Central de Anzáñigo-Vértice de Campaniella

-Duración, unas 4:30 horas en total, sin contar paradas.
-Desnivel, 500 metros de subidas y descensos.

Si venimos desde el pantano de la Peña, una vez rebasado el pueblo de Anzáñigo y nada mas dejar atrás el camping motero, parte a la derecha una pista sin indicación que lleva a la central hidroeléctrica. El auto puede dejarse al comienzo de una pista por la que comienza nuestra andadura. No se ven señales que prohiban la conducción por este carril, aunque mas adelante sí aparecen unas de circulación restringida. En todo caso, el trecho pistero conlleva media hora de plácido caminar teniendo vistas al río Gállego y sus meandros.

A la vera de la canal de agua se llega al vado sobre el río Moro. Justo después sale un carril a la izquierda que lleva bajo el acueducto. Este desvío se puede tomar a la vuelta con ánimo de bañarse en un par de pozas situadas aguas arriba del puente. Ahora toca seguir la pista principal durante 5 minutos en subida, hasta ver el ramal a la izquierda que nos interesa.

El canal vuelve a acompañarnos en este tramo que accede a la plataforma superior del acueducto. Una balsa de agua retiene el caudal antes de ser conducido por el tablero del puente. Vetusta obra a la que se le notan los años. Una pasarela ayuda a salvar el canal, y al otro lado nace el camino que desciende al barranco del río Moro. Curiosamente tiene un primer tramo en cuesta, para luego ir a media ladera escoltado de pinos y quejigos. La maleza invade a ratos la traza del carril, sin constituir impedimento al buen andar.

El carril empalma con otro que sube hacia la pardina de Salamaña Alta, pero nuestra ruta prosigue un trecho junto al cauce del río Moro. Vendrán dos cruces del barranco sin complicaciones por su escaso caudal. Tras el segundo vadeo llegará el momento de abandonar la pista y meterse en la espesura. Este día hubo que pasar al otro lado de una alambrada por un paso abierto. Es el inicio de una vieja trocha que asciende por la ladera.

A partir de ahora el matorral viste la traza del carril con diversas matas que, como ocurre con los pimientos, unas pinchan y otras non. Es recomendable el uso del pantalón largo, aunque la marcha resulta llevadera y menos fustigante de los esperado. Alguna corta lazada y la trocha alcanza una intersección difusa en la que fijarse para la vuelta. El rumbo es sostenido hacia el este, con reducción en la anchura de la traza que a tramos se convierte en sendero.

Prestar atención a un cruce, justo tras rebasar unos pequeños barrancos que deben llevar agua en primavera, en donde se incorpora otra senda por la izquierda. Debe venir también del lecho del río Moro, y al regresar conviene no pasarse el desvío. Quien sus escribe puso el único hito de piedras de la jornada en este punto. Y es que la traza se mantiene clara y sale a la pista de la Pardina de Salamaña Alta, la que antes habíamos dejado junto al río Moro.

En frente de nuestra salida pistera arranca una nueva trocha que sube al cordal de la sierra. La pendiente aumenta en repechos donde mantener rumbo este en los cruces que se presenten. El pinar y su matorral bajo siguen adornando el paisaje.

El camino accede al cordal de la sierra y prosigue por el mismo con traza de sendero. . Media ladera que acaba en las inmediaciones de un antiguo corral en ruina, cuyo nombre no figura en los mapas de la zona que manejo. Es de grandes dimensiones y con borda aledaña. El trecho final de ascenso al Vértice del Campaniella discurre fuera de camino, sólo con los rastros dejados por el ganado como vía de acceso a la cresta. Últimos metros entre la fronda para alcanzar un recóndito y solitario vértice que pocas visitas recibirá a lo largo del año. El paisaje enrededor se halla bastante tapado por el follaje del arbolado, con la silueta de Oroel y San San Juan de la Peña recortándose al norte. Al sur quedan la Sierra de Loarre y el valle del río Gállego. Las muchas nubes de este día impidieron contemplar otras sierras y lugares.

Una ruta para los muy cafeteros del prepirineo oscense.