

Maravillosos senderos poseen los Montes Obarenes, y su mantenimiento es modélico.

El portillo del Carril permite botar a la ladera norte de la sierra, pero ahora nos situamos en la parte occidental de la Hoz.

Un descenso rápido con unas vistas de los pliegues del monte dejan a cualquiera sin palabras. Nosotros no somos menos y disfrutamos en silencio y con una sonrisa del acierto por escoger este recorrido tan interesante.

Finaliza el descenso de la ladera y volvemos a encontrar La Revilla.
desde ahí se regresa por donde habíamos iniciado este viaje al pasado de nuestra Comarca.

Ruta de muy alto interés por sus tesoros naturales, arqueológicos e históricos que alberga en apenas 11 kilómetros.

Además, la guinda a esta jornada la obtenemos al plegarnos ante la única talla original de las dos que se crearon de Nuestra Señora de Covadonga, y que se encuentra en la iglesia de Santa María de Cillaperlata.